Fragmento sobre la Retirada de la Ofensiva Al Tope

Fragmento sobre la retirada de la ofensiva Al Tope en noviembre de 1989.

La retirada de las líneas mantenidas
por 10 días. La incredulidad de Dimas, explicación coherente

Por Fidel A. Romero “Fidel Zarco”

Todos salieron como alma que se las lleva
el demonio al salir de aquella reunión, la orden estaba dada y había que
cumplirla.  Había un giro de 180 grados al
planteamiento inicial: “Preocúpense en cómo llegar en secreto y mantener
posiciones, vamos a quedarnos para definir la guerra, es una llegada sin
retirada”.  Dimas no se había movido de
la silla, lo tomo de una mano para separarlo del resto y empezar la nueva orden
dada por Licho, pero esta vez traducida con alguna explicación razonable:

Dimas y un equipo elaborando cargas explosivas.  Foto tomada de Facebook.

Según lo que he entendido, Dimas, hemos
estado rígidamente cumpliendo la orden de la Comandancia General, manteniendo
la posición a toda costa, esta es la mística nuestra.  El día de ayer vinieron unos periodistas cuyo
propósito era filmar nuestras posiciones y de hecho lo hicieron.  Pero también nos dieron una valiosa información:  Solo nosotros estamos combatiendo manteniendo
esta posición en la ciudad, el resto del país solo lo hicieron uno o dos días,
a lo sumo tres, para luego retirarse y moverse hacia otros objetivos
periféricos.  Vos has visto que las
posiciones se han mantenido a pesar de la aviación y mortereo, pero a un costo
alto en bajas civiles y propias.  La
población, que sin su apoyo de los primeros dos días construyendo toda la
infraestructura que necesitábamos, fue aterrorizada con el bombardeo y tuvo que
irse la mayoría, es poca la que queda dentro. 
¿Cuál es la razón de que continuemos aquí?  Esa es una pregunta que no quiero la contestes en este momento.

…Dos elementos más: La falta de
operatividad consistente en otras partes del país ha liberado tropa del ejército.  Esta tropa se está concentrando en San
Miguel, solo el día de ayer combatíamos contra 5 mil hombres. ¿Cuántos crees tú
que estamos sobrados de esos descomunales bombardeos? Ni yo lo sé porque paré
el conteo de bajas, no soportaba estar escribiendo nombres de muertos y
heridos.  Creo que hemos perdido más de
200 combatientes con mandos.
…El último elemento es que la represión no
es solo en San Miguel, es en todo el país, están asesinando a los intelectuales,
a los cuadros pacifistas, a los líderes que creen puedan servir para un nuevo
gobierno.  Hay que ponerle coco a las
repercusiones que esto tendrá en lo inmediato, en todos los círculos del país y
fuera del mismo.  A este gobierno lo menitos
es que lo obligarán a negociar con nosotros. 
Ahora bien, todo dependerá de cómo se amarren los pantalones los
negociadores, pero para eso es necesario conservar la fuerza militar que aún
nos queda, nadie negocia si no tiene fuerza.
…Ahora te repito la pregunta un poco
ampliada: ¿Qué razones nos atan para seguir manteniendo estas trincheras que
están quedando desiertas de población? 
Si continuamos aquí un día más habríamos perdido el mejor momento de una
retirada ordenada de este lugar para preservar lo que queda.  De este modo garantizaremos la continuidad
del proceso hasta el fin de la guerra.  Todos
entendemos que el cerco se estrechará y la aviación hará su trabajo hasta
terminar con la resistencia…, estaremos prácticamente exterminados en corto
tiempo, porque la aviación será implacable, aún más de como lo ha sido cada vez
que pasan los días.  Espero tus
comentarios…, sería de locos continuar sosteniendo posiciones en forma
esquemática.

¡Vea compa Fidel!  Es claro lo que plantea, he entendido lo de
preservar lo que aún tenemos de estructura y fuerza para la continuidad, pero
tengo una pregunta más:  ¿Por qué razón
han tenido que ser los periodista quienes nos den el informe del resto del país
para poder decidir retirarnos? ¿Por qué razón no ha sido a través de la
dirección nuestra o de la Comandancia General?

