Resumen de la Obra «La Vida es Sueño»

Por Esteban Balmore Cruz

Tipo de obra: Drama
Género: Melodrama Romántico
Autor: Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)
Ubicación: Polonia, durante el siglo XVI
Primera presentación: 1635
Personajes principales:

Basilio, rey de Polonia.
Segismundo, hijo del rey polaco.
Astolfo, sobrino del rey y duque de Moscovia.
Estrella, la infanta, sobrina del rey.
Clotaldo, un general polaco.
Rosaura, una mujer de la nobleza rusa, disfrazada de hombre.
Clarín, sirviente de Rosaura.
Resumen

Una noche en el bosque, en un área montañosa entre Polonia y Rusia, Rosaura, una joven mujer perteneciente a la nobleza rusa, y Clarín, su sirviente, se encontraron afligidos porque sus caballos se habían extraviado, y temían que debían hacer a pie el resto de su viaje a la corte real de Polonia. Como un medio de protección ante los peligros de la bárbara zona fronteriza, Rosaura se disfrazó de hombre.
Su cansado andar les condujo finalmente a una fortaleza abandonada, donde escucharon la voz de un joven que estaba encadenado al portón del castillo, y quien pronunciaba un lastimero soliloquio, en el que se lamentaba de la dureza de su vida. Rosaura se aproximó a él, que la saludó ansiosamente, con la excitación propia de quien ha conocido escasa simpatía y bondad durante el corto lapso de su existencia. Al mismo tiempo, él le advirtió a ella de que estuviera atenta a cualquier violencia, y tan pronto como el joven había pronunciado estas palabras el chillante sonido de una trompeta pudo escucharse rompiendo el silencio de la noche. Antes de marcharse junto a Clarín a esconderse entre los peñascos que allí había, Rosaura aventó su espada a un lado del prisionero. 
El general polaco Clotaldo, a cargo de la custodia de Segismundo, galopó hasta donde éste se encontraba, y viendo la espada que empuñaba, ordenó a sus subalternos que rastrearan los alrededores para encontrar a quienquiera que había proporcionado el arma. Siendo descubiertos y aprehendidos, Rosaura explicó que ella y Clarín eran viajeros rusos en camino a la corte polaca, y que estaban angustiados por la pérdida de sus caballos. Inadvertidamente, Clarín insinuó que Rosaura era en realidad una mujer; pero lo que más interesaba a Clotaldo era la espada, porque él la había reconocido como una que había poseído años atrás y que había dejado al cuidado de una joven noble de quien estuvo profundamente enamorado. Se hizo a la idea de que Rosaura debía ser su propio hijo, pero confrontado entre cumplir con el jurado deber hacia su soberano, y su obligación paternal hacia su supuesto hijo, se decidió por guardar silencio por el momento. El hecho de que Rosaura poseyera la espada le obligaba a dar protección a los viajeros. 
Mientras tanto, en el castillo real del rey Basilio, el asunto de la sucesión al trono polaco debía ser decidido, y para tal efecto, el monarca había convocado a su sobrino Astolfo y a su sobrina Estrella. El problema de la sucesión se daba porque se suponía que el legítimo heredero, el hijo del rey Basilio, había muerto junto a su madre al nacer muchos años antes. La toma de una decisión era urgente puesto que Astolfo y Estrella, ambos contaban con el apoyo de facciones rivales que con su impaciencia amenazaban la tranquilidad del reino. 
El rey les dio la bienvenida a su sobrina y sobrino con una ceremonia real y en seguida los asombró al informarles que su hijo no había muerto. Las interpretaciones de sabios astrólogos y portentos inusuales que habían acompañado el nacimiento de Segismundo, habían conducido al supersticioso monarca a encarcelar a su hijo en una fortaleza en las montañas, por miedo a que el niño podría crecer para convertirse en un monstruo que destruiría Polonia. Ahora, años más tarde, el rey no estaba seguro de que había hecho bien, y propuso que trajeran a Segismundo a la corte bajo un sueño inducido con droga, que lo vistieran con ropa apropiada para un príncipe, que lo despertaran, y que fuera observado cuidadosamente para evidenciar si era digno de portar la corona de su padre. Esta propuesta contó con la aprobación de Estrella y Astolfo. 
Habiendo traído a Segismundo a la corte, y habiendo sido despertado, éste se sorprendió grandemente de verse vestido con ropas elegantes (pues en su cautiverio se vestía con ásperas pieles) y de encontrarse ante numerosas personas extrañas que se mostraban muy amables hacia él. La fuerza del hábito le causó recordar con sentimiento sus cadenas, la montaña, y su aislamiento; y convencido de que estaba soñando se sentó en el trono, mientras los oficiales de su padre y los cortesanos lo trataban con todo el respeto que su rango ameritaba. Cuando le informaron que él era el heredero sucesor al trono, se sintió desconcertado y un tanto aprehensivo. 
