Juan Diez Diez y la Toma del Cuartel El Paraíso


Entre los combatientes internacionalistas chilenos caídos en El Salvador, está el compañero Juan Roberto Diez Diez. El compañero Roberto , militante del MAPU (el que impulsaba el MJL), nació en el sur de Chile, en Traiguén. Emigra con su familia a Santiago, donde pasa a integrar las filas del proletariado, donde luego de un largo deambular por diversas industrias, sobretodo en el ámbito textil, pasa a ser un obrero especializado, siendo un obrero calderero.

En tales funciones se desempeña en Tejidos Caupolicán, hasta que la política neoliberal de la Dictadura de Pinochet, hace pedazos la industria textil. Durante el gobierno de Salvador Allende participa activamente en las luchas de los trabajadores, sobretodo en el Cordón Industrial Panamericana Norte, así como en la Dictadura, en las huelgas de Panal (ex-Algodones Hirmas), así como en el apoyo a diversas huelgas y movilizaciones obreras.

En su calidad de poblador, le tocó participar en las tomas de terreno en Renca, las cuales dan origen a la actual Población Huamachuco, en donde participa en la constitución y desarrollo de la Resistencia, en diversas acciones de masas cumple funciones de seguridad. También fue bombero y dado su carácter servicial, era conocido en el barrio, simplemente como “vecino”. Su compromiso político revolucionario lo lleva a integrarse al contingente de combatientes del MAPU, Movimiento de Acción Popular Unificada, en El Salvador, no obstante que era casado y tenía dos hijos adolescentes, falleciendo en el combate de El Paraíso, el 30 de Diciembre de 1983; en lo que fuera una de las victorias más importantes del FMLN .

Los restos de Nelson no han sido recuperados y se hizo un funeral simbólico en la Iglesia de la Población Huamachuco II, hace 32 años.

(Tomado de Facebook. Escrito por Chepe Alvarenga).


Realizan Estudio Sobre la Menstruación

Por Baneste

En un inusitado estudio sobre los efectos que el ciclo menstrual tiene en la asistencia escolar en niñas de edad pubescente en Angola, y cuyos resultados podrían ser válidos para cualquier país del mundo subdesarrollado, se determinó que proveyendo educación y almohadillas sanitarias reutilizables se reduce significativamente el ausentismo de las hembras en las escuelas.

El mencionado estudio, aparte de revelador, también contribuye a crear una perspectiva alejada del tabú que significa en muchas regiones del mundo el hablar sobre el ciclo menstrual de la mujer. Dicho tabú ha venido siendo desbancado con encomiables actitudes como la de la atleta china Fu Yuanhui, quien durante los Juegos Olímpicos  de 2016, luego de finalizar en la cuarta posición en una competencia de natación, declaró sin tapujos públicamente que sus gestos de aparente dolor se debían a que su periodo menstrual había comenzado la noche anterior, por lo que se sentía bastante cansada y débil. No fue si no a partir de 2004 que este tópico empezó a ser abordado por investigadores sociales como Marni Sommer, cuyo trabajo junto al de otros cuantos pioneros, ha sugerido que las jovencitas podrían estar enfrentando dificultades en el manejo de sus periodos y afectando su educación.

El estudio titulado “La menstruación y el ciclo de la pobreza: un ensayo clínico de control cuasi-aleatorio de la cobertura sanitaria y de la educación de la pubertad en Uganda”, llevado a cabo por Paul Montgomery, Julie Hennegan, Catalina Dolan, Maryalice Wu, Laurel Steinfield y Linda Scout, y recientemente publicado en el Journal PLOS One, partía de la presunción de que un precario conocimiento menstrual y la falta de acceso a productos sanitarios han sido catalogados como obstáculos a la salud menstrual y la asistencia escolar. En respuesta, las intervenciones dirigidas a estas necesidades han experimentado una creciente implementación en los sectores público y privado; sin embargo, ha habido una evaluación limitada de su efectividad.

Los objetivos del estudio eran evaluar el impacto que tendrían el suministro de almohadillas sanitarias reutilizables y educación sobre la pubertad en la asistencia escolar de las niñas y los resultados en el bienestar psicosocial. La metodología consistió en realizar un ensayo controlado cuasi-aleatorio en 8 escuelas, involucrando 1124 niñas, en el área rural de Uganda. Las escuelas fueron asignadas a una de cuatro condiciones: la provisión de educación sobre la pubertad solamente; proveer almohadillas sanitarias reutilizables solamente; proporcionar educación de la pubertad y almohadillas sanitarias reutilizables; y un grupo de control (sin intervención, sin proporcionar ninguno de los anteriores). El resultado primario fue el efecto en la asistencia a la escuela. Los resultados secundarios reflejaron el bienestar psicosocial.

