La Primera Toma de la Antena del Cerro Cacahuatique

(Asalto, prisioneros, exsoldado Bravo desaparecido)


Por Fidel A. Romero,  “Fidel Zarco”

PRIMERA PARTE



A finales de Mayo de 1983, varias columnas de
la  Brigada Rafael Arce Zablah, BRAZ , desde el norte de Morazán cruzaron
hacia el sur del río Torola rumbo al Cerro Cacahuatique.  La misión debía ser
cumplida al amanecer del 30 de Mayo de ese año: asalto, toma y destrucción del
Centro de Comunicaciones, incluyendo las 2 antenas.  Una de las misiones más
complicadas en el tiempo de existencia de la Brigada Rafael Arce
Zablah
.


Una batalla en la que hubo imprevistos de peso
que, sólo por la experiencia y entrega de su estructura de mandos y
combatientes, fue posible solventar con éxito, derrotando la tecnología de punta
aplicada en aquella posición por el grupo de asesores estadounidenses que
entrenaban la Fuerza Armada de El Salvador, FAES.

La Batalla del Cacahuatique, su primera toma,
que dice Licho “le había bajado los güevos»[1] no se podía definir porque falló el plan
inicial.  Este plan, que había sido elaborado cuidadosamente tomando en cuenta
todo lo conocido hasta ese momento de esa posición fija.  Era una de las dos
alturas dominantes del oriente[2] del país que celosamente era
custodiado por tropas del ejército, albergaban ambas, centros de comunicación y
control de las mismas, al interior de la guerrilla, sendas antenas con aparatos
sofisticados que triangulaban el lugar, fuente de donde se emitía la señal de
comunicación de onda corta ocupada por las unidades de la fuerza móvil
estratégica nuestra (comunicación operativa).

El dispositivo de defensa de esa posición
militar fija incluían: campos minados, trabajo de ingeniería militar del
terreno, tropa mentalizada y entrenada para resistir dos semanas  de asedio sin
recibir refuerzo  y sin ser asaltada, pertrechos y abastecimiento abundante.
Todo asesorado por expertos militares de la armada de los Estados Unidos. Esta
tropa también contaba con el apoyo inmediato de los medios aéreos cuando era
solicitado.

Todo estaba integrado, así se creía, en la
planificación: la topografía del cerro, exploraciones, información de
inteligencia, los mandos que además de conocer el terreno, habían sido
instruidos por una maqueta elaborada con maestría de profesional o artista por
“Charly” y Tom-Pelón.[3]

Esta posición militar fija en la cúspide del
cerro, se dividía en dos: la principal súper fortificada, y una elevación
secundaria a unos 800 metros de la primera, pero ambas tenían fuerza fija[4] protegidos por casamatas, pozos de tirador y
campos minados, en el caso de la posición principal.
Inicialmente esta misión había sido
considerada que una parte sería ejecutada por fuerzas especiales, pero los jefes
encargados de la planificación decidieron dejarla sólo a la fuerza regular de la
BRAZ.


Will:
A

nosotros nos dejaron en Morazán haciendo seguridad a la comandancia. Porque
desde ahí salíamos a misiones para explorar las posiciones de la Antena del
Cacahuatique, de la Tercera Brigada y después del Puente Cuscatlán. Porque desde
entonces ya se estaba trabajando para esos objetivos y nos pusieron a checar
esos objetivos.

Genaro: ¿Pero que no la
acción de la antena la concretó la Fuerza Regular?

Will: Sí. Pero es que esa
misión después cambió el plan, y nos enviaron a trabajar lo de la 3ª Brigada,
porque le dieron el objetivo al Comandante Licho, y a nosotros nos dijeron que
quizás íbamos a entrar como acompañamiento. Pero no; después esa misión la hizo
sólo la fuerza Regular[
5]
 

Fidel (izquierda) y Licho (derecha). Al centro Rudy.


El plan consistía en definir ambas posiciones
antes del amanecer de ese lunes 30 de Mayo. Para neutralizar el apoyo aéreo que
durante esa madrugada se minimizaría, utilizaríamos  nuestra artillería para
ablandar y cubrir el avance de la infantería hasta el asalto a las casamatas. 
Decía Licho, quien era el ejecutivo militar de la misión, que el 50% lo haría
nuestra artillería y el otro 50% la infantería; habían emboscadas para detener o
dilatar los refuerzos terrestres y/o las fuerzas fijas en su desbandada al ser
asaltadas. 
Bajo una tenue lluvia, habíamos caminado toda
la noche, cuidando de no ser detectados y estábamos por llegar cada dirección a
sus respectivos lugares previstos en el plan global.

Algo no fue incluido dentro del análisis para
hacer el plan. Cuando cada quien estaba en el lugar indicado para iniciar el
avance hacia las trincheras y casamatas…

Había luz de luna que favorecía nuestro
desplazamiento pero también una espesa niebla que no permitía visualizar el
objetivo de nuestros artilleros.  Esto era lo imprevisto ya que se ordenó el
avance y toma de la posición adelantada sin ocupar la artillería lo cual fue un
fracaso, el sol estaba por salir y por supuesto la aviación por llegar.  La
complicación era seria;  había que readecuar de inmediato prescindiendo de
momento del 50% de nuestra capacidad presupuestada, no artillería
propia.

Licho decía:  “esta mierda se complicó,
estamos empantanados.” De esto se deriva que después también declaró en una
entrevista “que la batalla del Cacahuatique ya le
había bajado los güevos
después del primer intento y de tanto bombazo.”

Con Licho nos movíamos juntos en varias
operaciones con la fuerza, era el paralelo mando político de este tipo de
operaciones militares.

Tenemos que hacer algo Fidel, “los compas
están como novillos o bueyes recién amansados que no jalan firme”
.[6]

¿Qué condiciones y posibilidades hay que hagamos una reunión relámpago
para analizar la situación y reorientar? Los bombardeos de los A37 están por
llegar; ellos están enteros y con ventajas; nosotros sin plan alternativo con
gran incertidumbre.

Sólo necesitamos máximo 10 minutos para
reorientar a los mandos
 dijo Licho.

…Licho tenía un gran liderazgo en la fuerza,
aparte que era el mando militar más experimentado que tenía el ERP.  En lo
personal pensaba que Jonás, en el sentido práctico, tenía mucho que aprenderle a
Silvio de Jesus Argueta (Licho) en el arte de la guerra y no estaba seguro quién
aprendía de quién entre ellos. Silvio era un ex soldado del grupo de muchachos
que la organización había infiltrado en los cuarteles unos años antes de iniciar
la guerra declarada; de complexión fuerte, mediana estatura, tez morena, pelo
liso negro como cola de
zorrillo, y rasgos indígenas; de pocas palabras, con su
silencio decía bastante; sonreía al decir lo que pensaba en frases
concisas y
cortas

En el cafetal espeso, estábamos a 200 metros
de la línea de fuego en donde los soldados de la segunda elevación estaban tan
envalentonados que gritaban y esperaban pacientemente ser atacados para barrer
con su metralla todo movimiento que detectaran.  Habían ráfagas de ametralladora
y granadazos de M79; alguna que otra explosión de mortero que
caían cerca de las
líneas de fuego formadas por nuestras fuerzas,  y la aviación empezó a hacer de
las suyas a partir que se despejó la niebla; o sea, la
artillería  y aviación
enemiga sí estaba siendo efectivas y la nuestra silenciada…

Ocupando claves operativas con frases
prefabricadas para ese tipo de situaciones, se organizó de inmediato una reunión
relámpago con 7 mandos de la fuerza encasquillada en su avance, incluyendo a
Herbert Negro, jefe de la columna uno
[7] con sus dos jefes de sección,
entre ellos Chele Will; 4 jefes que no recuerdo sus nombres y nosotros ( Hernán,
mando de reserva de Columna, dos radistas que se agregaron a la seguridad
inmediata de posta,  Licho y quien escribe esta historia). Se evaluó rápidamente
y se valoró políticamente la situación al momento:
que no podíamos irnos sin
tomar la
posición por el efecto político y moral desastroso para los integrantes
de la BRAZ y muy moralizante para la FAES.

