Los Nukekubi

En el folklore japonés, los Nukekubi son criaturas extrañas que se ven como seres humanos ordinarios durante el día, pero cuyas cabezas se separan de sus cuerpos por la noche. Después de que una cabeza se separa de su cuerpo, vuela alrededor buscando una presa humana. Cuando ve a una víctima potencial, vuela hacia la persona y trata de asustarla emitiendo una serie de fuertes gritos. Cuando se acerca lo suficiente para atacar, hunde sus dientes en la garganta de la víctima. 

La cabeza de un Nukekubi siempre espera el anochecer antes de que abandonar el cuerpo. Entonces se separa suavemente del cuello y vuela lejos. Después de que la cabeza se va, el resto del cuerpo ya no está bajo el control de un cerebro, y se sienta lentamente en la ubicación original durante toda la noche. A menos que la cabeza vuelva y se vuelva a conectar antes del amanecer, tanto ella como el cuerpo morirán. Por lo tanto, una manera de matar a un Nukekubi es ocultar el cuerpo después de que la cabeza vuela lejos. 

Durante el día, los Nukekubi utilizan su semejanza con los seres humanos para tratar de mezclarse con la sociedad. A veces un pequeño grupo de ellos pretenden ser una familia humana. Si se examinan de cerca, pueden identificarse mediante una línea de marcas rojas alrededor de la base del cuello donde se separa la cabeza. Pero estas marcas pueden ser fácilmente ocultas bajo la ropa o la joyería. 

Nota: Nukekubi a veces se confunden con otra criatura folclórica japonesa llamada Rokuro-Kubi. Las dos criaturas son similares, pero las cabezas de los Rokuro-Kubi no se separan completamente de sus cuerpos. En lugar de eso, sus cuellos pueden estirarse a longitudes enormes, permitiendo que sus cabezas busquen presas sobre un área grande mientras que sus cuerpos permanecen en un punto. Al igual que los Nukekubi, se ven como seres humanos normales durante el día y sólo cazan por la noche.

Esta representación de un Rokuro-Kubi fue dibujada por el artista del siglo XVIII Sawaki Suushi. Obsérvese el cuello extremadamente largo.


Algo Sobre las Abejas


Habitamos un mundo repleto de insectos. Al jugar o trabajar a campo abierto, es fácil ser mordido o picado por alguno de estos. Abejas, hormigas coloradas y chinches, son algunos de los tipos más comunes de insectos mordedores y picadores. ¿Cuáles son? ¿Cómo evitarlos? ¿Qué hacer en caso de ser picado por uno de ellos? 

«Abeja» es un término que muchas personas utilizan para referirse a algunos insectos que tienen alas y aguijón. Pero las abejas forman parte de un grupo más amplio en la clasificación científica. Dicho grupo también incluye las avispas, abejorros y avispón. Todas las abejas tienen varias alas, cuerpos cabelludos y aguijones. Incluyen tanto las especies solitarias como las sociales. También poseen órganos bucales para succionar y mascar, las cuales les permiten recoger néctar y polen.

Las avispas tienen cuerpos más delgados con un abdomen estrecho. Estas también poseen dos pares de alas y bocas adaptadas para succionar y morder. Pueden, asimismo, ser solitarias o sociales. Un tipo de avispa social es la hormiga colorada u hormiga de fuego.

Los abejorros son avispas más grandes y fuertes. Las especies suramericanas más comunes son de color negro, con bandas amarillas y blancas. El abejorro es bastante agresivo y su picadura es muy severa. Construye panales grandes y porosos.

Las abejas y avispas usan sus aguijones para protegerse. Se experimentará un dolor agudo en el sitio de una picadura y el área afectada puede también sentirse caliente, con comezón, lo cual es debido al veneno en el aguijón. Un chichón enrojecido rodeado de un área blanca se desarrollará.

Cuando una abeja pica, puede dejar el aguijón en la piel. Éste debe removerse cuidadosamente, evitando empujarlo más adentro. Debe lavarse el sitio de la picadura con agua y jabón; luego sostener un cubito de hielo sobre la parte afectada.

Para la mayoría de las personas una picadura de abeja es algo un poco doloroso y nada más. Sin embargo, alrededor de dos de cada cien personas tendrán una reacción alérgica. Los síntomas pueden incluir urticaria, náusea, mareo, inflamación y dificultad en la respiración. Para las personas alérgicas, es necesario obtener atención médica inmediata luego de una picadura de abeja. Los medicamentos pueden ayudar a controlar la hinchazón y comezón, y pueden asistir al cuerpo a sanarse a sí mismo.

La mejor manera de evitar una picadura es mantenerse alejado de las abejas en primer lugar. Los jardines y huertos florecientes tienen usualmente muchas abejas. Si se debe estar allí, debe hacerse con cuidado. Es recomendable vestir pantalones largos y ligeros, y camisa con mangas largas. Se debe evitar en las ropas los colores brillantes y los diseños con flores, y los perfumes con aromas dulces.

Durante un picnic, es recomendable mantener la comida cubierta. Las bebidas dulces como la soda y los pasteles atraen a las abejas.

Resumen de Los Diálogos de Platón

Por Esteban Balmore Cruz


Tipo de obra: Diálogos Filosóficos
Autor: Platón (427-347 a.C.)
Tiempo: alrededor de 400 a.C.
Ubicación: Grecia, principalmente
Atenas
Primera transcripción:  387-347 a.C.
Personajes principales:
     Sócrates, filósofo ateniense
     Gorgias, sofista
     Protágoras, sofista
     Critón, contemporáneo de
Sócrates, su viejo amigo
     Fedro, un defensor de la
retórica
     Aristófanes, poeta y dramaturgo
     Teeteto, héroe de la batalla de corinto
     Parménides, filósofo de Elea
     Filebo, un hedonista
     Timeo, un filósofo y estadista
     Platón, alumno de Sócrates

Los Diálogos platónicos se consideran junto con las obras
existentes de Aristóteles como la colección más importante de trabajos
filosóficos producidos hasta ahora en el mundo occidental. Aunque la influencia
de Platón se debe en parte al hecho de que sus obras han sobrevivido, a
diferencia de muchos escritos de filósofos griegos anteriores, y también al
hecho de que en varias ocasiones en la historia de la iglesia sus ideas han
sido utilizadas de una forma u otra en el proceso de construcción de una
teología cristiana, aunque la influencia de Aristóteles a este respecto ha sido
mayor, la principal causa de su efecto pasado y presente sobre el pensamiento
humano es la calidad de su trabajo. El carácter distintivo del pensamiento
platónico encuentra expresión adecuada en la forma de diálogo.

