Las Cortes de la Organización Mundial del Comercio

Por Baneste

Logotipo de la Organización Mundial del Comercio


Recientemente se ha informado que la corporación transnacional de origen canadiense TransCanada Corporation ha demandado al gobierno de los Estados Unidos por oponerse al desarrollo del proyecto denominado Keystone XL Pipeline, exigiendo una compensación monetaria de $15 billones por supuestos daños. La demanda es posible porque Estados Unidos es signatario del Tratado Norteamericano de Libre Comercio, mejor conocido por sus siglas en inglés como NAFTA, que incluye a Canadá y México, y que entró en vigor en enero de 1994, y dicho Acuerdo contiene el Capitulo 11 «protección a los inversores» que les permite a las corporaciones eludir regulaciones nacionales y demandar a los gobiernos que aprueban leyes o prohibiciones que limitan sus ganancias.

El proyecto al que se refiere la demanda, el Keystone Pipeline, aprobado por el Congreso de los Estados Unidos y vetado por el presidente Barack Obama, contemplaba la construcción de un extenso acueducto que desde Canadá atravesaría el territorio estadounidense hasta finalizar en el golfo de México, y su objeto era transportar crudo para de allí ser exportado a otros países, principalmente China. La corporación TransCanada pretendía al mismo tiempo hacer uso de lo que en los tratados de libre comercio se llama «dominio eminente» que le permite a las transnacionales confiscar tierras a hacendados, agricultores y otros propietarios cuyas posesiones se encuentran en la ruta del proyecto. De hecho, el veto del presidente Obama, fue en gran medida el resultado de la oposición ciudadana a semejate empresa que afectaría a muchas comunidades.

Estos juicios o demandas no son dilucidados en cortes de la nación demandada, sino en «cortes» internacionales cuyos árbitros son escogidos por nada más ni nada menos que por la Organización Internacional del Comercio (WTO por sus sigla en inglés) y abogados contratados por la transnacional demandante, lo que asegura un veredicto favorable a sus intereses y una costosa pérdida garantizada a los gobierno sujetos a dichos juicios, ya que en el improbable caso de que ganaran la demanda, acarrearían los costos millonarios del proceso.

Una demanda de este tipo contra de un gobierno económicamente poderoso como Estados Unidos, lo más seguro es que no tenga mayores consecuencias para el país, pero la situación podría conllevar resultados desastrosos a países más pequeños con economías débiles como por ejemplo El Salvador que es signatario del CAFTA (Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana). Las provisiones del denominado Establecimiento para las Disputas Inversionista-Estado (ISDS por sus siglas en inglés) concibieron estas cortes corporativas fuera de las cortes de cualquier estado, incluyendo los Estados Unidos.

Ejemplos de demandas en la actualidad iniciadas por transnacionales contra gobiernos hay varios:

1. Una compañía tabacalera basada en Suecia  está demandando al gobierno de Uruguay por supuestos daños causados por los esfuerzos en contra del fumar impulsados por ese estado en la búsqueda de la protección de la salud de sus habitantes.

2. La compañía sueca de energía Vattenfall está demandando al gobierno de Alemania por haber decidido reducir su uso de energía nuclear.

3. La compañía multinacional francesa Veolia ha demandado al gobierno de Egipto por haber incrementado el salario mínimo en ese país.

4. Entre los gobiernos que han sido demandados y obligados a pagar cuantiosas sumas a corporaciones extrajeras están Ecuador y Canadá.

Estos casos demuestran patéticamente que los tratados de libre comercio son en realidad esquemas de sobreprotección de la insaciable avidez de ganancia de las transnacionales capitalistas, y que no traen ningún beneficio a los  países signatarios.


Poema para Jo Cox

Por Baneste


Este breve poema fue inspirado por una excelente mujer que
fue asesinada por el odio fascista. Me ha dolido tanto que no pude otro que
escribir este poemita en homenaje a su heroísmo. Como referencia, para quienes
no saben de ella, extraje esto de Wikipedia:


Helen Joanne «Jo» Cox (22 de junio de 1974-16 de
junio de 2016) fue una política británica del Partido Laborista, que representó
a la circunscripción de Batley & Spen (Yorkshire) entre 2015 y 2016, como
miembro del parlamento británico.  El 16 de junio de 2016, la
diputada Cox fue
asesinada
a puñaladas y disparos repetidos en Birstall (Yorkshire del Oeste). Quedó en estado crítico y
falleció de sus heridas aproximadamente una hora más tarde.