Fragmentos de una versión narrada por Chicón,
24 años después de la ofensiva Al Tope
:
“…Los combates
fueron en realidad bastante  intensos.
Logramos mantenernos hasta donde nos fue posible. Nos comenzamos a retirar
debido al cansancio, al cúmulo de bajas, y además la evolución de la situación
militar nos iba colocando en una gran desventaja.
El enemigo nos cercó. De haber persistido ahí nos hubieran podido haber
aislado y aniquilado… En esos momentos tuvimos una situación muy crítica a
nivel de comunicaciones y perdimos la perspectiva del resto de unidades
militares del FMLN
…”[1]
Veo que el cansancio no ha afectado tu lucidez
Dimas, tus preguntas habría que hacérselas a Jonás o a Atilio, ellos deben
tener respuestas, yo tengo las mismas interrogantes.  Pero este momento nuestra preocupación es la
retirada a la periferia, después habrá tiempo para la evaluación de cómo hizo
el trabajo cada eslabón de esta cadena. 
Me gustaría fueras a ejecutar la orden dada y dar una explicación a tu
gente para movernos.

Mi agrupación se mueve si yo me muevo, lo
único que debo hacer es dar las instrucciones que me han dado y que después habrán
las explicaciones.

Ten cuidado que todos los compas están actuando
con el planteamiento inicial, ahora ha cambiado eso por otro que jamás nos
dijeron que nos preocupáramos por la retirada. 
Puedes decirles la verdad, lo que aquí hemos hablado, tú sabes cómo
decirlo porque presiento que no tomarán tu actitud, sino que habrán
manifestaciones de indisciplina que dificultará la coordinación para la
continuidad.  En la otra dirección hubo
una escuadra que se desertó a medio zafarrancho hace un par de días.

¿Y de la dirección nuestra, hay
deserciones…?

No hubo tiempo de responder a la pregunta
de Dimas, una nutrida balacera fue escuchada y hacía poco más de una hora que
habían salido todos a ejecutar la orden de retirada dada por Licho.  Solo faltaba que unidades en retirada se
hubiesen confundido y armado un combate entre nosotros mismos.  Guardamos silencio para escuchar bien el
combate, ráfagas y tiro a tiro, era indiscutible que había combate en un emboscada
urbana. Trato de contestar a Dimas y explorar su conocimiento:

Hasta el momento, de este lado no hay
deserciones que yo sepa, pero nos esperan días difíciles al solo cruzar el r[io
hacia el Hato Nuevo.  Esa balacera me
parece muy inoportuna, podría ser una emboscada o quizás ¿confusión de nuestras
unidades?  ¡Qué importa!   Ahora
debemos movernos, tenemos mucho más de una hora de retraso por tu lado.

¡Vea…! 
Esa cerrada balacera es una emboscada, es rumbo al puente Urbina, el
enemigo algo sospecha y tiene emboscadas, puedo distinguir bien el combate de
ambos lados, es con un equipo de fuerza especial por las cargas de mano que están
detonando, ese es nuestro fuerte en combate, y principalmente en la obscuridad.

Movámonos Dimas, nos daremos cuenta al
otro lado sobre esa escaramuza.

La balacera dio fin a la explicación y
discusión con aquel mando que era muy conocido por mí desde el momento de su
integración en la primera semana de enero de 1981, en la reunión de milicianos
del cantón El Jobo. cerca de la playa El Caracol.  Dimas fue reclutado para pasar el primer
curso de capacitación a brigadistas dado en Jucuarán.  Lo había visto crecer en su compromiso y
formación política y principalmente en su desarrollo militar hasta convertirse
en jefe de las fuerzas especiales.  
Saliendo de aquel repaso veloz sobre la
trayectoria de Dimas, reflexiono sobre su última pregunta en relación al papel
conductor de la dirección, que era una preocupación vista en la reunión de El Jiote, cuando se determinó la estructura de dirección de la incursión Norte de la
ciudad; esta preocupación la hicimos saber a la comandancia a
través de un mensaje firmado por el colectivo que se había conformado.  Aquel mando tenía toda la razón…, ¿Por qué
tuvo que ser un grupo de periodistas quienes dieran la información de la
situación del resto del país? De la situación real de los diferentes esfuerzos, tales como: San Salvador, Santa Ana, Zacatecoluca, Usulután..,  etc..  ¿Cuál
había sido el papel jugado por cada dirección en el resto del país?  ¿Cómo había sido la coordinación de las diferentes
direcciones al momento de entrar en aquellos cruentos combates? ¿Cuál había
sido el papel del núcleo de CP del PRS en Managua que lo encabezaba JV?  ¿Cual había sido el papel coordinador de la Comandancia
General?  ¿Habría funcionado su diseño de
meter todo, incluyendo la misma dirección estratégica al lugar de los hechos para
garantizar hacer aquel esfuerzo?  Y si a
estas interrogantes agregamos la ausencia de los misiles, ¿dónde estarían las
fallas para no haberlos tenido en el momento oportuno?  Había muchas interrogantes para buscarles respuestas
y entender aquel rompecabezas de la llamada Ofensiva Al Tope y Punto del 11 de noviembre de 1989
.