Aunque Platón, como todos los filósofos, tuvo sus perspectivas favoritas
desde las que interpretó y, consecuentemente, vio el mundo, comprendió mejor
que la mayoría de los filósofos que la filosofía es más una actividad de la
mente que el producto de una investigación. Esto no quiere decir que la
filosofía no ilumine, en un sentido legítimo, el mundo; significa que, en el
proceso de dar sentido a la experiencia, el filósofo es inquieto: ninguna forma
de aclarar una idea o un punto de vista es completamente satisfactoria, y
siempre hay mucho que decir acerca de algún modo alternativo de explicación.
Cuando las concepciones platónicas distintivas finalmente se aclaran, lo hacen
en un contexto de discusión penetrante mediante el cual las ideas alternativas
son exploradas por sus propios valores y complementan la concepción que Platón
finalmente respalda. Como un instrumento para presentar el punto crítico del
contrapunto de ideas, el diálogo es ideal; y como un personaje que controla el
curso general y la calidad de la discusión, Sócrates no tiene rival.

Sócrates era el maestro de Platón, y probablemente por respeto a él,
como hombre y filósofo, primero consideró usarlo como el contendiente principal
en sus diálogos. La reflexión debe haberle impuesto su decisión, ya que
Sócrates era más importante por su método que por sus ideas fijas, más por su
valor como irritante filosófico que como fuente de sabiduría duradera. El
método socrático a menudo se describe como un método de preguntas y respuestas
diseñado para poner de manifiesto las contradicciones y omisiones en los puntos
de vista filosóficos de los demás; pero se entiende mejor como una técnica
inteligente para jugar con las ambigüedades de las aseveraciones para conducir
a otros a que cambien su uso de los términos y, por lo tanto, a aparente inconsistencia.

La pregunta acerca de hasta qué punto Platón usa los diálogos para
registrar las ideas de Sócrates y la medida en que le utiliza como proponente
de sus propias ideas, probablemente nunca sea respondida de manera concluyente.
La pregunta es, por supuesto, histórica; filosóficamente hablando, no hace
ninguna diferencia de qué ideas encuentran su camino en los diálogos. Una
suposición bastante segura es que Sócrates enfatizó la importancia de los
problemas filosóficos de valor, conocimiento y filosofía en sí. Probablemente
argumentó que es importante conocerse a sí mismo, que la admisión de la propia
ignorancia es una clase de sabiduría que poseen pocos hombres, y que la virtud
es el conocimiento.

Ciertamente, Sócrates debe haber tenido una devoción a su llamado como
filósofo y crítico: ningún hombre que considerara la filosofía como un juego se
hubiera quedado en Atenas para enfrentar la acusación de que por filosofía
había corrompido a la juventud de dicha ciudad, ni habría negado una
oportunidad de escape después de haber sido condenado a muerte. El valor y la
integridad de Sócrates se registran con un poder punzante en Apología,
el diálogo en el que se defiende a sí mismo y a la filosofía de los cargos
presentados en su contra; el Critón, en el que Sócrates se niega
a escapar de la prisión; y el Fedón, en el que discute la
inmortalidad del alma antes de beber el veneno de cicuta por el que muere.

De las ideas presentadas en los diálogos, tal vez ninguna es más
importante que la teoría de Platón de Ideas o Formas. Esta idea se expresa más
claramente en La República, el diálogo en el cual el problema de descubrir la
naturaleza de la justicia en el ser humano se resuelve al considerar la
naturaleza de la justicia en el estado. Platón distinguió entre cosas
particulares, los objetos que experimentamos en nuestra vida cotidiana y el
carácter que las cosas tienen o podrían tener. La bondad, la verdad, la belleza
y otras propiedades características universales que pueden afectar a una
cantidad de objetos individuales son eternas, inmutables, hermosas y la fuente
de todo conocimiento. Aunque algunos críticos han afirmado que Platón hablaba
metafóricamente cuando expresaba, a través de Sócrates, acerca de la realidad
de las Formas, hablando como si disfrutaran de una existencia separada, los
diálogos dejan la impresión de que Platón consideraba que las Formas (Ideas)
realmente existían, en algún sentido peculiar a ellas mismas, como universales
o prototipos que las cosas pueden o no pueden ejemplificar. Si se hace una
revisión, aunque somera, de la gama de preguntas y respuestas tentativas que se
encuentran en los diálogos, entonces se obtiene un indicio del poder de Platón
como filósofo. Pero los diálogos deben leerse antes de que se pueda apreciar la
profundidad de la mente especulativa de Platón y la habilidad de su dialéctica.
Además, solo una lectura de los diálogos puede transmitir el encanto, el
ingenio y la gama de simpatía de Platón. Si el resultado final puede atribuirse
en buena parte a Sócrates como el maestro inspirador de Platón, no es
importante. Sócrates como el sujeto y Platón como el escritor (y filósofo con
toda probabilidad más creativo que Sócrates) se combinan para dejarnos una
imagen inolvidable de la mentalidad helenística.