No pasábamos de 12 en aquella reunión, la
concentración era máxima en todos los presentes, se hicieron algunas preguntas
iniciales para escuchar las
concisas respuestas de los mandos:

Esos hombres están bravos, no quieren
soltar la posición, nos barren con sus M60, a cualesquier ruido son ráfagas las
que responden; al parecer les llegaron refuerzos de la posición principal,
etc.

¿A qué distancia pueden llegar sin ser
blancos o alcanzados?, ¿cuántas trincheras han detectado y cuántos en cada una?,
etc.

Con voz algo enronquecida y pausada, Licho hizo
señas que era suficiente y que escucharan las indicaciones; las preguntas habían
terminado, diciendo más o menos lo siguiente:

Entre más nos tardemos en cumplir nuestra
misión más blanco seremos de los avianes.  Acuerdénse del trapito rojo en el
brazo izquierdo. 
La misión tuya Herbert,¡ y garantízamela!,
es tomar esa elevación secundaria y hacerme un prisionero a cualqiuer costo.
Después lo demás será fácil. Podremos hacer uso de nuestra artillería para ablandar durante el día y la noche, montamos ahí el cañón 75 y la ametralladora
cincuenta; el prisionero nos dirá por dónde llegar evadiendo el campo minado y
que no sea por la calle; la misión sólo se retrasa por 24 horas, asaltaremos
mañana al amanecer
—… Y remarcó: “¿Hay alguna pregunta?” Nadie dijo
algo…»Entonces, avísame cuando tengas el prisionero en tus manos,
Herbert.”

Licho: Cabal. Esa vez
fue la primera toma de la antena. Ya ellos tenían eso bien preparado con
ingeniería de defensas periféricas yuca. Era la única entrada de la calle, por
donde entraban los carros y no había otra forma de entrar. Era el único lugar
por donde no había campos minados, ni obstáculos militares para entrar. Todo lo
demás estaba cubierto por minas y obstáculos militares. Había alambres de púas
por todo el terreno periférico. Había sido diseñado por los norteamericanos para
resistir más de 15 días cualquier ataque de tipo guerrillero. Adentro tenían
comida y agua para más de 15 días…
… Era una
posición yuca: nos barrían con una punto 50 que nos hacía mierda. Luego nos
aturraban con un bombardeo descomunal. Yo nunca había sentido un bombardeo tan
yuca como ese. Nos bombardearon de noche y de día. Casi podría decirte que no
hubo un solo minuto, que no hubiera una bomba en el aire. Ahí sí perdimos gente.
Ahí mataron a
Hernán
y
a Bravo, aquel soldado que se pasó con nosotros y que se hizo de radios
verdes…
… no había
quien nos parara. Si los putos gringos no intervienen en esos días, se gana la guerra militarmente. Aquella acción fue una de las más terribles de la BRAZ. Ya
teníamos ocupadas todas las posiciones y no podíamos definir la posición. Ahí lo
que había era una repetidora de las comunicaciones militares del enemigo. Era
estratégica para ellos, la principal altura de Morazán y el corazón de las
comunicaciones militares de oriente. Créeme, ahí casi se me caen los güevos de
tanto bombazo enemigo…(Licho)
[8]



[1] Expresión campesina
equivalente a estar sin energías para continuar un esfuerzo. Expresión que
podría interpretarse como sinónimo de desmoralización.
[2] El Pacayal y el Cerro
Cacahuatique, centros estratégicos para control de las comunicaciones operativas
de la guerrilla, dotados con aparatos para monitorear y ubicar puntos fijos y
en movimiento de estructuras del FMLN en el oriente de El
Salvador
[3] Carlos El Gringo, casi
arquitecto,
ciudadano norteamericano, y Tom, un estudiante de arquitectura de la
UES.
[4] Permanentemente había
una compañía de 150 hombres.
[5] Entrevista con José Luis
Ramirez “Will”, exmiembro de la cuarta sección de tropas especiales de la BRAZ, realizada por Héctor Ibarra, San Salvador, 17 de febrero de 2007.
[6] En la jerga campesina
es común esa expresión para expresar lo difícil en realizar un trabajo con un
equipo disparejo sin experiencia.
[7] 4 pelotones hacían una
columna; 40 combatientes hacían un pelotón.
[8]Brigada Rafael Arce
Zablah, Misión Cumplida
, pag. 247, H. Ibarra. Entrevista a Silvio de Jesus
Argueta “Licho”, realizada por Héctor Ibarra.

Apuntes Sobre la Comedia

Por
Baneste


Siempre me
ha fascinado la comedia como la rama de la literatura artística que más
fielmente representa la verdadera naturaleza humana y sus conflictos, aunque la
mayoría de las veces tenga que recurrir a la construcción de situaciones
insólitas, inverosímiles, y prácticamente imposibles en la vida real, tal y
como sucede en El Avaro de Moliere, en donde al final de la obra se
reencuentran Anselmo, Valerio y Mariana (padre, hijo e hija) facilitando el
desenlace más apropiado de la trama.

Algunos de
los elementos más resaltantes de la comedia clásica, son:

–        
El
poder radicaba en los progenitores, más específicamente en el padre, a quien se
le debía obediencia absoluta y cuyas decisiones tenían que acatarse sin
discusión, aunque muchas veces fueran en contra de los propios sentimientos y
aspiraciones. Lo que ataba a los hijos a esta relación dañina era su total
dependencia económica, más que todo la expectativa de la herencia.

–        
El
hombre rico era por lo general un individuo ya viejo y no necesariamente
educado; es más, en muchas comedias aparecen como tipos exageradamente
estúpidos para quienes lo único que importaba era la acumulación de riquezas.
Frecuentemente aparecen casados con mujeres más jóvenes, o pretendiendo a hermosas
muchachas menores que ellos.

–        
El
conflicto que se genera es resuelto con la participación interesada del
personaje que se conoce como “parásito”, persona pícara y mañosa, quien media
entre las partes utilizando artimañas y engaños para conseguir sus propósitos.

Confesión

POEMAS NEGADOS DE UN FRENTE DE GUERRA.

Por Yasser


Amada mía
en medio de mi más grande dolor
de océano infectado
de universo desconocido
de combatiente ignorado;
en el centro de mi tristeza
de perra moscovita viajando a la luna;
sobre el filo del yatagán
de mis versos malditos
yo
te amo.


Norte de Morazán, 1991.

