Recordar la Ofensiva "Al Tope y Punto"

Por Fidel A. Romero


Esta es una modificación de una alocución que Fidel “Zarco” preparó y que fue transmitida por otra persona en la Universidad Nacional de El Salvador, durante la conmemoración del vigésimo aniversario de la ofensiva guerrillera denominada “Al Tope y Punto”, desarrollada a partir del día 11 de noviembre de 1989, la cual incluyó la incursión y ocupación de importantes ciudades, incluyendo la ciudad capital San Salvador, San Miguel y Usulután, entre otras; así como también se produjo el despliegue del heroico ejército guerrillero en todo el territorio nacional, habiendo puesto en jaque a las fuerzas militares del régimen, que solamente logró sobrevivir gracias a la ayuda de los Estados Unidos. Al cumplirse veinticuatro años de esa inigualable gesta desarrollada por los mejores hijos e hijas del pueblo salvadoreño, publicamos esta adaptación aquí, como un pequeño homenaje a quienes cayeron en combate por la liberación de El Salvador. La adaptación es de forma y no de contenido. (Yasser).



«… Sobre la ofensiva Al Tope se habla bastante, más en su aniversario, cuando parte de la izquierda que la ejecutó está en el gobierno y poder legal… Todos ven los resultados, algunos los magnifican, otros se abrogan protagonismos que no tuvieron, y yo sólo digo que fue algo necesario en el proceso social salvadoreño para dejar el diálogo y abrir con fuerza la negociación; para arribar a acuerdos y terminar la guerra, y para entrar a una nueva etapa, de reconstrucción y aprovechamiento, por las diferentes tendencias políticas, por hacer prevalecer y hegemonizar en el proyecto. Es lo más conocido de la ofensiva. Esos resultados, sin embargo , son pocos los que conocen a ciencia cierta lo que implicó ejecutar esa operación denominada Al Tope y Punto, el 11 de noviembre de 1989.

Circunstancialmente, yo estaba en Los Toriles de La Guacamaya, en el departamento de Morazán, en mayo del 1988, y venía una gran tormenta. Habíamos tenido una reunión con Jonás en la cual se habían definido misiones del nuevo momento: Todo en función de definir la guerra, ejecutar una ofensiva como nunca antes, prepararla, y mi misión era desarrollar todas esas condiciones en el cerro Cacahuatique en donde había una situación desesperada. La presencia constante del enemigo tenía muy inestable las estructuras nuestras. Había muertos y heridos propios con demasiada frecuencia, a tal grado que del colectivo de conducción únicamente quedaba el responsable, Pichinte… Todos habían caído en combate y no existían condiciones para preparar la tal ofensiva que era para el nororiente del Ejército Nacional para la Democracia, caerle a San Miguel y quedarnos allí para definir la guerra. Se tenia que revertir primero la situación del Cacahuatique para permitir el paso de toda la logística, el contingente humano hacia el sur, la planificación y ejecución de planes militares previos, tales como atacar la línea de defensa de gotera, Los Matas, piezas de artillería del cuartel, preparar las rutas de acercamiento silencioso con bases de apoyo para hacer pasar a más de mil combatientes en secreto con su material bélico, etc., etc.

Me despedí de mi compañera (Tita), con quien con poca frecuencia nos veíamos y con una mirada nos dijimos todo lo que no nos habíamos dicho. No sabíamos si nos volveríamos a encontrar. Así era en ese tipo de compenetración del que sale a cumplir su misión. Caminamos con Mario Chocho y Carmen “la Colocha”, quienes iban para San Gerardo. Rodeamos Perquín, yéndonos por el cantón Casa Blanca, porque había enemigo en el pueblo. El aguacero y viento casi nos paraba por lo fuerte que estaba. Llegamos a Torola aproximadamente a las 10 de la noche y planeamos dormir mientras bajaba el caudal del Río Torola en los pasos tradicionales… Descansé un poco en la escuela de Torola Para salir en la madrugada, mientras El Chocho y Carmen caminaban hacia la orilla del río por la ruta hacia Carolina, en el norte de San Miguel… En el paso del Río se ahogó “La Colocha” Carmen, la primera víctima en la preparación de la tal ofensiva, una estudiante de arquitectura . Se la llevó el Río Torola, su caudal embravecido.

Después de descansar un rato en la escuela, le pedí a Arnoldo un equipo para que me fuera a dejar al Cacahuatique. Me dio la unidad de Payín, quien cumplió su misión dejándome en el Varandillal del Cerro Cacahuatique, en donde Pichinte, con su gran movilidad en la zona, me tuvo un mes en reunión para pasarme el informe de la general. Ese informe pudo haberlo dado en unas 3 horas, pero la inestabilidad del área no lo permitió… Hice mi plan paralelamente al recibir el dilatado informe… Las estructuras estaban en crisis y con efectos anímicos no aptos…. Se necesitaba recuperar la confianza y no andar adelante de los soldados, sino que detrás de ellos, persiguiéndolos. Necesitábamos crecer en fuerza y en organización de rutas y bases hacia Gotera y San Miguel, etc. Después de 4 meses se pidieron 30 fusiles para armar nueva fuerza. No llegaron porque la zona no tenia credibilidad por el mando de Morazán (Jonás),a quien Pichinte había informado de su estado a su regreso, para luego irse a Santa Ana. Se intercambiaban mensajes con reportes que demostraban el cambio de situación, Se solicitaron un par de mandos militares para la nueva fuerza desarmada, y éstos sí llegaron; verificaron y vieron la necesidad de más armas. Me llamaron a reunión al norte del río Torola cuando cumplía 9 meses de estar en la zona. Me alegré porque podría ver de nuevo a mi compa y desahogarme ante el mando por su incredibilidad… Se resolvieron los problemas logísticos y económicos… Teníamos 3 pelotones nuevos y estábamos detrás persiguiendo a los cuilios. Con frecuencia los desalojábamos de Guatajiagua, Yamabal, Sensembra. Había estabilidad en la zona y el trabajo en Río Seco hacia San Jacinto, Concepción, San Carlos, Hato Nuevo, periferia y hacia dentro de la ciudad de San Miguel se consolidaba.