Aunque muchos de los diálogos se refieren a más de una pregunta, y
aunque las respuestas definitivas son infrecuentes, por lo que las discusiones
centradas en un tema determinado pueden derivar en una serie de disertaciones
diferentes, puede ser útil indicar los problemas centrales y las conclusiones
de los diálogos:

Cármides se centra en la pregunta: «¿Qué es la templanza?» Después de
criticar varias respuestas y sin responder finalmente a la pregunta, Sócrates
enfatiza el punto de que la templanza involucra el conocimiento. Lisis
y Laques
consideran, respectivamente, las preguntas, «¿Qué es la amistad?» y
«¿Qué es el coraje?» La discusión anterior saca a relucir la
dificultad de la cuestión y la resolución de conflictos de valores: la última
distingue el coraje del mero enfrentamiento del peligro y señala que el coraje,
como una de las virtudes, es un tipo de conocimiento que involucra voluntad de
actuar por el bien. El Ion exhibe la ironía socrática en
acción sobre un rapsodo que está orgulloso de su habilidad en la recitación
poética. Sócrates argumenta que la poesía es el resultado de la inspiración,
una especie de locura divina. En el Protágoras, Sócrates identifica la
virtud y el conocimiento, insistiendo en que nadie elige el mal sino por
ignorancia. Uno de los numerosos ataques del arte sofístico de la lucha con
palabras está contenido en Eutidemo.

En Meno, el filósofo Sócrates y sus compañeros se preguntan si la
virtud se puede enseñar. La doctrina de que las ideas se implantan en el alma
antes del nacimiento se demuestra al llevar a un niño esclavo a dar las
respuestas correctas a algunos problemas de la geometría. Al principio parece
que como la virtud es un bien y la bondad es el conocimiento, la virtud se
puede enseñar. Pero como no hay maestros de la virtud, no se puede enseñar; y,
en cualquier caso, dado que la virtud implica una opinión correcta, no es
enseñable.

«¿Qué es la piedad?» es la pregunta del Eutifrón. La idea de
Eutifrón de que la piedad es lo que agrada a los dioses es inadecuada.

La Apología es el retrato más efectivo de Sócrates en una
situación práctica. Ningún momento en su vida tuvo consecuencias más graves que
el juicio resultante de la acusación de haber corrompido a la juventud de
Atenas con sus enseñanzas, pero Sócrates continuó siendo él mismo, discutiendo
dialécticamente y reafirmando su amor por la sabiduría y la virtud. Se
imaginaba a sí mismo como un tábano, que sacaba a los atenienses de su
arrogancia intelectual. Argumentó que no corrompería a nadie voluntariamente,
ya que corromper a los que lo rodean sería crear maldad que podría dañarle.

Sócrates se muestra como respetador de la ley en el Critón; él se niega a
escapar después de haber sido declarado culpable. En el Fedón argumenta que el
filósofo busca la muerte porque su objetivo en la vida es separar el alma del
cuerpo. Aboga por la inmortalidad del alma al decir que los opuestos se generan
a partir de los opuestos; por lo tanto, la vida se genera a partir de la
muerte. También, el alma es, por su propia naturaleza, el principio de la vida;
consecuentemente, no puede morir.

El diálogo Hipia Mayor no resuelve la pregunta: «¿Qué es la
belleza?», pero sí muestra, como lo señala Sócrates, que «todo lo
bello es difícil».

El tema del amor se considera desde varias perspectivas filosóficas en
el Simposio,
que culmina en la concepción del amor más elevado como el amor del bien, lo
bello y lo verdadero.

Gorgias comienza con una discusión sobre el arte de la retórica, y procede al
desarrollo de las ideas socráticas familiares de que es mejor sufrir el mal que
hacerlo, y que es mejor ser castigado por una maldad cometida que escapar del
castigo.

El Parménides es un argumento técnico fascinante sobre varios
acertijos lógicos sobre el uno y los muchos. Contiene algunas críticas a la teoría
de las ideas de Platón. El creciente interés de Platón en los problemas del
método filosófico se muestra en Crátilo, que contiene una discusión
del lenguaje que comienza con la pregunta de si hay nombres verdaderos y
falsos. Sócrates no es dogmático sobre las implicaciones del uso de nombres,
pero sí insiste en que cualquier teoría del lenguaje permite que los hombres
continúen hablando de su conocimiento de las realidades.

El Fedro es otro discurso sobre el amor. Contiene el famoso mito
del alma concebido como auriga y corceles alados. En el Teeteto, Sócrates examina
la propuesta de Teeteto de que el conocimiento es percepción sensorial. Él
rechaza esta idea, así como la noción de que el conocimiento es opinión
verdadera.

El Sofista es un estudio cuidadoso del método sofístico con
énfasis en el problema del ser y el no ser. En el Estadista, Platón
continúa el estudio del estado que inició en La República,
presentando la idea que Aristóteles recalcó más tarde: la virtud es un medio.

Sócrates argumenta en el Filebo que ni el placer ni la
sabiduría son en sí mismos el bien supremo, ya que el placer que no se conoce
es inútil y la sabiduría que no es agradable no vale la pena tenerla; solo una
combinación es completamente satisfactoria.

Una rara excursión a la física y una consideración filosófica de la
naturaleza del universo se encuentran en el Timeo. Aquí Platón
escribe acerca de Dios, la creación, los elementos, el alma, la gravitación y
muchos otros asuntos.

En Critias, un diálogo inacabado, presenta la historia de una
guerra antigua y mítica entre Atenas y la Atlántida; y con  Leyes, el más largo de los diálogos,
Platón abarca la mayoría de las áreas abordadas en sus otros diálogos, pero con
un contenido religioso añadido: el alma es la fuente de la vida, el movimiento
y la acción moral; y hay un alma malvada en el universo con la cual Dios debe
lidiar.

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Lo que Significan los Créditos en una Película



Inmediatamente después que finaliza una película, cuando la pantalla se oscurece, aparecen los llamados «créditos” finales del filme, un desplazamiento aparentemente interminable de títulos de trabajos misteriosos, como el “mejor chico”, el mejor “grip” y el artista de Foley (efectos de sonido), y si eres como muchas personas, no tienes idea de lo que hacen todos estos individuos, o si solo son nombres extraños para hacer reír al público. Bueno, todos los trabajos son reales, y llegaremos a ellos, junto con técnicos de iluminación, “wranglers” y segundos asistentes de directores; pero primero debes saber algo sobre cómo funciona el negocio de la filmación.