Muy pocos días antes de ser
asesinada la parlamentaria había publicado un breve artículo en el que defendía
la inmigración
y llamaba a los votantes a no creer que la salida del Reino Unido de la
Unión Europea era la manera adecuada de afrontar los desafíos que esta
plantea, instando a los ciudadanos británicos a «no caer en la trampa» y a
votar en el referéndum por la permanencia en la Unión Europea.



Parlamentaria inglesa Jo Cox.


DEDICADO A JO COX

Las hojas de los árboles mecían el silencio
que no existía en el canto de los pájaros
el grito inaudible
del increíble universo
mudo se quedó
en el bullicio estruendoso
de la humanidad dolorida.

Eras tierna Eras linda Eras única
Tan imposible en la imposibilidad de la mañana
más nefasta de tu vida
la negación de tu existencia
de tu Sí
de tu No
de tu YO siempre fui
de tu YO siempre seré
indefectiblemente


AMOR.

Hay Esperanza

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Por Baneste
Jill Stein

En las
recientes finalizadas elecciones primarias de los Estados Unidos, dos fenómenos
sorprendentes ocurrieron: Bernie Sanders y Donald Trump. El uno, abogando por
las reivindicaciones de la clase pobre y de la clase media de este gran país;
el otro, presentándose de manera demagógica como el restituidor de supuestos
privilegios perdidos por la raza blanca debido a la multiculturización que es la
parte toral de la agenda del liberalismo. Ambos atraen numerosos adeptos.  Sus presentaciones son seguidas con interés
por muchísimas personas, con la única diferencia de que el representante del
fascismo (Trump) recibe cobertura amplia gratuita en los medios masivos de
difusión (prensa, radio, televisión e internet); mientras que el representante
“socialista” (Bernie) es ignorado por las grandes corporaciones que dominan el
mercado de la divulgación de la información.

Sin
embargo, estos dos, no son los únicos fenómenos que han ocurrido en esta
farsa electorera que constituye un aspecto principal del falso sistema
democrático por el que se rigen los partidos, y que el contendiente demócrata
Bernie Sanders ha puesto al descubierto. Hay otro fenómeno más impresionante:
Jill Stein, la precandidata del Partido Verde de los Estados Unidos; aunque
ella es prácticamente desconocida por las inmensas mayorías a las que
representa. Ella no solo representa todas las propuestas de Sanders, sino que
va más allá al proponer la terminación de las aventuras de agresión
imperialistas de la plutocracia que domina el sistema corrupto político de
Norteamérica.
El
representante del fascismo (el señor Donald Trump) ha sido catapultado como el
selecto para ser el candidato presidencial del ultra conservador Partido
Republicano; mientras que la señora Hillary Clinton, responsable en gran medida
del caos socio-humano en el Medio Oriente, ha sido ungida por la cúpula de su instituto político como la candidata del Partido Demócrata, contraviniendo el deseo de la mayoría
que mostró su preferencia por el senador Bernie Sanders. Ella es amiga del
señor Trump y sus principales financistas son las grandes corporaciones progenitoras
del nefasto neoliberalismo, y ha sido, como Secretaria de Estado, la
promovedora de los llamados “Golpes de Estado Sublimes”, como los que
ocurrieron en Paraguay, Honduras y Brasil, y como el que se está fraguando
ahora contra el legítimo gobierno de Venezuela. A ella se le atribuye la “aventura”
de Libia, en donde
Muammar
Gaddafi
fue aniquilado para darle cabida al caos
tribal.
A pesar de
todo, hay esperanza. A pesar de la lúgubre perspectiva de que la nueva cabeza
del país más poderoso de la tierra será una persona intrínsecamente bélica, la
campaña de las elecciones primarias en Estados Unidos ha demostrado que hay un
enorme contingente que está a favor de la paz, el bienestar social, la
convivencia pacífica entre los vecinos y el desarrollo, sin detrimento de
nuestra amada naturaleza. Eso lo demostró el movimiento generado por Bernie
Sanders; pero que –sin tener la cobertura mediática de ninguno de los
candidatos
– está más bien representada en la gran persona de Jill Stein, la
candidata del Partido Verde.