ACTUALIZACIÓN: Dos Pueblos y un Mundo


Una nueva actualización del libro itulado Dos
Pueblos a los que Amar, un Mundo por el que Luchar
ha sido realizada
recientemente por sus editores-compiladores, habiéndole agregado más relatos y
más nombres a los anteriormente presentados. Como ya hemos expresado en una nota previa, esta obra recoge interesantes historias de valerosos hermanos y
hermanas internacionalistas que participaron en la guerra popular
revolucionaria de El Salvador, muchos de ellos caídos en acción durante esa
gesta histórica. Las narraciones del libro han sido escritas por diferentes
autores y varían en extensión, dependiendo de la información que ha sido
posible recoger en esta encomiable labor, cuyos impulsores consideran un trabajo
aún en desarrollo.

En palabras de uno de los integrantes del grupo que ha
producido esta interesante obra, “ha sido una idea colectiva motivada por la
identificación que tenemos con el proceso revolucionario salvadoreño, y por el
compromiso moral que nos legaron nuestros compañeros internacionalistas,
algunos casi hermanos, con los que llegamos juntos a  tierras salvadoreñas, y compartimos alegrías
y las tristezas en esta dura y larga batalla por los cambios. Algunos de ellos
no sólo dejaron su juventud, su esfuerzo y su sacrificio, sino incluso su
sangre y huesos en esos territorios
.”

LISTA ACTUALIZADA DE INTERNACIONALISTAS CUYOS DATOS
APARECEN EN EL LIBRO
DOS PUEBLOS A LOS QUE AMAR,
UN MUNDO POR EL QUE LUCHAR

1. Marco Vinicio Gordillo Espinoza “Quique” –
Ecuador

2. Begoña García Arandigoien “Alba” – Euskal
Herria

3. Jorge Quezada del Río “Santiago” – México

4. Joseph David Sanderson “Lucas” – EEUU

5. Cristian Bascuñán Donoso “Fernando” – Chile

6. Charlo Reyes “Joel “ – Chile

7. Carlos Leoncio Balerini “el flaco Francisco
– Argentina

8. Elisenda Portabella “Blanca” – Cataluña

9. “Horacio” – Chile

10. “Esteban” – Guatemala

11. José Vicente Ochoa “Fabricio David‛ –
Venezuela

12. Julio Cesar Guzmán “Antonio Silva” –
Venezuela

13. Gustavo Ignacio Isla Casares “Juan” –
Argentina

14. Osvaldo Roberto Lira Morel “David Gómez” –
Chile

15. Juan Roberto Diez Diez “Juan” – Chile

16. Lissan Eddinne Boukhoubza “Fernando” –
Marruecos

17. Rogelio Manuel de la Puente Solano “Raúl
Renderos
” – México

18. Madeleine Lagadec “Ofelia” – Francia

19. “Pavel” – México

20. Marcelo Feito “Teniente Rodolfo” –
Argentina

21. Estela Benítez Hernández “Lupita” – Mexico

22. Antonio Cardenal Caldera “Comandante Jesús Rojas”  o  “Chusón
– Nicaragua

23. Pakito Arriaran “Juan” – Euskal Herria

24. Marta Gonzalez 
Gomez “Begoña” –  Euskal
Herria

25. Orlando Contreras “Capitán Gabriel” – Chile

26. Víctor Otero Azopcar “Alberto” – Chile

27. Volodia Alarcón Martínez “ Iván” – Chile

28. Rodrigo Cifuentes Carmona “José Luis el chileno
– Chile

29. Tomas García Vargas “Feliciano” – Cuba

30. Michael de Witte “Sebastián” – Bélgica

31. Juana Juárez Juárez “Juanita” – Mexico

32. Domingo Vargas “el Negro Hugo” – Argentina

33. Carol Ishee “Charlie” – EEUU

34. Ramón Luna Cornelio “Lunita” o «Capitán
Pedro García
” – R. Dominicana

35. Nicolás Compres Martínez “Toussaint” – R.
Dominicana

36. Bienvenido Mejía Sánchez – R. Dominicana

37. Roberto Santana Rojas “Ricardo” – R.
Dominicana

38. María de Jesús Cubas “Guadalupe” – Mexico

39. Jürg Weis – Suiza

40. Fidel Jarquín Nuñez “Lukas Franco” – Costa
Rica

41. Isabel Alejandra Bravo Betancourt “Julia médica
– México

42. Augusto Cotto – Guatemala

43. “El Soldadito” – Honduras

44. “Laura” (Radista) – México

45. Hamet Vásconet Viteri “Roberto” – Ecuador

46. José Angel Marchena Moraga – Costa Rica



El equipo compilador de esta obra está integrado por
Genaro, Javier Carnal y Gato, quienes están atentos a recibir cualquier dato
que aporte en el desarrollo de estos relato-homenajes a nuestros heroicos
hermanos. En su formato PDF, el libro puede ser descargado gratuitamente en
varios sitios de internet.

Cambiando de Tema: Mis Sueños

EXPERIENCIAS DEL SUBCONSCIENTE


Siempre me
ha intrigado una capacidad innata que tengo de tener sueños prolongados por capítulos. Con frecuencia me he preguntado si habrán otras personas
que tengan estas mismas vivencias que en lo personal me dejan perplejo cada vez
que ocurren. Me parece que esta curiosa cualidad es más resaltante tomando en
cuenta que no soy alguien que sueña muy seguido.

Esta
experiencia se me ha presentado en varias ocasiones en dos modalidades: a veces
el sueño ha sido completado a intervalos durante la misma noche, y otras veces,
su desarrollo ha tomado varias noches. En ambos casos, el sueño ha continuado
asombrosamente en el punto donde quedó cuando fue interrumpido. Las interrupciones
han sido porque el sueño ha sido simplemente detenido, o porque me he
despertado abruptamente de manera involuntaria. En cualquier caso, cuando el
sueño ha continuado, se ha producido una secuencia acorde con su desarrollo
inicial y aspectos claves de la locación de los sucesos se han presentado con
el mismo detalle de sesiones anteriores, como para reconfirmar que efectivamente
se trata de la misma vivencia. Otro aspecto curioso es que estos sueños nunca
han sido desagradables. Es más, podría decir que había un deseo en mi
subconsciente que impelía su continuación, para prolongar el deleite o gozo que
producen y para conocer su desenlace.

Aunque Sigmund Freud argumenta que los deseos reprimidos que se muestran disfrazados en los sueños generalmente tienen algo que ver con los antojos sexuales insatisfechos de la infancia, los sueños son importantes y se ocupan solo de los asuntos que no podemos resolver mediante la deliberación consciente y la acción que permite la satisfacción de otros deseos del sueño que la realidad ha frustrado: El deseo de la existencia continua de un ser querido ya muerto, el deseo de dormir como una continuación del escape de la realidad, el deseo de regresar a la infancia, el deseo de venganza cuando la venganza es imposible; en el caso de los míos lo curioso es su modalidad.

Una locación
recurrente de algunos de mis sueños es la casa donde falleció mi madre cuando yo tenia
apenas ocho años. Yo y mi hermano, que era un 
año menor, lloramos mucho su muerte. Esa casa tenía una sala grande, una
cocina y comedor con mucho espacio, dos dormitorios bastante amplios, un patio
con jardín espacioso donde estaba ubicado el baño y la letrina en el extremo
final de la vivienda. En la sala habían dos puertas que daban a la calle, y
entre ellas, a media altura, dos ventanas con cortinas plegables de finas
reglillas de madera. Esa casa fue vendida por mi padre un par de años después
que ella murió y construyó una más pequeña y mucho más modesta en una propiedad
que compró en el barrio donde vivía mi abuelo y mi abuelita.