Los créditos no están realmente allí para la audiencia, aunque pueden ser interesantes de ver. En realidad están allí para que los estudios y el resto del personal de la industria cinematográfica sepan quién hizo qué en la filmación. Ayudan con empleos futuros, con mejores contratos, con más ofertas y, obviamente, con obtener más dinero la próxima vez. Los créditos son donde el agente gana su dinero, porque es éste quien negocia no solo el salario del trabajador, sino también sus créditos.

Primero, dibuja una línea horizontal. Esa línea es la manera en que un contador describe los costos de una producción cinematográfica. Sobre la línea aparecen los nombres de todas las personas creativas involucradas (junto con el pago o compensación que recibirán). ¿Quiénes son las personas creativas? Son quienes tienen agentes. Son el director, los productores, los escritores, las actrices y los actores destacados, y los diseñadores de producción, compositores, directores de reparto y de fotografía. Debajo de la línea aparecen todas las personas de producción, los miembros de los equipos de trabajo, y los costos de desembolso de la película, como asignaciones para el alquiler de ubicaciones, construcción de escenarios, compra o alquiler de equipos, obtención de accesorios, grabación y edición de la pista de sonido, compra de material fílmico y procesamiento en el laboratorio, generando los efectos ópticos y especiales (ahora a menudo hasta la mitad del costo total de producción) y similares. Cada producción se describe como consistente en costos «por encima de la línea» y «por debajo de la línea».

Ahora comienza lo divertido. ¿Quién debe aparecer primero en la lista? Con algunas excepciones, hay un orden predeterminado. El primer crédito que se ve en la pantalla es el nombre del estudio (Buena Vista, Columbia, Universal, etc.). Esto es seguido por el nombre de la compañía de producción que realmente hizo la película (por ejemplo, Amblin Entertainment de Spielberg), que luego es seguido por el nombre del grupo de inversión que espera hacer una fortuna respaldando el filme (por ejemplo, un grupo de dentistas en Minneapolis podría llamarse «Whitecaps IV»), generalmente acreditado como «en asociación con». Luego, el primer crédito del director, generalmente «una película de… «. Después vienen las actrices y actores estelares, y en seguida viene el título de la película. A veces, los créditos de las estrellas y del director se revertirán, dependiendo de cada uno de sus acuerdos con el estudio. En seguida (a menudo) vienen los actores destacados, seguidos de la gente clave de la producción: el director de reparto, el compositor de la música, el diseñador de producción, el editor, el director de fotografía y luego…

Y luego se pone pegajoso. Llegamos a los escritores y productores (el director siempre obtiene el crédito final). La película «Quiz Show» enumeró 11 productores en los créditos de apertura, aunque de hecho hubo 14, pero tres pidieron que se eliminasen sus nombres. La publicación «Daily Variety» informó que «requirió varias semanas para encontrar un dispositivo viable para enumerar todos los créditos, que serían coproductores, productores ejecutivos, y así sucesivamente. Cuando uno se negaba a aceptar el acuerdo, toda la «cuadrícula» tenía que ser cuidadosamente reconstruida”. Como ninguna película requiere 11 productores, mucho menos 14, podemos estar bastante seguros de que estamos viendo el ego en acción. ¿Quiénes son esas personas? A menudo son amigos, parientes, entrenadores personales u otras personas allegadas de la actriz o actor cuyos nombres se agregan como parte de su contrato; una especie de gran beneficio para la «gente chica». Cuando la película tiene dos, o incluso tres, grandes estrellas, todas pueden querer hacer esto. De allí la multiplicidad de créditos de productores.

Sin embargo, cuando se trata de escritores, la situación es diferente y más complicada. La Asociación de Escritores de Estados Unidos solo permite tres créditos de escritura en un largometraje, aunque los equipos de dos se acreditan como uno, separados en los créditos por un símbolo comercial (&). Sin embargo, si cada persona trabaja independientemente en el guion (el sistema más común), los dos se separan por un «&» y se acreditan como «Fulano y Zutano». ¡Pero espera! Fulano escribió la historia en la que se basa el guion, por lo que obtiene crédito «historia por historia», y su crédito por el guion precede al de Zutano, incluso si éste escribió la mayoría del guion, excepto que si el guion realizó cambios sustanciales en su historia, obtendrá el primer crédito de «guion por». Si más de dos trabajan en el guion, es probable que los créditos se lean algo así como «guion de Fulano, Zutano, Mengano y Perengano». Fulano y Zutano trabajaron en equipo, pero Mengano y Perengano trabajaron por separado. Después de todo, la película «The Flintstones» tenía, según varios recuentos, al menos 35, y posiblemente hasta 60, escritores que trabajaron en el guion. De alguna manera, el sistema encontró la fórmula de no enumerar la mayoría de ellos, y por eso podemos estar agradecidos.

La Asociación Directores de Cine de Estados Unidos permite incluir solo un director en una película, incluso cuando se sabe que dos o más personas trabajaron en ésta. Excepto en casos muy raros (una muerte en la mitad de la producción, y es mejor que esté en el medio de la producción), solo hay un crédito directivo. Esto es muy bueno para el ego de un director, sin duda para el que recibe el crédito, pero también para el que no lo hace, particularmente si él o ella comenzó la producción y luego fue eliminado(a) por el productor ante la insistencia de la estrella o el estudio. El público no sabrá que quien fue removido afectó o incurrió en la ira de los más poderosos. En cualquier caso, el director eliminado vivirá para dirigir otro día. Más raramente, un director tomará la iniciativa y dejará una producción debido a conflictos que no se pueden resolver (usualmente atribuidos a «diferencias creativas»), de nuevo generalmente con el estudio o la estrella. Todo esto probablemente tendrá lugar antes o durante los primeros días de rodaje.

