Escrito por una Compañera que Estuvo en Morazán

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EL MOZOTE

Por Irene

Día
11 de diciembre de 1991. Parecía
un día
como todos, y en efecto había
salido el sol; se oyó
el canto de los gallos; la gente se levantó
temprano. Una aparente calma existía
en Morazán.
Decimos aparente porque al amanecer de ese día
ya había
un gran movimiento en torno al recuerdo de la masacre que un día
como éste,
en 1981, todos, grandes y chiquitos, estaban pendientes.


Desde
la capital, San Salvador, se acercaba una caravana de vehículos
transportando personas que en ese día
participarían en el evento; personas que fueron detenidas en los
diferentes retenes a lo largo de la carretera entre San Miguel y San
Francisco Gotera. Al mismo tiempo que esto sucedía, una marcha se
preparaba para salir de Arambala hacia El Mozote. Los ancianos que
ya no podían hacer grandes caminatas, solamente recordaban aquella
fecha, como es el caso de una anciana que comentaba que su familia
había sido asesinada en ese nefasto día, y que ella, “gracias a
Dios”, ya se había ido a Colomoncagua, Honduras. Esta anciana no
pudo ir, pero centenares lo hicieron por ella. Así caminaron y
caminaron hasta llegar al lugar de la conmemoración. Ya estando allí
las emociones salían a relucir en ellos…”¿Y los de San
Salvador?” 
se preguntaban, mientras continuaban esperando.


Mientras
tanto, en medio de un gran silencio, fue descubierta una familia, un
monumento para no olvidar, ¿y cómo olvidar?, si ha sido un pueblo
tan sufrido que no puede olvidar, tal y como se hizo notar en el
testimonio de Rufina, quien narraba su experiencia.


Allí
donde se aglutinaba la multitud dio inicio un acto religioso,
dirigido por el Padre Esteban Velásquez, en donde resucitó a cada
uno: niños, ancianos, hombres y mujeres, familia por familia fue
levantada en cada palabra y frase pronunciada, a lo largo de la
tarde, noche y madrugada del siguiente día. Hubieron diversas
participaciones alrededor del aniversario, entre éstas la
presentación del primer grupo de Artistas Libres de Morazán, con el
primer número de nuestra naciente revista ÁLAMO, alternando con el
grupo de música de la ciudad Segundo Montes. Al acto se hicieron
presentes visitantes, miembros de la prensa nacional e internacional,
así como miembros de la Dirección zonal del Ejército Nacional para la
Democracia en Morazán.


Las
personas esperaban la llegada de los grupos participantes de San
Salvador (Teocinte, Barronco, Nacascol); las esperanzas no se perdían
y así fue: a la media noche llegaron 5 buses al lugar de Arambala,
dirigiéndose posteriormente hacia El Mozote, donde la gente esperaba
impaciente. Al llegar estos emocionados gritaban consignas y
gritaban; ahí se confundieron artistas y pueblo que se había reunido
desde temprano y juntos fueron los creadores de un gran espectáculo
como demostración de que El Mozote vive y sigue existiendo.


Si
bien es cierto que físicamente esta población fue reducida a
escombros, también es verdad que su presencia en los corazones de los
presentes y muchos ausentes existe como un fantasma que
exige justicia y castigo para aquellos que fueron capaces de una atrocidad
como esta masacre,
símbolo de un atentado contra la humanidad.

NOTA: Escrito por una compañera de seudónimo Irene.

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