En estos
sueños siempre soy un niño, nunca aparezco siendo un adulto; pero no solamente
en el aspecto físico, sino también en la parte psicológica, sorprendiéndome
sobremanera la inocencia que opera en mi persona sin ningún tipo de referencias
a mi acumulación de conocimientos como adulto. Todos los sucesos posteriores a
mi infancia, de la categoría que sean, buenos o malos, agradables o
desagradables, simplemente no existen. Nunca me casé, nunca fui católico, nunca
me quisieron matar, nunca hurté, nunca mentí, no me emborraché ni una sola vez, y jamás nunca fui a la guerra.

Me
pregunto, ¿habrá otras personas que tengan esta clase tan rara de sueños?

La Primera Operación Quirúrgica en Guerra

Por Fidel A. Romero, Fidel «Zarco»


(Relato de cómo se realizó la primera operación quirúrgica en un campamento del Frente Sur-oriental «Francisco Sánchez» en plena guerra, con gran escases de recursos).

Ya estábamos acostumbrados
a la precaria situación que presentaba el cerro de Conchagua, hacienda Las Marías.
Había pasado ya la rabia sentida cuando por falta de criterios, Gina caía
defendiendo como una fiera acorralada las armas en el tat
ú, mientras su acompañante corría hacia el puesto de mando y su columna cumplía labores
de exploración. Murió sola, combatiendo y disparando diferentes fusiles en los extremos
del tatú, para simular que eran varios quienes combatían. Recuerdo bien la
expresión de Dimas “pata peluda” quien me lleva la nueva: “¡Nos mataron a
Gina, y lo más perro es que nadie la acompañó!” “Se corrió el que estaba
con ella…¡Vale verga!” “No hay que dejar que eso pase otra vez”.  Juan brigadista dijo: “Al final cuando triunfemos,
yo me encargo de señalar este lugar donde queda esta compa, por estos árboles,
rumbo a las piedras de la cueva del hospital”.  Aquellas palabras fueron las últimas sobre
ella y todos en silencio prometiéndonos evitar que se repitiera dejar un compa
solo cuidando una línea de fuego.


Gina, a quien
había conocido un año antes en la estructura médica de la organización, era una
estudiante de la facultad de medicina, de las más aventajadas de su curso; de
tez morena, mirada altiva y ojos color de miel; pelo negro y corto; pequeña de
estatura;  joven de unos 24 años. Algunas
veces la había visitado en su casa en San Salvador, pasando por ella para
viajar al frente en el oriente del país. 
Estudiante aventajada y madre de una niña de unos 2 años y medio, en
enero de 1981.  Con una gran disposición
al servicio, sociable y amigable; pero sobre todo con una gran disposición a
entregar lo mejor de ella para hacer avanzar el proceso revolucionario.

No sé exactamente
cuántos días habían pasado, pero sí recuerdo que nos mortereaban y la fuerza
aérea lanzaba sus bombas casi a diario; teníamos unas cuevas en las cercanías
de unas peñas enormes, próximas al casco de la hacienda Las Marías.  En esas cuevas ya teníamos varios heridos
graves de los cuales había que estar bien pendientes, no sólo de curarles, sino
también de su evolución,  valuando su
recuperación para enviarlos a un lugar más estable.

Hay un
mensaje, Doctor 
me dice Chicón que está relacionado contigo”.  “¡Un herido grave en El Salamo, Jucuarán,
que debe ser visto por un médico
!—. 

¿Y Norberto con El Pelícano que
quedaron allá cuando salimos
?— le pregunto, ya pensando que algo
desagradable había pasado con esos dos estudiantes de la facultad de medicina
al igual que Gina. Hasta cierto punto sentía mayor compromiso con ellos por
haber entrado juntos al Frente Sur, a principios de enero de ese año 81.  “
Ellos fueron capturados en el último
operativo que hizo el enemigo
”, me responde Chicón, que era el jefe de la
fuerza acantonada en el Cerro.  Bien,
pienso para mí mismo, al parecer nos costarán muchas vidas aprender este
negocio del arte de la guerra, con la carestía de personal cualificado que
tenemos, y en pocas semanas perdemos 3 valiosos estudiantes de medicina que
tenían mucho que dar… solamente pensaba qué hacer si me tocaba estar cercado, y
se agigantaba la acción de Gina, quien dejó de disparar hasta que le entró un
plomo por la parte occipital de su cuello, saliéndole por delante, descerebrándola.

Chicón ya tenía
arreglado el traslado. Ambos vestidos de civil (aún conservaba mi cédula), nos
condujimos en un carro hasta San Miguel. 
Por el camino me instruyó sobre la leyenda a decir en caso nos
detuviera algún retén de los que abundaban por allí, y para entrar en confianza,
me muestra una fotografía de una muchacha joven y dice: “Mirá, esta es mi
esposa, ¡es María la Guadalupe!”


Antes de entrar a
San Miguel, me pide que me acueste en el asiento como medida de seguridad para
conservar la casa de seguridad de donde nos separaríamos y cada quien a lo
suyo.  Igual fue cuando momentos después
me llevaron a otra casa, en la cual Maritza me recogería para darme un guía y
entrar a El Salamo lo antes posible.

Esa misma tarde,
con bastante alegría, miraba que estaba pasando el Río Grande y caminando hacia
la Poza Azul.  En mi mente habían muchas
interrogantes y en todas veía una gran improvisación: ¿Cómo es posible que no
haya más personal médico? ¿Quién será el compa herido y qué tipo de atención
necesita?… me tranquilizaba el hecho que habían pasado ya dos días y que no
había noticias de que estuviera muerto aún.


Todos en el
campamento de El Salamo me saludaban con mucha alegría diciéndome “¡Qué
bueno que llegó rápido!”  “¡Lo
están esperando en la clínica!”  Como
ya conocía el lugar, me voy directo a la casita donde habíamos fundado la
clínica, en un punto céntrico de los campamentos, con buena cobertura, y observo
en la parte que no tenía pared una cama de pitas cubierta con un petate roto donde
estaba un compa herido que se quejaba y prácticamente no hablaba. Le veo sus
grandes ojos y una expresión de moribundo; su cara medio sudorosa y verdosa… “¡Me
jodieron!”, me dijo. Los brigadistas ya me habían informado que no
caminaba, no sentía una pierna y no había orinado desde hacía dos días.  Era Carlos, quien había sido traído por su
mamá a la casa de mis papás cuando tenía días de nacido, y lo había dejado
definitivamente con nosotros cuando tenía 5 años, creciendo en la familia como
un miembro más. Era mi hermano menor que me había seguido, presionándome para
que aceptara su incorporación diciéndome: “Tengo contacto con las F’s si no
querés llevarme”.

El estado en que
se encontraba no daba para pensar demasiado. Era evidente que tenía problemas cardiorrespiratorios
agudos, instalado el cuadro en forma insidiosa después de la lesión de bala; su
rostro azuloso o cianótico evidenciaba falta de oxígeno y acumulación de bióxido
de carbono.  No había tiempo que perder y
había que actuar rápido. “Ayúdenme a sentarlo en esta silla”, les digo a
un par de brigadistas que me miraban con bastante esperanza de que se
solventaría el caso. No sabían que estábamos al frente de la mayor limitación
en esas circunstancias: no teníamos el material para esa intervención de
cirugía mayor: Hemo-toracosentesis se llama. 
No agujas, no cánulas , no tubos , no válvulas de 3 vías, no campos, etc.;
pero había que hacer algo y lo primero era realizar el examen físico y
determinar el nivel de sangre; su corazón estaba un poco desplazado con su
mediastino lo más seguro que torcido.