¡Pero espera, hay más! Es posible que en algún momento hayas notado el nombre George Spelvin o Georgina Spelvin o G. Spelvin o similares entre los créditos de actuación de una película. Tradicionalmente, este es el alias utilizado por los actores que, por una u otra razón, no desean que se les atribuyan sus propios nombres. (La original Georgina Spelvin fue la estrella de una famosa película porno). Puede haber muchas razones para usar el alias, desde la infelicidad hasta la forma en que la producción resultó ser un conflicto con el director o el productor, o simplemente como una broma. De la misma manera, los directores a veces han usado «Alan Smithee» como su alias cuando no querían que se les acreditara con su nombre real. En 1997, el guionista Joe Eszterhas (mejor conocido por escribir «Basic Instinct») incluso tuvo la brillante o estúpida idea de hacer una película llamada «An Alan Smithee Film». No solo bombardeó en la taquilla, sino que el verdadero director, Arthur Hiller, quitó su nombre de los créditos, por lo que realmente fue una película de «Alan Smithee». 


Ahora a los créditos debajo de la línea. Cuando la película se vuelve oscura, un nuevo conjunto de nombres comienza a desplazarse hacia arriba en la pantalla. A veces, los primeros créditos que vemos irán al equipo de producción, las personas que trabajaron en el rodaje, y algunas veces serán para el elenco, a menudo por orden de importancia, aunque a veces en orden de aparición o en orden alfabético. Los créditos del equipo de producción serán donde comenzarán a aparecer todos los títulos «divertidos», y esto es lo que hacen: el «gaffer» es el jefe electricista. Él (o algunas veces ella) trabaja para el director de fotografía, colocando todas las luces necesarias para filmar, dirigiendo a un equipo de otros electricistas, preparando la iluminación básica para las próximas escenas que se filmarán, ordenando todo el equipo de iluminación y suministros, etcétera. ¿Y adivina quién es su mejor asistente? Sí, el «mejor chico». Sexista pero preciso, ya que casi siempre son hombres.

«Grips» son los miembros del grupo de trabajo que transportan y configuran el equipo alrededor del establecimiento o la ubicación. En la mayoría de las producciones, el «grip» líder se llamará «Key Grip», y en las producciones muy grandes, donde dos equipos estarán filmando al mismo tiempo, habrá más de un «Key Grip». El equipo de las cámaras tiene su propio «grip», el «Dolly grip», la persona que coloca la cámara y luego la empuja sobre su Dolly o pistas; hay «grips» que se especializan en operar la grúa de cámara cuando así se requiera. Otros «grips» funcionarán con los carpinteros para obtener y colocar los materiales necesarios para ensamblar los escenarios. Cuando el gaffer pide un equipo de iluminación particular, son los «grips» quienes lo traen y lo colocan en su lugar para que los electricistas lo enciendan y enfoquen. A veces, los «Key Grip» también se llaman «mejores chicos», lo que puede crear confusión. Un «wrangler» se encarga de los animales, como era de esperar, pero no hay límite de tamaño. El negocio cinematográfico también tiene cabida para «ratón», «marmota» y «cucaracha». (Si has visto un crédito para un «baby wrangler», es la forma en broma de acreditar a la enfermera registrada que, por ley, tiene que estar con un artista infantil en el set). El «greensman» es el hombre o la mujer responsable de preparar y mantener las flores vivas o falsas, el follaje, los árboles, los campos de maíz o los páramos que puedan verse en la película.

No confundas los títulos raros por falta de habilidad. Estos son profesionales de por vida que hacen trabajos extremadamente difíciles rápidamente y con muy pocos errores; millones de dólares, y en ocasiones la seguridad de los actores y otros miembros de la tripulación, dependen de lo bien que funcionen. Son aprendices durante años antes de que puedan asumir la responsabilidad de una producción considerable.

Resumen de la Obra «La Vida es Sueño»

Por Esteban Balmore Cruz

Tipo de obra: Drama
Género: Melodrama Romántico
Autor: Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)
Ubicación: Polonia, durante el siglo XVI
Primera presentación: 1635
Personajes principales:

Basilio, rey de Polonia.
Segismundo, hijo del rey polaco.
Astolfo, sobrino del rey y duque de Moscovia.
Estrella, la infanta, sobrina del rey.
Clotaldo, un general polaco.
Rosaura, una mujer de la nobleza rusa, disfrazada de hombre.
Clarín, sirviente de Rosaura.
Resumen