En el seguimiento, la asistencia escolar había empeorado para las niñas en todas las condiciones. El análisis por protocolo reveló que esta disminución fue significativamente mayor para aquellos en la condición de control, con los de las escuelas de control con un 17.1% que en cualquier escuela de intervención. No hubo diferencias entre las condiciones de intervención. Los altos índices de deserción escolar y de transferencia significaron que el ensayo sufrió una deserción sustancial de los participantes. Los intentos de tratar el análisis utilizando dos estrategias de imputación diferentes fueron consistentes con los resultados principales, con diferencia media de 5.2% de asistencia en el mejor de los casos y de 24.5% en las peores de las imputaciones. Los resultados fueron robustos a los ajustes para los grupos. No hubo impacto de las intervenciones en la vergüenza o la inseguridad de las niñas durante la menstruación.

Los resultados del ensayo respaldan el supuesto impacto positivo de proporcionar almohadillas sanitarias o educación sobre la pubertad para la asistencia escolar de las niñas en el contexto de un país en desarrollo. Los hallazgos deben interpretarse con cautela a la luz de la retención pobre de los participantes, la fidelidad de la intervención y las medidas de asistencia utilizadas.

Referencias:

Journal PLOS (One.http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0166122)
npr.org


Un Poema de Gustavo Adolfo Bécker

                      I
Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh hermosa!
Si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.
Monumento a Bécker.

Semblanza de la Guerra

La angustia se empoza en el corazón y a veces tiembla como si le cayera una pedrada. Por eso la valentía se vuelve el reto más urgente y brinca como una catarata que arrastra todos los sentimientos del planeta.

La guerra… Aquí la filosofía consiste en tener todo listo para cualquier emergencia. La estética es la ciencia de encontrarle lo bello y lo feo a una realidad tan cruel. El arte es la audacia para sorprender al enemigo. Y la religión es la almohada donde caben todas las esperanzas y las inseguridades. ¿Será la guerra hermosa? ¿Dónde y cuándo la guerra es hermosa? ¿Será cuando vencemos al enemigo? ¿O será cuando sucede un acto de heroísmo?

No, amigos. Nunca una guerra ha sido hermosa, ni lo será jamás. Menos en la era nuclear. Fuera de todo romanticismo la guerra es así, concreta, golpeante, cruel y persistente. La guerra del hambre y la guerra de la represión son quizás las matrices más crueles en un mundo como el de hoy, dividido entre el desarrollo y el subdesarrollo, repartido entre los ricos y los pobres.

Una guerra de liberación es la que se dio aquí en respuesta a las guerras matrices. Es cierto, fue una guerra impuesta, obligada, necesaria, controlada. La guerra de liberación salvadoreña no ha sido fatal, pero sí difícil. Difícil, cruel, estoica y sagrada. No hay que titubear para decirlo: el que la ha vivido sabe su verdadero significado.

Difícil, porque siempre los revolucionarios estuvieron en desventaja militar y logística ante su adversario. Cruel, porque hubo que soportar heridas y golpes irreparables que cicatrizaron la geografía del pueblo y marcaron el rostro de su historia. Estoica, porque resistir y avanzar fue el resultado del máximo esfuerzo y sacrificio físico y mental. Y finalmente sagrada, porque todos los hombres y mujeres que dieron su vida por la libertad y la justicia, se respetan.

El justo tributo para tanto sacrificio es impedir que continúe imponiéndose la barbarie y el salvajismo sobre la razón; es que el humanismo y la libertad crezcan y se enraícen en los corazones; es que la justicia, el pan, la cultura y la paz crezcan para todos como si fueran la misma cosa, o como si todos fuésemos los mismos.

(Escrito por René «Choco»; Morazán, 1991).