Cruzar el río de regreso, dilemas en
la reorganización, enemigo envalentonado tras de nosotros con todos sus recurso
disponibles
.

Organizar la retirada según la orden del
mando no era tan fácil ante el efecto anímico por el cambio de planteamiento; no
había espacio en la mente para la retirada; sin embargo, aquellos mandos salieron
a cumplir la orden mientras Dimas era convencido también de ejecutarla.  Conservar el secreto en el repliegue era tan
importante como cuando llegamos a tomar aquella franja urbana norte, el ejército
debía creer que aún estábamos en el lugar, por lo menos hasta el mediodía del día
siguiente.  Esto nos permitiría un tiempo
para la reorganización de las unidades y un plan de guerra de guerrillas en la
periferia urbana que permitiría retirar al grueso de las columnas; la nutrida
balacera escuchada con Dimas estaba en contra nuestra.  Esa balacera fue escuchada en una de las
rutas de retirada, el secreto no había sido conservado.  Chiyo[2],
un mando de la fuerza especial, había sido emboscado con su unidad, eso dijo mi
radista que copió el bloque reportándolo ‘confirmando’, y con ello la sabiduría
y experiencia sobre ese tipo de combate expresada por Dimas Brigadas.  Era el 20 de noviembre antes de la media
noche, esa nutrida balacera hizo que termináramos la discusión con Dimas y cada
quien a ejecutar la orden.

El río fue cruzado esa noche como lo
planeado, había algún nivel de control y organización en la zona a ocupar al
otro lado de la rivera del río.  El
equipo de Ceci Chalateca había desarrollado trabajo por espacio de unos 6 días
y tenia bases colaboradoras, informantes,  incluso hasta algunos jóvenes voluntarios
milicianos que patrullaban para dar profundidad a aquella retaguardia.  El cerrito despoblado de árboles pero con arbustos
charraloso en su alrededor, al lado del desvió a Comarcarán, era un lugar
adecuado para coordinar aquel contingente en retirada.  Ahí podría Jonás tener alguna estabilidad
para readecuar su plan de repliegue.

Esa madrugada coincidimos con Licho por la
colonia Dolores, cerca del puente Urbina, y al norte, la agrupación de Dimas también
estaba en el lugar; los demás se dispersaban en aquella amplia zona semi urbana
para no estar concentrados y tener algún control del terreno.  Todos buscábamos un lugar que tuviera alguna cobertura
que permitiera descansar al aparecer el día. 
Instintivamente los jefes buscaban en los carbonales y algunas casas
abandonadas a ambos lados de la ruta militar.  
Estábamos conversando con Dimas en un predio por la colonia Dolores, a nuestras
espaldas a unos 400 metros estaba el Puente Urbina, aún custodiado por nuestra
unidad.  Se acerca Licho y dice:

¡Jodieron a Chiyo!  Cayó en una emboscada y al parecer salieron
bien respondones y sacaron guinda a la unidad que les emboscó. 