Comenzaron a llover los mensajes para coordinar con fuerzas que llegaban a misiones especiales (fuerzas especiales comandadas por Dimas «Pata Peluda», y Rey). Mensajes concientizadores y de mucho compromiso para el Tope y Punto… Pasaban columnas en secreto para el Sur oriente…columnas de más de 40 hombres tenían que pasar sin ser detectados hacia el sur (El Tigre, Jucuarán, San Agustín-Tres calles, y San Francisco Javier), etc. Hasta que llega el momento de coordinar con Norte San Miguel, Norte de Morazán y Cerro Cacahuatique para concentrar la fuerza de la dirección norte ( del Tope, unos 500 hombres y mujeres armas, formaban la dirección norte, la más numerosa, de las 4 direcciones, quienes estarían al mando de Licho y yo… Todos llegarían en secreto a la ciudad de San Miguel para el 11 noviembre en la madrugada. Nos reunimos en el cantón Palo Blanco de Chapeltique, (Licho, Cuñita, Goyo Negro y Yo), para ver detalles.

Era impresionante ver esa cantidad de combatientes del END juntos. No sólo por el número, sino que por su nivel de alta moral y entrega que cada quien poseía. Todos con su ración seca ( equivalente a la sopa negra de los espartanos) en su mochila, la cual consistía de un Kg de queso seco con una pirracha que era una mezcla de ajonjolí , harina de maíz, semilla de morro y leche en polvo y una cantimplora de agua. Para caminar sin ser detectados por 7 noches y enmascararse durante sus días, hasta romper el secreto el día 11 de noviembre en la ciudad.

San Miguel es caliente por naturaleza, y el cerro Cacahuatique, al igual que al norte de Morazán, es fresco, agradable. Esa marcha fue heroica. La sed,. el sudor , el estreñimiento, el sueño, etc., fueron insignificantes ante la disposición de victoria y definición de la guerra. El plan de marcha incluía no dejar huellas a nuestro paso; habían equipos especiales borrándolas, así como también todos estaban conscientes que al ser detectados únicamente entraría en combate la unidad implicada y el resto se retiraría, a sabiendas que podían ser sus compañeros aniquilados. Por lo que sea, no pasó. Llegamos a los cerros 6 y 7, creo, cerca de la ruta militar. Licho dijo que se adelantaría y que me quedara con la estructura de apoyo para entrar después del inicio por la carretera para avanzar rápido hacia el puente Urbina. Se perdió Licho y no podía dar la orden de romper el secreto y abrir fuego; todos estaban en sus posiciones, menos nosotros que éramos la retaguardia… Y luego me contacta para arreglar el inicio de fuego y avanzar por la calle hacia el puente en donde Goyo Negro estaba definiendo el aniquilamiento de esa posición y dejando libre el paso de las estructuras de apoyo.

Las posiciones que se tomaron fueron mantenidas por 11 días… Era un infierno…no se podía dormir, en los descansos…, los muertos y heridos eran abundantes… Anotaba sus nombres en una libreta… Cuando la cifra llegaba a 50 decidimos con Licho no anotar mas… de todas formas habíamos llegado para quedarnos y de nada serviría contarlos o anotarlos… Estábamos mentalizados como los de las Termópilas…

A los 4-5 días, Asesinan a los jesuitas y dos días antes habían empezado a ametrallar la ciudad… Así como lo aviones fumigadores de los algodonales… Así lo hacían, ametrallando y roqueteando indiscriminadamente…. Yo caminaba por las calles visitando las estructuras de apoyo, el trabajo civil, los heridos en clínicas improvisadas y cundo me sentaba un momento ya no escuchaba la metralla ni las explosiones sino que canto de ranas y pajaritos… Alucinaba por ratos de paz y descanso….Un compa que no recuerdo su nombre..pero era del CUO, quien estaba herido de las piernas y no caminaba… Me pregunta…. Compa… a 300 metros esta la línea de fuego y que pasa si los compas no la mantienen mas?…. Su desesperación por la vulnerabilidad de los heridos era enorme…Lo veo y le digo:…Hemos venido a quedarnos todos y si nos vamos… nos iremos todos,…. Le vidriaron los ojos por las lagrimas ocultas y me dijo:…No se compliquen… pero no nos dejen que nos capturen…Dennos armas para cubrirles la retirada o dennos un tiro antes de que se vallan… Le repliqué… Eso no va a pasar…

Los periodistas nos avisaron que en todo el país se habían retirado los compas y que qué esperábamos nosotros, que nos aniquilarían, porque se concentraban las fuerzas de todo el país y hablaban de 7 mil hombres rodeándonos…. Se hizo una reunión de mandos en donde se planteó la retirada escalonada y la entrega de heridos a la Cruz Roja. Todo se concretó en una reunión de unos 20 minutos, pero que buena parte de ellos dormitaba. Recuerdo bien a Dimas Pata Peluda, que cuando Licho dijo: «Todos a sus puestos y a ejecutar lo que les toca para la retirada escalonada», Dimas replicó: «¿Qué pasa señores? Yo no me muevo con mi gente mientras no entienda por qué nos retiramos.» Se había dormido y no escuchó lo de la reunión. «Explícale Fidel, dijo Licho, porque ya no hay tiempo».

Bueno, hay muchas anécdotas de héroes anónimos y que hoy los vivos que han escuchado de ellas se las apropian…

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