Origen de la Festividad Navideña

Por Baneste


Una de los
grandes méritos del cristianismo primitivo en su etapa inicial de expansión,
fue su gran capacidad de adaptarse a las diferentes manifestaciones del
paganismo, logrando penetrar en amplios contingentes de la humanidad
manteniendo la solidez de sus principios iniciales; pero al mismo tiempo,
tolerando la integración de formas rituales y ceremoniales paganas, a fin de
asimilar a las gentes que las practicaban.
La más
importante conmemoración cristiana, el nacimiento de Jesucristo, (que dicho sea
de paso, es un suceso que los historiadores más avezados no han podido
corroborar, y cuya fecha no está registrada ni en la misma Biblia), es una
adaptación de la celebración romana del nacimiento del Invencible Dios Sol
(Deus Sol Invictus), el cual fue la principal deidad oficial en la última etapa
del imperio romano. Esta festividad fue instituida en su carácter oficial por
el emperador Augusto, en el año 274, siendo considerada por muchos una
reinstauración del antiguo culto latino al sol.
Al igual
que la gran mayoría de todos los dioses romanos, Sol Invictus había sido, a su
vez, una adaptación latinizada del dios griego Helios, cuyo santuario estaba
ubicado en la Colina Quirinal, al noreste del centro de la ciudad de Roma,
donde en la actualidad se localiza el Palacio Quirinal, lugar de residencia del
Jefe de Estado Italiano. Antes de todo esto, hasta el siglo VIII A.E.C., el
sitio era asentamiento del dios Quirino de los sabinos, una de las etnias que
habitaron la península italiana pre romana, junto a los estrucos, los sabelios,
los latinos, los hérnicos y otros pueblos que fueron integrados al gran
imperio.
En la
antigüedad, el dios Quirino era el tercero en importancia del panteón romano,
después de Júpiter y Marte, habiendo sido asociado con Ops, la diosa de la
abundancia y la fertilidad, esposa de Saturno, y equivalente romano de la diosa
griega Rea.
Previo a la
celebración del natalicio de Sol Invictus, del 17 al 24 de diciembre, los
romanos desarrollaban su más importante festival dedicado a Saturno, dios del
tiempo y la agricultura, protector de las cosechas, soberano del mundo y de la
edad de oro de la felicidad infinita, la inocencia y abundancia que él
estableció en la tierra latina, siendo posteriormente considerado guardián del
oro y la riqueza. La Saturnalia, que así se llamaba el festival dedicado a este
dios con una prolongación de siete días, era un periodo de diversión popular,
de intercambio efusivo de regalos, permitiéndosele a los esclavos temporalmente
ser tratados como iguales a sus amos, habiendo ejercido sin ninguna duda una
enorme influencia en las festividades cristianas de navidad y año nuevo.
En el mundo
desarrollado actual, en donde la religiosidad es un tanto obsoleta y cosa de
minorías (al menos en los países más desarrollados), las personas adultas consideran las festividades de fin de año como
un periodo para compartir con los seres más queridos y para proporcionar
alegría a las niñas y niños, sin que falten aquellos que manifiestan su
interpretación de que la celebración del nacimiento del niño dios, es en realidad
la jubilosa celebración del nacimiento del propio hijo o hija, acontecimiento
por lo demás importante para una pareja unida por el amor.

 


El Partido

Por Yasser

Roque Dalton, quien fuera ejecutado por «el Partido»

En la vasta soledad de algunos días específicos
te he invocado.
Hay un temblor
hay un temor
un odio
una cólera de muchos años.

Tirado aquí bajo el cielo abierto
todo se parece a un gran signo de interrogación:
¿Dónde tus manos?
¿Dónde tus ojos?
¿Dónde tu risa?
¿Dónde tu justicia,
Kalki Avatara de la Era Cuaternaria?

Yo sé que al amanecer le gano
pero él me impone la obligación de avanzar.
Maldita soledad.
Inútil libertad.
Mejor sigo preso,
Kalki Avatara de la Era Cuaternaria.

Norte de Morazán, mayo de 1990.

Amo la Lluvia

Por Baneste

Amo la lluvia. Lo puedo decir porque me encanta cuando está lloviendo, a diferencia de otros que la detestan porque “interfiere” en sus actividades. Y ahora ha llovido prolongadamente durante dos días consecutivos.

La gente, afuera, con sus paraguas, capotes y chaquetas impermeables, me parece a mí un componente hermoso de mi contemplación nostálgica. La calle a la vista de mi ventana siempre es transitada. Cada quien, hacia un rumbo o hacia el otro, desde mi perspectiva, expresa un silencio (aún yendo conversando en parejas) que me comunica el esfuerzo y la búsqueda por la realización de sus sueños.

Y la lluvia para mí es nostalgia. Me trae recuerdos, me evoca memorias de días pasados que definitivamente jamás volverán. Recuerdo los caminos fangosos de aquél paísito, dibujo del hambre del conquistador menesteroso. Aquel que traía la Espada y la Cruz. Los charcos enormes de aguas negruzcas donde podrían vivir centenares de ranas. Las crecidas corrientes que muy bien simulaban ríos violentos, arrastrando en sus aguas manchadas desperdicios del mundo que la naturaleza dispersa por distintos lugares.

Sucesos políticos, episodios de entretenimiento, noticias horribles de países destruidos ocupan la mente, mientras las gotas leves de la lluvia caen, así como lo han hecho a través de los siglos; y el tiempo no incólume, porque es movimiento, lo soporta todo en el más despavorido silencio.

Amo la lluvia, porque yo nací en agosto, un mes muy lluvioso en aquel pequeño terruño que con sus personas se esfuerza en el tiempo. Aquel terruñito que fue destruido por sus propios gusanos. Aquel de volcanes, riachuelos y lagos de azul invencible. Aquel donde el indio pasea su hambre y sed de justicia.