Una noche en el bosque, en un área montañosa entre Polonia y Rusia, Rosaura, una joven mujer perteneciente a la nobleza rusa, y Clarín, su sirviente, se encontraron afligidos porque sus caballos se habían extraviado, y temían que debían hacer a pie el resto de su viaje a la corte real de Polonia. Como un medio de protección ante los peligros de la bárbara zona fronteriza, Rosaura se disfrazó de hombre.
Su cansado andar les condujo finalmente a una fortaleza abandonada, donde escucharon la voz de un joven que estaba encadenado al portón del castillo, y quien pronunciaba un lastimero soliloquio, en el que se lamentaba de la dureza de su vida. Rosaura se aproximó a él, que la saludó ansiosamente, con la excitación propia de quien ha conocido escasa simpatía y bondad durante el corto lapso de su existencia. Al mismo tiempo, él le advirtió a ella de que estuviera atenta a cualquier violencia, y tan pronto como el joven había pronunciado estas palabras el chillante sonido de una trompeta pudo escucharse rompiendo el silencio de la noche. Antes de marcharse junto a Clarín a esconderse entre los peñascos que allí había, Rosaura aventó su espada a un lado del prisionero. 
El general polaco Clotaldo, a cargo de la custodia de Segismundo, galopó hasta donde éste se encontraba, y viendo la espada que empuñaba, ordenó a sus subalternos que rastrearan los alrededores para encontrar a quienquiera que había proporcionado el arma. Siendo descubiertos y aprehendidos, Rosaura explicó que ella y Clarín eran viajeros rusos en camino a la corte polaca, y que estaban angustiados por la pérdida de sus caballos. Inadvertidamente, Clarín insinuó que Rosaura era en realidad una mujer; pero lo que más interesaba a Clotaldo era la espada, porque él la había reconocido como una que había poseído años atrás y que había dejado al cuidado de una joven noble de quien estuvo profundamente enamorado. Se hizo a la idea de que Rosaura debía ser su propio hijo, pero confrontado entre cumplir con el jurado deber hacia su soberano, y su obligación paternal hacia su supuesto hijo, se decidió por guardar silencio por el momento. El hecho de que Rosaura poseyera la espada le obligaba a dar protección a los viajeros. 
Mientras tanto, en el castillo real del rey Basilio, el asunto de la sucesión al trono polaco debía ser decidido, y para tal efecto, el monarca había convocado a su sobrino Astolfo y a su sobrina Estrella. El problema de la sucesión se daba porque se suponía que el legítimo heredero, el hijo del rey Basilio, había muerto junto a su madre al nacer muchos años antes. La toma de una decisión era urgente puesto que Astolfo y Estrella, ambos contaban con el apoyo de facciones rivales que con su impaciencia amenazaban la tranquilidad del reino. 
El rey les dio la bienvenida a su sobrina y sobrino con una ceremonia real y en seguida los asombró al informarles que su hijo no había muerto. Las interpretaciones de sabios astrólogos y portentos inusuales que habían acompañado el nacimiento de Segismundo, habían conducido al supersticioso monarca a encarcelar a su hijo en una fortaleza en las montañas, por miedo a que el niño podría crecer para convertirse en un monstruo que destruiría Polonia. Ahora, años más tarde, el rey no estaba seguro de que había hecho bien, y propuso que trajeran a Segismundo a la corte bajo un sueño inducido con droga, que lo vistieran con ropa apropiada para un príncipe, que lo despertaran, y que fuera observado cuidadosamente para evidenciar si era digno de portar la corona de su padre. Esta propuesta contó con la aprobación de Estrella y Astolfo. 
Habiendo traído a Segismundo a la corte, y habiendo sido despertado, éste se sorprendió grandemente de verse vestido con ropas elegantes (pues en su cautiverio se vestía con ásperas pieles) y de encontrarse ante numerosas personas extrañas que se mostraban muy amables hacia él. La fuerza del hábito le causó recordar con sentimiento sus cadenas, la montaña, y su aislamiento; y convencido de que estaba soñando se sentó en el trono, mientras los oficiales de su padre y los cortesanos lo trataban con todo el respeto que su rango ameritaba. Cuando le informaron que él era el heredero sucesor al trono, se sintió desconcertado y un tanto aprehensivo. 
Clotaldo, su anterior guardián y tutor, se presentó para confirmar el hecho de que Segismundo era en verdad el príncipe, quien por su parte demandó una explicación de su encarcelamiento. Con mucha paciencia Clotaldo explicó las acciones del rey Basilio, de modo que el joven pudiera comprenderlas; pero Segismundo, deslumbrado por el súbito cambio de su situación, solamente veía que había sido gravemente maltratado por su padre. Expresando que tomaría venganza por el inmerecido encarcelamiento, agarró la espada de Clotaldo, pero antes de que pudiera atacarlo, Rosaura apareció de pronto de entre la muchedumbre, le quitó el arma y le reprochó por su precipitación. 
Un poco más calmado, Segismundo fue presentado a Astolfo, cuyo modo formal de hablar y conducta cortesana, el príncipe no podía soportar. Hastiado del aspecto de la corte, ordenó a los guardias que despejaran la sala de audiencia; pero pronto fue nuevamente incomodado, esta vez con el ingreso de Estrella con todo su séquito. No estando acostumbrado a socializar con mujeres, él se comportó de manera brusca, intentando incluso abrazar a Estrella, por lo que los cortesanos le aconsejaron comportarse de manera propia de un príncipe; y Astolfo, que aspiraba a casarse con su prima, advirtió a Segismundo ser cuidadoso en el comportamiento hacia ella. Extraño a las formalidades de la vida cortesana, Segismundo perdió la calma, y considerando a todas las personas presentes responsables por su prolongado exilio, les recordó de su posición ahora exaltada, y desafió a quienquiera que osase a tocar a Estrella. Astolfo de inmediato la tomó de la mano, y Segismundo asió al desafiante por el cuello, como si quisiera estrangularlo. 
En este momento crucial en la prueba que Segismundo estaba sobrellevando, el rey Basilio ingresó al salón del trono y vio a su hijo comportándose como un salvaje. Abrumado por la escena, el monarca consideró que las predicciones de los astrólogos habían sido ciertas, y más impactado estaba al ver que su hijo no le guardaba respeto, y siendo presionado a dar una explicación por el encarcelamiento, trató de probar que había sido escrito en las estrellas. Segismundo se mofó de la insensatez de un hombre al querer responsabilizar de sus acciones a los astros, y luego maldijo a su padre, y ordenó a los guardias arrestar al rey y a Clotaldo; pero al sonido súbito de una trompeta los soldados rodearon rápidamente al príncipe y lo hicieron prisionero. 
Segismundo fue drogado nuevamente y dormido fue llevado en cadenas a la fortaleza en las montañas. Encontrándose de nuevo en el ambiente que le era familiar, el joven tenía toda la oportunidad para reflexionar en sus últimas experiencias. Cuando habló con Clotaldo, el general le aseguró que todo había sido un sueño; y puesto que el príncipe había sido drogado antes de abandonar la fortaleza y antes de su regreso, él estaba convencido de que había tenido un sueño esplendoroso. Clotaldo también le dijo que –puesto que se había comportado con violencia en su sueño– era necesario que frenara sus impulsos. 
Entre tanto, Rosaura, consciente de la situación de Segismundo, y deseosa de frustrar las ambiciones de Astolfo, que le había prometido casarse con ella, levantó una facción para exigir la liberación del príncipe. Los rebeldes invadieron las montañas y ocuparon la fortaleza, pero fallaron en capturar a Clotaldo, pues éste se había marchado anticipadamente para reportarse ante el rey. Cuando el ejército rebelde transportó fuera de la fortaleza al dormido Segismundo, y le despertaron con sonido de trompeta, el desdichado príncipe no pudo ser convencido de que su nueva experiencia era real, y dudaba de la aseveración de que había sido rescatado de su prisión. El líder rebelde pudo convencerlo finalmente de que le sería bien unirse a los soldados de su sueño y pelear junto a ellos contra el muy real ejército del rey Basilio que se estaba acercando. 
Clotaldo fue capturado por las fuerzas de Segismundo, pero el victorioso joven recordando el consejo del general con respecto a frenar sus impulsos, ordenó su puesta en libertad, luego de lo cual se produjo una gran batalla, en la que el príncipe mostró su valor y su proceder caballeresco. Habiendo sido derrotado el rey Basilio, éste se negó a seguir el consejo de Clotaldo y Astolfo de que escapara, y en admiración concedió la corona a su hijo. 
Ya como rey de Polonia por derecho propio, Segismundo ordenó el matrimonio de Astolfo con Rosaura, quien entretanto, había sido dada a conocer como hija de Clotaldo. Estrella se convirtió en reina al casarse con Segismundo, y el general Clotaldo fue hecho consejero de confianza del joven monarca.