Saco mi
estetoscopio, que ayudado con la percusión y rascado, confirmaron la sospecha
del hemotórax postraumático por bala…Mientras termino el examen físico, se
solicita esterilizar algún mínimo material como pinzas, tijeras, descartable de
suero, hilo de papalota, además buscar unas botellas que servirían para
improvisar artesanalmente un sello de alta presión y evitar el colapso pulmonar
por acción de la gravedad , o sea, lo indispensable para realizar el
procedimiento de una hemo-toracocentesis con tubo, usando un descartable sin
agujas de un Kalisal B.

“Carlos, la
situación es de urgencia y es necesario sacarte esa sangre colectada en la
pleura del pulmón; te lo está comprimiendo evitando la oxigenación, acumulando
el bióxido de carbono, dándote esa sensación de ahogo que tienes; no estoy
seguro si el sangramiento interno provocado por la bala ya haya cesado, espero
que así sea.  El otro problema es que
tenemos que improvisar el material a ocupar, ya se está preparando; tenemos que
introducirte a presión con una pinza una guía de suero entremedio de las
costillas hasta alcanzar la sangre colectada; pueda que duela bastante, pero te
aseguro que en media hora te sentirás mejor”.

Trataba de
simplificar lo más posible mi explicación informándole todo lo que era
necesario.  Había visto hacer ese
procedimiento en el Hospital Rosales a uno de los residentes de cirugía que le
decían “el Candado”, pero con el equipo necesario. Sentía una gran presión no
solo por las limitaciones materiales, experiencia en ese tipo de cirugía, sino
que también por tratarse de a quien consideraba mi hermano menor.

“¡Entrale
Fidel, y que se haga lo que Dios quiera!”, me dice Carlos. Ya sentado al revés  en posición erecta sobre el espaldar de una
vieja silla, haciéndole la mejor limpieza posible del área elegida,  el séptimo espacio intercostal (no recuerdo
si fue el derecho o izquierdo), posterior a la línea media axilar, inyecto
subcutáneo 1 cc  de anestésico local,
teniendo 3 botes a medio llenar de agua limpia, conectados por guías de suero,
ayudado por un brigadista , le hago una pequeña incisión con bisturí, prensando
con una pinza el descartable que previamente le había abierto varios agujeros a
lo largo de 10 cms., y empieza lo duro de hacer pasar esa sonda sin tocar el
paquete vásculo nervioso que pasa inmediato inferior de cada costilla. Escuchaba
las respiraciones gruesas de muestra del dolor pero seguía empujando hasta que
se sintió que penetró saliendo abundante sangre por la guía, coloreando de inmediato
el agua del primer bote. “Ya está Carlos, sólo es de esperar un momento y te
sentirás mejor…” 
Se comentaba en
todas las estructuras que estaban cerca del tanque de El Salamo que en la
clínica le habían sacado 3 litros de sangre al compa herido, a través de una
guía que le metieron en la espalda por las costillas.





Consciente de
haber hecho ya todo con Carlos, a quien se le puso otra botella con un pedazo
de guía de suero que la soplara lo más posible para iniciar la rehabilitación
del parénquima pulmonar comprimido, hice una notita para el Chele Gonzalo que
fungía como jefe del frente en donde le expresaba la necesidad urgente de una
interconsulta con el médico de Morazán. 
Sabía que mientras me trasladaban para el suroriente en diciembre de 1980,
otro personal entraba, y entre ellos venían algunos médicos con alguna
experiencia como Eduardo, un mejicano que era cirujano.

“¿Como está el
compa?», me pregunta Gonzalo al entrar a la clínica, no sé si motivado por
el correo enviado pidiendo hablar por radio en la interconsulta o por la
curiosidad de ver las botellas llenas de sangre. Gonzalo, originario del volcán
Chaparrastique, joven, blanco de piel, delgado, con un sombrero y vestido como
cualesquier compa del campamento, meneaba continuamente sus parpados, como
queriendo humedecer sus ojos que los dirige hacia los sellos de agua donde se
mezclaba la sangre en ese momento en forma lenta en el tercer bote.  Retirándonos un poco de la cama de Carlos
para evitar nos escuchara, le informo sobre lo 
hecho y mi apreciación.  “Ya se
le hizo todo lo que dependía de mí. Se le ha descompresionado el pulmón y está
en franca mejoría; pero tiene más de 48 horas que no orina; una pierna no la
siente y no la mueve; está bien débil; tiene la bala alojada en alguna parte presionándole
la médula espinal. Es necesario que orine y no tenemos equipo para sacarle la
orina y…” De inmediato me interrumpe diciéndome: “¿Qué se puede hacer?”  “Bueno primero, es necesario hablar con el
médico de Morazán y segundo preparar condiciones para sacarlo a San Salvador
para que lo evalúe un Neurocirujano…” “¡Gonzalo!”, le llama la radista
que nos interrumpe diciendo “dicen que el hermano en Morazán ya está listo”
“Ah, ¡qué vergón!”, le dice. “¡Qué bueno!” “Vamos,
Fidel, para que hables con ese medico, mientras yo arreglo lo otro con San
Salvador para su traslado lo antes posible”.

Conversación con mi antiguo
maestro en la emergencia del Hospital Rosales: Tte. cnel. y Dr. Ricardo Bruno Navarrete

“1,2,3,4…probando,
¿me escucha?”. Era la primera vez que hablaba por radio, un micrófono negro
de un radio naranja de onda larga; la radista me había explicado que para
hablar apretara la perilla y para escuchar respuesta la soltara. “Bueno, sí
le escucho”, me contesta, ¿y, cual es la situación?… “La
situación es que un joven traumatizado de bala, practicada una hemo-toracocentesis
con un descartable después de 48 horas, insensible en el miembro, no camina, no
micción, que después de la evacuación de 1.5 litros de sangre ha mejorado su
estado hemodinámica y respiratoria; ya inició rehabilitación respiratoria
soplando con una sonda, etc.” “¡Entendido!”, me responde el Dr.
Ricardo Bruno Navarrete. Al escucharlo reconozco su voz. Fue mi profesor en
medicina interna en la Unidad de Emergencia del Hospital Rosales años atrás, y
ahora me sorprendía porque estaba en nuestro lado.

“Bueno, todo
lo hecho está magnífico. Tiene una irritación medular por compresión que la
provoca la bala y es necesario evacuar vejiga con sonda, y si no la tiene,
entonces con punción suprapúbica hasta vaciarla; pero antes póngale compresas
de agua helada para estimular su reflejo; es posible que después de un par de
horas orine por sí mismo; manténgame informado”. “¡Entendido!”, le
contesto, “Bueno, entonces ¡cambio y fuera!”.