Clotaldo, su anterior guardián y tutor, se presentó para confirmar el hecho de que Segismundo era en verdad el príncipe, quien por su parte demandó una explicación de su encarcelamiento. Con mucha paciencia Clotaldo explicó las acciones del rey Basilio, de modo que el joven pudiera comprenderlas; pero Segismundo, deslumbrado por el súbito cambio de su situación, solamente veía que había sido gravemente maltratado por su padre. Expresando que tomaría venganza por el inmerecido encarcelamiento, agarró la espada de Clotaldo, pero antes de que pudiera atacarlo, Rosaura apareció de pronto de entre la muchedumbre, le quitó el arma y le reprochó por su precipitación. 
Un poco más calmado, Segismundo fue presentado a Astolfo, cuyo modo formal de hablar y conducta cortesana, el príncipe no podía soportar. Hastiado del aspecto de la corte, ordenó a los guardias que despejaran la sala de audiencia; pero pronto fue nuevamente incomodado, esta vez con el ingreso de Estrella con todo su séquito. No estando acostumbrado a socializar con mujeres, él se comportó de manera brusca, intentando incluso abrazar a Estrella, por lo que los cortesanos le aconsejaron comportarse de manera propia de un príncipe; y Astolfo, que aspiraba a casarse con su prima, advirtió a Segismundo ser cuidadoso en el comportamiento hacia ella. Extraño a las formalidades de la vida cortesana, Segismundo perdió la calma, y considerando a todas las personas presentes responsables por su prolongado exilio, les recordó de su posición ahora exaltada, y desafió a quienquiera que osase a tocar a Estrella. Astolfo de inmediato la tomó de la mano, y Segismundo asió al desafiante por el cuello, como si quisiera estrangularlo. 
En este momento crucial en la prueba que Segismundo estaba sobrellevando, el rey Basilio ingresó al salón del trono y vio a su hijo comportándose como un salvaje. Abrumado por la escena, el monarca consideró que las predicciones de los astrólogos habían sido ciertas, y más impactado estaba al ver que su hijo no le guardaba respeto, y siendo presionado a dar una explicación por el encarcelamiento, trató de probar que había sido escrito en las estrellas. Segismundo se mofó de la insensatez de un hombre al querer responsabilizar de sus acciones a los astros, y luego maldijo a su padre, y ordenó a los guardias arrestar al rey y a Clotaldo; pero al sonido súbito de una trompeta los soldados rodearon rápidamente al príncipe y lo hicieron prisionero. 
Segismundo fue drogado nuevamente y dormido fue llevado en cadenas a la fortaleza en las montañas. Encontrándose de nuevo en el ambiente que le era familiar, el joven tenía toda la oportunidad para reflexionar en sus últimas experiencias. Cuando habló con Clotaldo, el general le aseguró que todo había sido un sueño; y puesto que el príncipe había sido drogado antes de abandonar la fortaleza y antes de su regreso, él estaba convencido de que había tenido un sueño esplendoroso. Clotaldo también le dijo que –puesto que se había comportado con violencia en su sueño– era necesario que frenara sus impulsos. 
Entre tanto, Rosaura, consciente de la situación de Segismundo, y deseosa de frustrar las ambiciones de Astolfo, que le había prometido casarse con ella, levantó una facción para exigir la liberación del príncipe. Los rebeldes invadieron las montañas y ocuparon la fortaleza, pero fallaron en capturar a Clotaldo, pues éste se había marchado anticipadamente para reportarse ante el rey. Cuando el ejército rebelde transportó fuera de la fortaleza al dormido Segismundo, y le despertaron con sonido de trompeta, el desdichado príncipe no pudo ser convencido de que su nueva experiencia era real, y dudaba de la aseveración de que había sido rescatado de su prisión. El líder rebelde pudo convencerlo finalmente de que le sería bien unirse a los soldados de su sueño y pelear junto a ellos contra el muy real ejército del rey Basilio que se estaba acercando. 
Clotaldo fue capturado por las fuerzas de Segismundo, pero el victorioso joven recordando el consejo del general con respecto a frenar sus impulsos, ordenó su puesta en libertad, luego de lo cual se produjo una gran batalla, en la que el príncipe mostró su valor y su proceder caballeresco. Habiendo sido derrotado el rey Basilio, éste se negó a seguir el consejo de Clotaldo y Astolfo de que escapara, y en admiración concedió la corona a su hijo. 
Ya como rey de Polonia por derecho propio, Segismundo ordenó el matrimonio de Astolfo con Rosaura, quien entretanto, había sido dada a conocer como hija de Clotaldo. Estrella se convirtió en reina al casarse con Segismundo, y el general Clotaldo fue hecho consejero de confianza del joven monarca.

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