El Barón Samedi

Una creencia bastante extraña…



El dios vudú haitiano Barón Samedi es el guardián de la encrucijada entre la vida y la muerte. Él ayuda a las almas de las personas recientemente fallecidas a atravesar la encrucijada hacia el mundo espiritual y a veces permite que los espíritus de ese mundo entren temporalmente en nuestro mundo. También es un maestro de las fuerzas ocultas de la brujería y la necromancia. Como muchos dioses, tiene varios nombres, incluyendo Papa Guede (o Ghede) y Señor de los Muertos.

Como corresponde a un señor de los muertos, Barón Samedi tiene un cuerpo esquelético y una cabeza como cráneo. Pero a pesar de su aspecto espantoso, en realidad es un dios amante de la diversión que trata de disfrutar siempre que pueda. Le encanta fumar y beber, y rara vez se ve sin un puro en la boca o un vaso de ron en sus huesudos dedos. Cuando sale a la ciudad, siempre lleva un esmoquin negro, sombrero brillante y lentes oscuros, y le gusta hacer girar un bastón mientras camina. Su nombre haitiano, Barón Samedi, significa Barón Sábado en español, y deriva de su costumbre de ir a fiestas el sábado por la noche. Es famoso por contar chistes sucios y perseguir a las mujeres.

Un Interesante Cuento de Vicente Blasco Ibáñez

A propósito de las extorsiones en El Salvador… este cuento, hace mucho tiempo nos habla de eso.




Golpe Doble 
Al abrir la puerta de su barraca encontró Sènto un papel en el ojo de la cerradura…

Era un anónimo destilando amenazas. Le pedían cuarenta duros y debía dejarlos aquella noche en el horno que tenía frente a su barraca.

Toda la huerta estaba aterrada por aquellos bandidos. Si alguien se negaba a obedecer tales demandas, sus campos aparecían talados, las cosechas perdidas, y hasta podía despertar a media noche sin tiempo apenas para huir de la techumbre de paja que se venía abajo entre llamas y asfixiando con su humo nauseabundo.

Gafarró, que era el mozo mejor plantado de la huerta de Ruzafa, juró descubrirles, y se pasaba las noches emboscado en los cañares, rondando por las sendas, con la escopeta al brazo; pero una mañana lo encontraron en una acequia con el vientre acribillado y la cabeza deshecha… y adivina quién te dio.

Hasta los papeles de Valencia hablaban de lo que sucedía en la huerta, donde al anochecer se cerraban las barracas y reinaba un pánico egoísta, buscando cada cual su salvación, olvidando al vecino. Y a todo esto, el tío Batiste, alcalde de aquel distrito de la huerta, echando rayos por la boca cada vez que las autoridades, que le respetaban como potencia electoral, hablábanle del asunto, y asegurando que él y su fiel alguacil, el Sigró, se bastaban para acabar con aquella calamidad.

A pesar de esto, Sènto no pensaba acudir al alcalde. ¿Para qué? No quería oír en balde baladronadas y mentiras.

Lo cierto era que le pedían cuarenta duros, y si no los dejaba en el horno le quemarían su barraca, aquella barraca que miraba ya como un hijo próximo a perderse; con sus paredes de deslumbrante blancura, la montera de negra paja con crucecitas en los extremos, las ventanas azules, la parra sobre la puerta como verde celosía, por la que se filtraba el sol con palpitaciones de oro vivo; los macizos de geranios y dompedros orlando la vivienda, contenidos por una cerca de cañas; y más allá de la vieja higuera el horno, de barro y ladrillos, redondo y achatado como un hormiguero de África. Aquello era toda su fortuna, el nido que cobijaba a lo más amado: su mujer, los tres chiquillos, el par de viejos rocines, fieles compañeros en la diaria batalla por el pan, y la vaca blanca y sonrosada que iba todas las mañanas por las calles de la ciudad despertando a la gente con su triste cencerreo y dejándose sacar unos seis reales de sus ubres siempre hinchadas.

¡Cuánto había tenido que arañar los cuatro terrones que desde su bisabuelo venía regando toda la familia con sudor y sangre, para juntar el puñado de duros que en un puchero guardaba enterrados bajo de la cama! ¡En seguida se dejaba arrancar cuarenta duros!… Él era un hombre pacífico; toda la huerta podía responder por él. Ni riñas por el riego, ni visitas a la taberna, ni escopeta para echarla de majo. Trabajar mucho para su Pepeta y los tres mocosos era su única afición; pero ya que querían robarle, sabría defenderse. ¡Cristo! En su calma de hombre bonachón despertaba la furia de los mercaderes árabes, que se dejan apalear por el beduino, pero se tornan leones cuando les tocan su hacienda.

Como se aproximaba la noche y nada tenía resuelto, fue a pedir consejo al viejo de la barraca inmediata, un carcamal que sólo servía para segar brozas en las sendas, pero de quien se decía que en la juventud había puesto más de dos a pudrir tierra.