Dimas escucha sin hacer comentarios.  Licho continúa hablando:

La primera operación en nuestra retirada
será una misión para Dimas y es la siguiente: para retrasar y disminuir el uso
de los medios que el enemigo empleará contra nosotros hay que botar ese puente
que ahora está bajo nuestro control.  Mañana
por la noche perderíamos gente si intentáramos hacerlo, también hay que botar
todos los postes del tendido eléctrico hasta donde te alcance el
explosivo.  Lo podrías hacer colocando el
dispositivo antes del amanecer para ser detonado al paso de algún blindado
mañana.

Indisciplina a las indicaciones,
efecto del cansancio y cambio de rumbo.

Se hace un silencio tenso entre nosotros; Licho está dando misiones a la persona a quien negó una explicación política
que pudo haber aclarado dudas en todos los otros mandos presentes.  La disciplina era ‘no discusión ante una
orden’; posiblemente el cansancio y el sueño había hecho que solo Dimas
preguntara; esta vez él responde diciendo:

En este momento tendría que revisar los
materiales para ver si son suficientes, también haré una evaluación de las columnas
que soportan al puente para determinar la cantidad de cargas que puedan
romperlas. Si existen los materiales completos, tenga por seguro que haremos
ese dispositivo, Licho.
Después que Licho se retira, Dimas continúa
hablando, expresando su visión estratégica del país:

¡Me disculpa, compa Fidel!  Pero aunque tenga todo completo ese puente no
lo voy a volar.  El valor de reconstruir
un país después de toda la destrucción de la guerra es un costo económico y
material que lo pagaremos entre todos.  Como
la guerra está terminando y viene una fase de negociar en serio, no hay que
destruir infraestructura de mucho costo, los postes sí los voy a botar pero eso
es una mierda comparado con el valor del puente.  Lo siento por el comandante Licho, pero esa
orden no será cumplida aunque se tengan los materiales, por eso me quedé
pensando para darle una respuesta sin mostrar mi desacuerdo o ¿qué dice usted?

Te conozco y estoy preocupado por una gran
chibola que hay en mi cabeza Dimas, sólo te diré que respeto tu decisión y te
digo que nada he escuchado de lo que me has dicho.  Para que te quede claro, Licho no sabrá lo
que has comentado porque ha sido un trato entre ustedes y yo estaba distraído.

¡Creo que le entiendo!  Usted está pensado en toda esta chibola del
repliegue con los compas.

Esa fue la última vez que vi a Dimas. Algunos
postes fueron derribados durante el día siguiente, ya que había que conservar el
anonimato de nuestra retirada de las posiciones de la ciudad; la estructura del
puente fue respetada a pesar que estuvo sin custodio por dos días.  No supe para dónde fue enviada la agrupación
que Dimas comandaba, posiblemente fue de la fuerza que acompañó a Jonás quien
salió por la noche el día 21 de noviembre hacia el Sur.
Fragmento de lo
escrito en el libro Historias de Barro sobre Dimas:

… “Yo creo
que las hormiguitas guerreras debieron haber llegado muy marcialmente hasta la
última morada de Dimas. Seguramente se le cuadraron de forma muy marcial y con
un saludo muy marcial le fueron a decir:
-¡Compañero
Dimas, le doy parte que Vencimos! Le informo, que gracias a aquella trinchera
que usted defendió con tanta temeridad y vehemencia, la Paz llegó para quedarse
en El Salvador. Le informo, que nuestras armas y las del enemigo fue­ron
derrotadas. Le informo que el militarismo fue desterrado de nuestra patria y
que ahora los desacuerdos y las disputas se zanjan por la fuerza de las ideas y
el dialogo, y no por la fuerza de las bayonetas”…
[3]
Durante el día
siguiente en todas aquellas urbanizaciones, en rápido crecimiento que tenia San
Miguel desde la Colonia Dolores pegado al rio hasta el desvío de Comarcaran en
Hato Nuevo, habían movimientos de todo el personal incluyendo a la estructura
política.  Javier había recogido su gente de la zona y los había enviado
con una columna trasladando buena parte de materiales para su zona del Norte,
Ceci con su equipo habían cumplido su parte en ese sector y era llamada para su
estructura con el personal del Norte de la Unión, los directivos del PADECOMN
habían evacuado la zona 3 días antes.  El grueso de la fuerza estaba
siendo concentrada a cargo de Goyo Negro y Naser en un Carbonal un tanto al
rumbo norte de la colonia Carmensa al rumbo norte .  La estructura política
que había trabajado sin
descanso para tener listas las condiciones
organizativas e infraestructura en los primeros dos días de combate ahora se
reducía a 4 personas, hasta Rubén prensa se había integrado a las columnas de
la fuerza en repliegue,
Benjamín no sabía de él desde que se dio la orden de
cruzar el río, prácticamente sólo las dos personas misileras eran el apoyo
después que el equipo de Ceci fue reintegrado a su dirección. La estructura de
comunicaciones de Jonas fue ubicada transitoriamente en el cerrito pelón
rodeado de arbustos charralosos en su base que tenía una casa de construcción
mixta y con paredes de adobe de trinchera, ahí fue visto la ultima vez ese día,
porque recuerdo sus palabras al verme acompañado de dos milicianos de la colonia
Carmensa:
-¿Estás
reclutando milicias aun en estas condiciones?
-Estos dos
muchachos quieren integrarse con fusil con nosotros, han colaborado en el
equipo desde que llegamos.
-Debes
explicarles la dureza de la vida del guerrillero acampado, más ahora que
estamos en repliegue de San Miguel, sería mejor los despaches para su casa
esperando mejores momentos.
-Hablare con
ellos y si aun así deciden acompañarnos pues que le vamos a hacer.
Las palabras de
Jonás eran claras: no quería incorporación en aquel momento, no quería perdida
de fusiles por milicianos desertados ante condiciones difíciles etc. 
Entendiendo la señal del jefe, fue clarificada la situación a los muchachos,
quedando ellos como milicia clandestina de esa parte y participarían en el control
de las colonias e informarían de los movimientos de tropa al cruzar el río.
Con Licho nos
habíamos dividido durante el día para organizar lo más rápido posible todo para
juntarnos por la noche en un puesto e intercambiar resultados y compartir la
posta de la estructura.  La seriedad y poca comunicación en él  se
había acentuado, su expresión además de su mal humor expresaba una preocupación
indescriptible, era evidente que por sus continuas bilaterales con Jonás, tenía
mucho mas información que mi.  Acostumbrado a no preguntar por la
educación partidaria recibida en los años de militancia, “cada quien sabe lo
que necesita en el momento y lugar adecuado”, esperaba que él  tomara la
iniciativa para discutir plan.  Sin embargo nada dijo a su llegada, limitándose
a buscar un lugar para tender y descansar sus huesos.  Entendía que no
quería hablar esa noche por lo cual también terminé los detalles con un líder
de la población sobre el informe del día y las tareas de exploración de su
equipo.
Por lo
escuchado durante el día, las dos unidades guerrilleras no habían tenido mucho
trabajo, explosiones se habían escuchado en el transcurso del día que avisaban
sobre el avance de la tropa enemiga sobre las posiciones abandonadas. 
Esas explosiones fueron aprovechadas para botar algunos postes del alumbrado
eléctrico por la gente de Dimas, entrada la tarde se unió a nosotros el equipo
médico civil que fueron enviados para donde estaba Marisol con Jonás.

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[1]Historia relatada por
Claudio Armijo, “Chicón”, comandante de las fuerzas militares del ERP durante
la ofensiva de 1989 en San Salvador, y publicada originalmente en :
http://www.centroamerica21.com/edit/25-14/pguerra1.html
[2]Este muchacho, había
fungido como radista operativo en la unidad del Viejo Simón cuando se
estructuraron las primeras unidades guerrilleras en la Zona de Torola.  Luego sacó el curso de fuerza especial y se
convirtió en jefe de unidad de fuerzas especiales.  Ahora era el primer muerto en la retirada del
Tope.
[3]Ibarra Chávez, Héctor.
Historias de Barro, segunda edición Pp.358, Expediente abierto, 2009.

Orden de Retirada en "Al Tope" (fragmmento)

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Sube el nivel de indisciplina; mandos desertando.