Fue de alivio de
presión el haber hablado con Bruno Navarrete. Estaba seguro que su asesoría
serviría para resolver el globo vesical de Carlos. De inmediato recorro los 150
metros que nos separaban del puesto de mando de Gonzalo con la clínica, para
iniciar con las compresas de agua helada. Ni siquiera quería pensar en las
otras opciones; no había equipo para hacerlo. 
“¡Ya estuvo, Carlos!” “Hablé con uno de mis antiguos
profesores del hospital y me ha dado orientaciones para resolver lo de la
orina, hay que estimular tu vejiga con compresas de agua helada hasta que
orines…” Carlos abre más de la cuenta sus grandes ojos negros y me dice, “Ustedes
saben lo que hacen y espero en Dios que todo salga bien”.

Después de dos
horas de compresas, Carlos se sienta y me dice que quiere orinar, y se le
alcanza un bote para que desocupe su vejiga.

La Manía Privatizadora o Asocios Público-Privados

Por
Baneste




El verbo privar
significa
despojar a alguien de una cosa
que le pertenece o sobre la cual tiene derecho
, en su significado
fundamental. Este verbo sirve de raíz a otras palabras, entre ellas,
privatizar,
que también es un verbo, cuyo significado es
transferir una empresa o actividad pública al sector privado. Por sector privado se entiende al
conglomerado que en la sociedad está compuesto por individuos o grupos de
individuos que conforman empresas para lucrarse y obtener ganancias con el fin
de enriquecerse, en contraposición al
sector
público
que es administrado por el estado. En la sociedad también está el
sector conocido como
no-gubernamental,
el cual (aunque es privado porque no pertenece al estado) no tiene como
finalidad el lucrarse u obtener ganancias para enriquecerse.

El sector
público lo componen las empresas del estado que se encargan de la producción,
venta, aprovisionamiento, colocación y distribución de bienes y servicios a la
ciudadanía, ya sea a nivel de municipio, de región o a nivel nacional. Las
empresas estatales no le pertenecen al gobierno porque son financiadas con
dinero de los contribuyentes, y el gobierno no debería tener la potestad de
transferirlas al sector privado, a no ser que la transferencia fuera aprobada
en un plebiscito nacional. Diferente a las empresas del sector privado, las del
sector público no miden su eficiencia en el margen de sus ganancias, sino en la
efectividad en la provisión de los bienes o servicios para las que fueron
creadas; esto se debe a que su razón de ser es fundamentalmente social, no
comercial. La supuesta ineficiencia de las empresas públicas es una falacia de
los capitalistas voraces, porque en ninguna parte del mundo se ha visto que una
empresa estatal se torne más eficiente por el sólo hecho de pasar a manos
privadas. En la única instancia en que los capitalistas mejoran sus productos o
servicios es cuando se ven amenazados por la competencia de otros capitalistas,
y en tal caso generalmente ocurre que el más débil es absorbido por el más
fuerte, trayendo como resultado el encarecimiento de los productos o servicios
que comercializan. Además, la ineficiencia es bastante común también en muchas
empresas privadas. En cualquier escenario, no habría razón por la que el estado no fuera
capaz de mejorar la eficiencia de sus empresas sin tener que privatizarlas.

La manía
privatizadora que se ha desbocado en algunos países ahora se presenta
con la careta de Asocios Público-Privados, como si se tratara de la panacea novedosa que
resolverá los problemas urgentes que enfrenta la sociedad, entre otros, el
bajo crecimiento económico y el desempleo. Pero esta variante privatizadora se
originó en la década de 1980, habiendo sido Inglaterra en 1992, bajo el gobierno de
John Major, el primer país donde se aprobó una ley para su implementación
sistemática. Otros países que han impulsado este modelo privatizador son
Australia, Canadá, Rusia y Nueva Zelanda, entre otros. En la India se ha
impulsado este modelo de manera amplia. El aspecto central de los Asocios
Público-Privados
es que los inversionistas siempre obtienen tasas de
ganancias superiores a las del gobierno, aunque todo el riesgo económico de los
proyectos recae en el sector público.

En los
países donde se han implementado los Asocios Público-Privados el costo de los
bienes o servicios al consumidor no ha bajado; al contrario, ha aumentado
exageradamente, hasta el punto de tornar insostenible los proyectos, al
resultar imposible para los pobres, continuar pagando los elevados precios. Un
ejemplo bastante ilustrativo es la privatización del servicio de agua de la
ciudad de París, en donde en el año 2009 no les fue renovado el contrato a las
corporaciones capitalistas que arbitrariamente elevaron las tarifas, al punto
que después de un año de estar nuevamente bajo administración pública, el costo al
consumidor se ha reducido hasta en un 10%. En Europa han sido muchísimos los
fracasos de los APP (Asocios
Públicos Privados
), pero los inversionistas los siguen promoviendo, porque ellos
siempre se llevan el botín, puesto que cuando la situación se ha tornado
insostenible, el gobierno se ha visto forzado ha readquirir el proyecto a un
precio exagerado, tal y como ocurrió con el Metro de Londres (Tren
Subterráneo), el cual fue transferido a consorcios privados en 2003 por un
periodo de treinta años, para su mantenimiento y modernización, aunque el
proyecto fue vuelto a adquirir por la municipalidad a un costo elevadísimo en 2010, tan sólo 7 años de
corrida la concesión. Entre los APP que
han fracasado solo en Europa, se pueden mencionar:

1. Planta
de Tratamiento de Agua de la ciudad de Zagreb, Croacia.

2. Red de
Autopistas M1, M15 y M5 de Hungría.

3. Centro
de deportes La Arena de la ciudad de Zagreb, Croacia.

4. El
Palacio de las Artes de Budapest, Hungría.

5. Concesión
del Sistema de Distribución de Agua de Sofía, Bulgaria.

6. Varias concesiones
de distribución de agua en distintas ciudades de Francia, incluyendo París.

7. Sistema
de hospitales en Inglaterra, Gales e Irlanda.

Referencias:

Public-Private Partnerships, Akintola Akintoye, Champika Liyanage y Suresh Renukappa.
Public-Private Partnerships in Europe,
Andreas Kappeler y Mathiu Nemoz, 2010.
The Hidden Costs of Public-Private-Partnerships, Bankwatch.org.
Wikipedia.org

La Privatopía

Por Baneste






Privatopía es un término compuesto por la unión de las palabras “privada” y “utopía” y que designa de manera genérica el modelo de desarrollo urbanístico categorizado como complejos habitacionales amurallados, con gran expansión en los Estados Unidos, en donde existen en algunas de sus formas desde mediados del siglo XIX. Pero este término también se refiere a la forma organizacional en que las personas que viven en ese tipo de comunidades son gobernadas, en una variante de subgobierno diferente al de la municipalidad y del estado, considerándose de carácter privado; es decir, no público.