Le escuchó el viejo con los ojos fijos en el grueso cigarro que liaban sus manos temblorosas cubiertas de caspa. Hacía bien en no querer soltar el dinero. Que robasen en la carretera como los hombres, cara a cara, exponiendo la piel. Setenta años tenía, pero podían irle con tales cartitas. Vamos a ver; ¿tenía agallas para defender lo suyo?

La firme tranquilidad del viejo contagiaba a Sènto, que se sentía capaz de todo para defender el pan de sus hijos.

El viejo, con tanta solemnidad como si fuese una reliquia, sacó de detrás de la puerta la joya de la casa: una escopeta de pistón que parecía un trabuco, y cuya culata apolillada acarició devotamente.

La cargaría él, que entendería mejor a aquel amigo. Las temblorosas manos se rejuvenecían. ¡Allá va pólvora! Todo un puñado. De una cuerda de esparto sacaba los tacos. Ahora una ración de postas, cinco o seis; a granel los perdigones zorreros, metralla fina, y al final un taco bien golpeado. Si la escopeta no reventaba con aquella indigestión de muerte, sería misericordia de Dios.

Aquella noche dijo Sènto a su mujer que esperaba turno para regar, y toda la familia le creyó, acostándose temprano.

Cuando salió, dejando bien cerrada la barraca, vio a la luz de las estrellas, bajo la higuera, al fuerte vejete ocupado en ponerle el pistón al amigo.

Le daría a Sènto la última lección, para que no errase el golpe. Apuntar bien a la boca del horno y tener calma. Cuando se inclinasen buscando el gato en el interior… ¡fuego! Era tan sencillo, que podía hacerlo un chico.

Sènto, por consejo del maestro, se tendió entre dos macizos de geranios a la sombra de la barraca. La pesada escopeta descansaba en la cerca de cañas apuntando fijamente a la boca del horno. No podía perderse el tiro. Serenidad y darle al gatillo a tiempo. ¡Adiós, muchacho! A él le gustaban mucho aquellas cosas; pero tenía nietos, y además estos asuntos los arregla mejor uno sólo.

Se alejó el viejo cautelosamente, como hombre acostumbrado a rondar la huerta, esperando un enemigo en cada senda.

Sènto creyó que quedaba solo en el mundo, que en toda la inmensa vega, estremecida por la brisa, no había más seres vivientes que él y aquellos que iban a llegar. ¡Ojalá no viniesen! Sonaba el cañón de la escopeta al temblar sobre la horquilla de cañas. No era frío, era miedo. ¿Qué diría el viejo si estuviera allí? Sus pies tocaban la barraca, y al pensar que tras aquella pared de barro dormían Pepeta y los chiquitines, sin otra defensa que sus brazos, y en los que querían robar, el pobre hombre se sintió otra vez fiera.

Vibró el espacio, como si lejos, muy lejos, hablase desde lo alto la voz de un chantre. Era la campana del Miguelete. Las nueve. Oíase el chirrido de un carro rodando por un camino lejano. Ladraban los perros, transmitiendo su fiebre de aullidos de corral en corral, y el rac-rac de las ranas en la vecina acequia interrumpíase con los chapuzones de los sapos y las ratas que saltaban de las orillas por entre las cañas.

Sènto contaba las horas que iban sonando en el Miguelete. Era lo único que le hacía salir de la somnolencia y el entorpecimiento en que le sumía la inmovilidad de la espera. ¡Las once! ¿No vendrían ya? ¿Les habría tocado Dios en el corazón?

Las ranas callaron repentinamente. Por la senda avanzaban dos cosas oscuras que a Sènto le parecieron dos perros enormes. Se irguieron: eran hombres que avanzaban encorvados, casi de rodillas.

—Ya están ahí—murmuró, y sus mandíbulas temblaban.

Los dos hombres volvíanse a todos lados, como temiendo una sorpresa. Fueron al cañar, registrándolo: acercáronse después a la puerta de la barraca, pegando el oído a la cerradura, y en estas maniobras pasaron dos veces por cerca de Sènto, sin que éste pudiera conocerles. Iban embozados en mantas, por bajo de las cuales asomaban las escopetas.

Esto aumentó el valor de Sènto. Serían los mismos que asesinaron a Gafarró. Había que matar para salvar la vida.

Ya iban hacia el horno. Uno de ellos se inclinó, metiendo las manos en la boca y colocándose ante la apuntada escopeta. Magnífico tiro. Pero ¿y el otro que quedaba libre?

El pobre Sènto comenzó a sentir las angustias del miedo, a sentir en la frente un sudor frío. Matando a uno, quedaba desarmado ante el otro. Si les dejaba ir sin encontrar nada, se vengarían quemándole la barraca.

Pero el que estaba en acecho se cansó de la torpeza de su compañero y fue a ayudarle en la busca. Los dos formaban una oscura masa obstruyendo la boca del horno. Aquella era la ocasión. ¡Alma, Sènto! ¡Aprieta el gatillo!

El trueno conmovió toda la huerta, despertando una tempestad de gritos y ladridos. Sènto vio un abanico de chispas, sintió quemaduras en la cara; la escopeta se le fue y agitó las manos para convencerse de que estaban enteras. De seguro que el amigo había reventado.

No vio nada en el horno: habrían huido, y cuando él iba a escapar también, se abrió la puerta de la barraca y salió Pepeta en enaguas, con un candil. La había despertado el trabucazo y salía impulsada por el miedo, temiendo por su marido que estaba fuera de casa.

La roja luz del candil, con sus azorados movimientos, llegó hasta la boca del horno.

Allí estaban dos hombres en el suelo, uno sobre otro, cruzados, confundidos, formando un solo cuerpo, como si un clavo invisible los uniese por la cintura, soldándolos con sangre.

No había errado el tiro. El golpe de la vieja escopeta había sido doble.

Y cuando Sènto y Pepeta, con aterrada curiosidad, alumbraron los cadáveres para verles las caras, retrocedieron con exclamaciones de asombro.

Eran el tío Batiste, el alcalde, y su alguacil el Sigró.

La huerta quedaba sin autoridad, pero tranquila.