Por Fidel A. Romero “Fidel Zarco”

Casi me quedaba dormido; estaba conciliando el sueño cuando llega el posta acompañado de uno de la seguridad de Jonás, quien preguntaba por el comandante Fidel, para entregar un correo urgente. Este es entregado; aún estando acostado sobre mi plástico, abro aquel papel doblado, pegado con tirro, que decía “Urgente”. Al abrirlo, veo las escuetas líneas de puño y letra de Jonás, decían:

Envíame de inmediato las dos personas misileras, de ahora en adelante se moverán en mi estructura. Firma Jonás.”

Escucho a Licho, quien aún está despierto y había visto la presencia del enviado por Jonás, y dice:

—Por la gran puta, Fidel; eso tenía que haberlo arreglado yo al solo verte hoy, pero se me olvidó hacerlo; manda esa gente de inmediato.

—Órdenes son órdenes, Silvio; en este momento será cumplida.

Este hecho para mí era otro elemento, que juntado a lo expresado en relación a la dureza de las condiciones para acampar a la milicia, lo interpretaba como que ya no era posible tener misiles y combates en la ciudad, por lo menos en un periodo considerable hasta reorganizar la situación con la fuerza. Licho se acerca y comenta en voz baja:

—La situación se pondrá perrísima. Melo y Benjamín «El Cuto» se han desertado; Jonás se lleva una parte de la fuerza para el sur; dice que averiguará qué es lo que ha pasado con la falta de comunicación y por qué no se tomaron Usulután.

—Las deserciones empezaron en la dirección oriente hace unos días, Licho; una escuadra se fue de la gente del norte de La Unión. Nosotros empezamos con esos dos cuadros que tendrán repercusiones; los motivos del repliegue no han sido explicados políticamente.

—Ponele coco, Fidel; ahora no quiero pensar; hablamos mañana.

Quedé pensando sobre aquel correo; las palabras de Licho con la escueta información dicha con el agravante que no quería pensar. Era evidente que estaba cansado, agotado y posiblemente muy afectado por el cambio brusco de planteamiento a aquellas alturas de la ofensiva: esfuerzo, sacrificio, heridos, muertos, desinformados; periodistas dándonos datos que debimos haber sabido vía comunicaciones estratégicas; combatientes y mandos desertados; Jonás hacia el sur para averiguar algo sobre cosas, etc. Licho solía tener sus secretos que Jonás le confiaba. Habían cosas que no cuadraban, no se entendían. ¿Por qué Jonás tenía que viajar y arriesgar tanto solo para averiguar qué había pasado en Usulután…? Para eso no era necesario hacer aquella marcha en las condiciones deplorables en cansancio y la moral en general que se estaba apoderando de la fuerza desde que se les ordenó dejar las posiciones que les había costado tantas bajas mantener. Con aquella reflexión en mi cabeza ni cuenta me di cuando estuve dormido. El concierto de gallos en la madrugada me despertó; era el 22 de noviembre; veo a Licho sentado con su mochila, listo, esperando en el lugar donde había dormido. Su expresión no había cambiado…, quizás ni había dormido; solo él lo sabía ,porque lo único que dijo fue:

—Ayer se retomaron la zona, les llevó el día hacerlo, hoy pasarán de este lado del río a completar su trabajo. Será un día de combates, es mejor que ya no nos separemos—. Con aquellas escuetas palabras empezó a caminar, casi sin rumbo, por aquellas urbanizaciones semi desiertas. Los civiles habían aprovechado la aparente calma del día anterior, de cuando amanecimos en el sitio, para abandonar el lugar, previendo que nuevos y recios combates serían iniciados allí. No se equivocaban; Licho había movido la incompleta agrupación de Miguel Ángel a retardar el avance por la asfaltada, empezando desde el puente Urbina.

Con Licho nos movíamos alrededor de 15, entre radistas operativos, estratégicos, inteligencia y el personal de seguridad nuestro; en ese día no recuerdo que Javier nos acompañara; seguro que arreglaba la evacuación de su personal con la logística. Pequeños enfrentamientos eran escuchados en las márgenes del río; Miguel Ángel aún no combatía. Licho, encabezando la columna del puesto de mando, se movía como tigre evitando al o a los cazadores[1] de tigres, hacia movimientos con sus manos de cubrirnos en las paredes, doblaba para cambiar ruta, se agachaba para disminuir ser blanco, etc. Después de la media tarde, cansado de jugar al gato y al ratón con aquella estructura que estaba a punto de ser cazada por las unidades infiltradas durante la noche y encubiertas para emboscar al menor descuido, pienso que no debemos continuar así, debemos definir qué hacer con Licho, aprovechando que la patrulla enemiga no nos había visto o simulaba no vernos por conveniencia[2], digo a Licho procurando que solo él escuchara:

—Si es de jugar al gato y al ratón, Licho, es mejor nos dividamos esta gente en dos unidades, tomemos una cada uno y vamos a combatir a estas unidades y a ese avance que viene tras ellas. Solo debes pensar en cuál es la misión que nos toca jugar—.  Licho abre sus ojos como para decir que debo entender sus palabras y conducta antes de expresar:
—Yo no regreso al norte de Morazán con este poquito de gente; yo no cruzo de regreso el río Torola dejando ese vergo de muertos y heridos; aparte que la gente se está desertando y no obedecen; yo me voy a la mierda de aquí, Fidel.
La expresión facial con que Licho había pronunciado aquellas palabras, uniéndolas…, eran muy elocuentes, estaba golpeado, era la combinación de todo: por el cansancio del esfuerzo…, y sobre todo por el efecto moral de las bajas, deserciones y del cambio de planteamiento; conocía mandos que jamás superaron el trauma de los muertos en sus unidades. Mi mente busca respuesta ante aquellas palabras salidas sin tapujos del jefe de la dirección norte y digo, tratando de poner toda la energía que podía juntar en ese instante para hacerle reaccionar:
—Nuestra misión aún está inconclusa, para terminarla es necesario llevar esta gente de regreso a como sea, vos te podés desertar…, siempre y cuando lleves esta gente hasta el norte del río Torola. Te vas a la mierda después de eso a la hora que te dé la gana, Licho. En este momento debes coordinar el plan de retirada o aquí habrá una debacle con repercusiones insospechadas, ¿has entendido?—  Licho agacha su cabeza como un niño a quien han encontrado infraganti ante un error; se la rasca revolviendo su espesa cabellera, suspira como un tigre cercado, para luego decir:
—¡Hombre, Fidel! Tenés razón, vámonos para donde Goyo, está a unas 3 cuadras de aquí al otro lado de la calle, vámonos a aquella casa de fuertes paredes para coordinar desde ahí.
Licho inició su comunicación directa radial con algunos mandos de agrupación; primero con Miguel Ángel, a quien advirtió que dividiera, cuidándose los flancos por sí mismo, que habían pequeños goes infiltrados para dirigir bombardeos; luego pidió hablar con Nasser para indicarle su área de acción con una parte de la fuerza, que haría algunas acciones en su área para distraer y atraer al enemigo; Goyo fue el último en cruzar antena[3], pero en ese momento se escuchó un disparo en la dirección donde se encontraba con la fuerza; nadie hablaba; luego pequeñas ráfagas son escuchadas. Goyo había sido blanco de un franco tirador enemigo, infiltrado cerca del grueso de la concentración de las agrupaciones; posible era el golpe contundente a ejecutar ocupando la aviación para apelmazar de bombas a aquel carbonal que concentraba al grueso de los que salieron de la ciudad. Era el punto de concentración para la reorganización.

Caído en la retirada de la ofensiva Al Tope y Punto, en un carbonal de Hato Nuevo.



[1] La zona que ocupábamos había
sido infiltrada de unidades pequeñas dotadas con comunicación para dirigir o
coordinar bombardeos.  Estas unidades con
frecuencia nos encontrábamos pero no nos disparaban y tampoco pedían la
aviación por estar tan cerca de nosotros y no salir afectados por el fuego
amigo.  “Había como un pacto de no
agresión entre nosotros y ellos”
[2] Eran los equipos pequeños «Monterrosa Barrios», que se infiltraban con un equipo de comunicación para
dirigir ataques aéreos con desembarcos. 
No podía avisar de ataque aéreo por estar tan cerca con nosotros y tampoco nos atacaban por ser numéricamente inferiores a nosotros por lo que
temían ser aniquilados.
[3] En la jerga guerrillera significa hablar directo en el radio entre
dos mandos para coordinar rápido.