Por Baneste
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El frío
de la mañana calaba hasta los huesos, como dicen todos, haciéndote sentir más
congelado que una piedra; y no había rastros de sol. No era el amanecer; era el
anochecer atardecido; cuando de repente se escuchó la noticia: El Comandante
Fidel Castro murió, a los noventa años de edad, en la ciudad de La Habana,
Cuba.
en su pasivo silencio se quedó mudo para siempre, después de haber dicho todas
las palabras.
el Gramma todavía era una realidad existente; La Juventud Rebelde, todavía
estaba allí; Pablo Milanés contemplaba el piano, y Silvio Rodríguez deshojaba las
amorosas hojas de sus versos; el silencio de las calles era un grito
estremecido.
nosotros para siempre, porque nos sentíamos débiles, carentes de la guía
poderosa de esa luz; luz de discordia; luz de lucha; luz de dignidad; como muy
pocas o como ninguna; por siempre luz….
sombras del mundo, y el Comandante Fidel Castro estaba muerto; el grito del
silencio rompía la madrugada; los seres del amor lloraban, y los seres del odio
reían. Yo me quejaba… la lágrima del mundo estremecía el universo….