El autor Evan McKenzie aborda este fenómeno de manera brillante en sus obras “Privatopia: Home Owner Associations and the Rise of Residential Private Government” (1994) y “Beyond Privatopia: Rethinking Residential Private Government”(2011)*, aunque no es el único investigador que se ha interesado en este tema, pues también lo han hecho, entre otros, Stanley Scott (varios trabajos pioneros en el tema); Greg Barton y Carol Silverman (Common Interest Communities); Edward Blakely y Mary Gail Snyder (Fortress America); y Robert Dilger (Neighborhood Politics).*


Los modelos de complejos habitacionales amurallados son también conocidos como Proyectos de Interés Común (Common Interest Developements, CID) y comprende distintas variaciones, entre las que se destacan, residenciales en forma de ciudadelas, condominios de apartamentos y edificios de varios niveles con unidades de habitación individuales. Una característica común en todos ellos es que tienen algún tipo de “amurallamiento”, ya sea en la forma estricta de un muro circundante con portones guarnecidos, o bien, con alguna estructura de vigilancia y monitoreo permanente, que puede ser ejercido por guardias privados o un sistema de cámaras, o una combinación de ambos. Otro aspecto diferenciador de este modelo es que incluye sus propios sistemas de recreación (parques, canchas, salas comunes, etc.), tratamiento de basura y, en muchos casos, abastecimiento de agua. Pero en Estados Unidos también se distinguen porque son gobernados por alguna modalidad de lo que se conoce como Asociaciones de Propietarios (Home Owners Associations, HOA), que son organizadas por las instituciones que desarrollan el proyecto, es decir, las constructoras y financieras. Dichas asociaciones están integradas por voluntarios residentes del complejo habitacional y por representantes de las instituciones, teniendo a su cargo las funciones de cuido y mantenimiento, y principalmente, la aplicación de las regulaciones internas de la comunidad, que se refieren a asuntos tales como la permisibilidad o no de poseer mascotas, las horas de acceso a las áreas comunes, distribución de literatura político-religiosa, y hasta códigos de conducta. Por esto último es que tales organismos han sido criticados constantemente, al considerarse que se extralimitan en sus funciones e invaden el derecho de privacidad de las personas. Algunas controversias entre residentes y estas asociaciones han llegado a las cortes de justicia, en donde ha quedado de manifiesto la amenaza que dichos organismos representan en contra de las libertades individuales constitucionales.


La razón por la que este modelo se ha extendido tan ampliamente en los Estados Unidos, en donde se estima que un 5% de la población vive en este tipo de comunidades, es por la combinación de intereses entre las municipalidades y los inversionistas. Por un lado, los gobiernos municipales están interesados en tener más gente pagando impuestos sin tener que incurrir en mayores gastos en proveer los servicios básicos; y por otro, ante el encarecimiento de la tierra en las áreas de gran concentración urbana, las empresas constructoras optimizan el uso de ésta para hacer atractivos sus proyectos habitacionales ante la vista de los clientes, proveyéndoles con sus propios espacios recreacionales y de seguridad privada, para compensar por la falta de un patio o jardín grande en cada unidad habitacional, justificando de este modo el alto precio de venta. Esto también explicaría el por qué es muy raro ver este tipo de complejos habitacionales en poder de una cooperativa, ya que la municipalidad estaría tratando con una sola persona jurídica en vez de cientos de individuos pagadores de impuestos.


Sin embargo, este modelo de comunidad contiene aspectos interesantes que podrían ser integrados en la concepción de Comités Vecinales de Sobrevivencia, como lo son el control de recursos vitales como el agua, funciones de abastecimiento y seguridad interna, y la autonomía con respecto a las autoridades municipales o estatales, lo cual implicaría la abolición gradual de los impuestos.

Fuentes consultadas:


Privatopia: Home Owner Associations and the Rise of Residential Private Government (Privatopía: Las Asociaciones de Propietarios de Vivienda y el Aumento de los Gobiernos Residenciales Privados).




Beyond Privatopia: Rethinking Residential Private Government (Más Allá de la Privatopía: Repensando el Gobierno Residencial Privado).


* Common Interest Communities (Comunidades de Interés Común).


Fortress America (Estados Unidos Fortificado).


Neighborhood Politics (Política de Vencindario).

Historias de Antes de la Guerra

La muerte de Chemita y el asesinato de la hermana de Maura y su bebé

Por Fidel A. Romero, Fidel «Zarco»
I
A media mañana de
un 25 de Febrero de 1963, vi de pronto la cara de mi hermana Hilda al otro lado
del ventanal de vidrio que el salón de clases tenia hacia el lado de la escuela
de niñas “Ramírez Pineda”, y por donde muchas veces nos escapábamos en los
recreos para ir a una casita que tenía un pozo real con el fin de poder saciar
la sed por la escasez propia de agua que había en la escuela donde estudiaba. Mi
primer mes que asistía a una escuela de la ciudad; tenía alrededor de mil niños,
todos varones; “La Federal”, le decían. Ya me estaba acostumbrando a ver tantos
niños juntos, quienes al principio me veían como animal raro por venir del área
rural (el campo), y saber de antemano las lecciones que impartían. “¿Quién fue tu profesor?”, me preguntaban.

Hilda aún era una
niña solo 3 años mayor que yo. Su cara tenía una expresión nunca vista en ella;
tenía los ojos llorosos y enrojecidos como si lloraba desde hacía ratos… sobre
su cabeza una paila cuartillera cubierta con una manta blanca para evitar el
polvo que levantaban los carros al pasar por la calle sin pavimentar, y
mantener limpio el maíz cocido, listo para el molino.  “¿Puedo
hablar con mi hermano?”, le preguntó a Don Jesús Ramírez, quien estaba a
cargo de una de las cuatro secciones en que se dividía el tercer grado.  El profesor, como adivinando la tragedia, le
dice, “¿en qué te puedo ayudar?”. “¡A mi hermanito lo mató un carro! Y dice mi mamá que se regrese Fidel a la
casa”. Escuché todo, y como impulsado por un resorte, me levanto del
pupitre, tomo mi cuaderno metiéndolo al bolsón de tela con el lápiz, y sin
mediar palabra salgo corriendo del salón de clase, cruzo la salita de la
dirección, y evitando el pesado zaguán que era mantenido cerrado y controlado,
salgo por la puerta aledaña, la abro y continúo corriendo hasta llegar a la
casa.

Por el camino, mi
cabeza resistía aceptar lo que había oído, quería confirmarlo por mí mismo; escuchaba
el tropel de tres muchacho mayores, quienes querían darme alcance y tener un
poquito de descanso, eran los tres alumnos de mayor estatura del sexto grado
que el profesor había enviado para asegurarse que llegaba con bien hasta mi
casa. Mi primer parada la hice a la entrada de la puerta. No había sentido
cansancio por  lo poco más de 4 Km. que
separaban la vivienda de la escuela. Ya habían vecinos acompañando. Veo al
centro de la habitación una mesa, y sobre ésta, el cuerpo de Chemita como si
estuviera dormido. Lo rodeaban abundantes naturales y coloridas flores; había
un silencio sepulcral; se podía escuchar hasta el ruido de una mosca volar;
todos los presentes miraban la escena; di una lenta vuelta alrededor de la
mesita enflorada… Allí estaba mi hermano menor como dormido, su cuerpo estaba
intacto; quería saber dónde había sido el golpe que le quitó la vida. Veo su
cabeza y descubro su cuero cabelludo levantado por la parte tempero-occipital
derecha de su cráneo, se veía el hueso un poco hundido, estiro mi mano y le
acaricio el aún tibio rostro, luego meto mis dedos para tocar el hueso medio hundido,
no había duda sobre lo que dijo Hilda. ¡Todos al unísono como un coro empezaron
a llorar! Me asusté al escuchar aquel coro desgarrador de los presentes, y
pensé para mí mismo: “si con llorar
revive mi hermano y se levanta de esa mesa, ¡está bueno que lloren todos!”.

Después de
aquellos pensamientos sobre la resurrección del muertecito, hubo otro silencio.
En ese momento llegó Alonso, mi hermano mayor que ya estudiaba en el plan básico
del pueblo; también Hilda había pasado avisándole antes de cumplir su otra
tarea de moler el maíz en el molino del pueblo. 
Después de 50 años que pasó ese accidente de carro, no recuerdo lo que
Alonso hizo o dijo; pero si recuerdo bien la llegada de mi padre a quien nunca
había visto llorar; entra a la sala y dice llorando:  “¡Carajo!,
en la madrugada que salí para el
chagüite, vi a todos mis hijos dormidos en sus camas, y hoy que vengo ¡encuentro al más pequeño muerto!”.

A esas palabras le siguió el coro de llanto desgarrador y lamentoso. Después llegaron los
músicos del cantón, porque a los niños se les ponía música cuando se morían;
eran angelitos que preparaban el camino, decían los adultos, y mientras mi
cabeza se resistía a creer aquella expresión: “¡la virgen se lo llevó porque ángeles quiere el cielo!”

II

Otro hecho impactante: la hermana de Maura dando a
luz un bebé en un maizal de un hacendado. Algo que me conmovió y que prácticamente
nadie supo hasta hace unos pocos años que lo escribí como parte de una
introducción de un libro de historia escrito por un amigo.

No recuerdo
exactamente si fue antes o después del accidente de carro en que murió mi hermanito,
José María Romero (Chemita), cuando escuché sobre el asesinato de la hermana de
Maura.

Ese verano en la
época de las cortas de la cosecha de algodón, habíamos llegado a una hacienda
algodonera cerca de la costa de los manglares al caserío de Aguacayo, donde
vivía mi hermana Chabela con su familia. 
Había un plática de adultos sobre una muchacha que había sido asesinada
cuando estaba dando a luz un bebé en un maizal propiedad de una de las familias
más ricas de la ciudad de Jiquilisco, la familia Chavarría. Romeo se llamaba el
propietario del maizal. Ella iba con su marido hacia el hospital de Usulután,
porque ya tenía los dolores de parto, y se metió a la milpa porque los dolores
ya le impedían caminar; contaban que no había logrado nacer.  El guardabosques o cuidandero del maizal
acompañado de Romeo, para justificar su hecho, habían puesto un costal de maíz tapiscado
al lado de la difunta.

Escuchaba y
pensaba que cómo era posible que hubiesen personas tan malas, como para
matar  a una señora y un bebé antes de
nacer. Eran las conversaciones escuchadas por todos lados del lugar sobre ese
caso.  Al terminar la quincena de corta
de algodón regresamos a la casa el fin de semana y llegó  Maura, hermana de la difunta mencionada, que
había sido muerta por el hacendado. Llegó a vender sus acostumbradas
hortalizas. “Pues es cierto, don Lolito,
a mi hermana la mataron dando a luz  en
el maizal de don Romeo Chavarría, y dicen que iba con el guardabosque, ¿Qué usted me aconseja? ¿Denunciarlo o quedarme callada?”

Estaba
confirmando lo que había escuchado dos semanas antes en la algodonera y en la
casa de mi hermana. No conocía a la difunta, pero sí a Maura, que era vecina
nuestra y vivía a pocas cuadras de nuestra vivienda; su esposo de nombre Cipriano
Gaitán, de una familia amiga de la nuestra.
«Pues mire, Maura, le responde mi padre piense bien lo que va a hacer, en el
pueblo no creo que le oigan, podría ser que usted vaya a la capital a la Procuraduría
General de Pobres a poner la denuncia y también en la radio KL, para que todos
se den cuenta de ese crimen; pero debe tener mucho cuidado porque esa gente es poderosa
y tienen pisto para pagar abogados
”.

Una semana
después era noticia que salía por la radio KL que se autonombraba como “La
poderosa”, por tener cobertura en todo el país. 
Dos días estuvo saliendo al aire la información y luego nunca más.  Mi madre dijo: “De seguro que ya fueron a pagarle al dueño de la radio para que se
callaran”. Iniciaron las clases en febrero y en la escuela también habían
comentarios sobre la parturienta muerta dando a luz y decían que vendría un
equipo de médicos forenses para examinar el cadáver y decir la verdad sobre el
estado de la señora al momento de morir.

Yo había
escuchado de boca de mi hermana Isabel y de Maura que era cierto lo del
embarazo y sus dolores de parto, que no la dejaron seguir hacia el hospital, y
ahora, decían, vendrían personas a confirmar su estado.  En esos años aún estaba vigente la pena de
muerte y se comentaba que ese crimen valía por 8 muertes; que siete muertes era
lo del bebé y que lo más seguro que fusilarían al hacendado ejecutor del hecho.
Ese día que llegaron los forenses a media mañana al cementerio de Jiquilisco,
me escapé de la escuela para ir a ver como era eso del examen forense.

Estaban los
familiares además de el equipo de forenses y abogados y 
por supuesto- Maura,
la hermana de la difunta. Yo me introduje en medio de los expectantes adultos pasando
desapercibido.  Abrieron la tumba,
sacaron el ataúd , lo pusieron a un lado de la sepultura abierta; con guantes y
mascarillas hurgaron las entrañas de aquel cadáver en estado de descomposición.
Todos se tapaban la nariz por el mal olor que desprendía y al final dijeron los
forenses: “
no hemos encontrado restos de bebé,
no estaba embarazada
”. Rompiendo el silencio de los presentes, saltó Maura
y metió sus manos al ataúd sacando  un cuerpecito
de un bebé también en descomposición, y gritó: “¡
Y esto! ¿qué es? ¡Esto es el niño de mi hermana que no dejaron
nacer asesinándoles
! ¡Si Dios no hace
justicia desde el cielo, nosotros tenemos que hacerla en la tierra
!”

Esas frases resonaron
no solamente en el cementerio, sino que también se comentaron por largo tiempo;
pero el dictamen fue que la señora estaba robando maíz y por eso la
acribillaron; el marido salió corriendo para salvar su vida. Así era la
justicia en esa época.

Casi 20 años más
tarde, Monseñor Oscar Arnulfo Romero decía en una de sus homilías: “En El Salvador la justicia es como una
culebra, que muerde solo al descalzo”; y solo duró 3 años como arzobispo;
fue muerto de un disparo que le atravesó el corazón al momento que levantaba la
hostia en una misa que oficiaba en un hospital de enfermos cancerosos de la
colonia Miramonte de San Salvador.

Lista de Demandas de Lucha del Pueblo Salvadoreño

Estas son
algunas de las principales demandas que el pueblo ha expresado durante la
celebración del Día Internacional de la Clase Trabajadora y en otros momentos.
Todas son importantes, y aunque están numeradas, su orden numérico no
necesariamente representa su orden de importancia.






  1. No a la privatización. No a la
    Ley de Asocios Público-Privados.


  2. No a los TLC. No a la Ley de
    Asociación con la Unión Europea AdA.


  3. Renacionalización de todo lo
    que privatizaron los gobiernos saqueadores de ARENA.


  4. Derogación de la Ley de
    Amnistía.


  5. Eliminación de la llamada Deuda
    Política.


  6. Liberación del espectro
    radioeléctrico.


  7. Juicio y castigo a los asesinos
    de Monseñor Romero, Mártires de la UCA, y Roque Dalton.


  8. Desdolarización.


  9. Pronta aprobación de la Ley del
    Derecho Humano al Agua.


  10. Implementación irrestricta de
    la Ley de Medicamentos.


  11. Aumento salarial justo, acorde
    a los altos niveles de inflación.


  12. Compensación justa a los
    veteranos y veteranas de guerra.