El término «adoración de ídolos» puede tener varios significados diferentes. Según una definición, es la adoración de un ídolo físico, tal como una estatua, como si fuera un dios o un espíritu verdadero. Por otra definición, es el uso de un ídolo para representar simbólicamente a un dios o espíritu durante un acto de adoración. Y en un tercer caso posible, se cree que un dios o espíritu está dentro del ídolo en el momento de la adoración. Por lo tanto, en el primer caso, los fieles creen que el ídolo es un dios o espíritu real, mientras que en el segundo caso lo consideran un sustituto de un dios o un espíritu, y en el tercer caso piensan que un dios o espíritu está dentro del ídolo. Solamente en el primer caso es adorado el ídolo físico.
Uno de los ídolos más famosos es el Becerro de Oro descrito en la Biblia. Según el Libro del Éxodo, este ídolo fue creado cuando los antiguos israelitas acamparon en la base del Monte Sinaí, esperando que Moisés volviera de su ascenso a la montaña. Los israelitas esperaban que Moisés regresara rápidamente, así que cuando pasaron muchos días y él todavía no apareció, comenzaron a preocuparse. Finalmente, le pidieron a Aarón, hermano de Moisés, que hiciera una imagen del Dios de Israel para que pudieran hacerle ofrendas. Al principio Aarón se negó, pero ellos continuaron presionándolo, y él finalmente decidió tratar de satisfacerlos haciendo algo para que adoraran. Recogió una gran cantidad de oro de sus joyas, las fundió con un fuego, y terminó con el becerro de oro. Él construyó un altar delante del becerro para que los israelitas pudieran adorarlo y hacerle ofrendas.
Eventualmente Moisés bajó de la montaña llevando dos tablas de piedra inscritas con los Diez Mandamientos. Cuando vio al Becerro de Oro, se enfadó tanto que rompió las tablas en el suelo. Luego quemó el becerro en un fuego, lo molió en polvo, echó el polvo en un poco de agua, y obligó a los israelitas a beber la mezcla. Aarón admitió que había recogido el oro y lo había derretido, pero dijo que se había formado a sí mismo en la forma de un ternero. Dios estaba tan enojado que decidió matar a todos los israelitas, pero Moisés lo convenció para que perdonara a la mayoría de ellos. El resultado final fue que Dios envió una plaga que mató a unos 3,000 israelitas, pero permitió que la mayoría de la tribu viviera. Después, Moisés subió de nuevo a la montaña para conseguir nuevas tabletas para reemplazar a las que fueron destrozadas.
Las historias sobre el profeta Muhammad sugieren que él tenía un odio intenso a los ídolos. Según una historia, rompió más de 300 ídolos paganos que habían sido guardados dentro de la Kaaba, en La Meca, antes de que la gente de la región se convirtiera al Islamismo.
Algunas de las imágenes más grandes y las estatuas de las deidades se pueden encontrar en los templos hindúes. Para un extranjero, el hinduismo puede parecer tener numerosos dioses y diosas, pero muchos hindúes consideran a todas estas deidades individuales como aspectos diferentes de un único Dios Supremo llamado Brahmán que impregna todo en el universo. Aun así, un dios o diosa en particular es adorado individualmente, como si tuviera una existencia independiente.
En el hinduismo, una imagen o estatua de una deidad se llama
murti. Muchos hindúes creen que un
murti proporciona una manera de comunicarse con la deidad que representa. Algunos incluso creen que la deidad puede estar presente dentro del
murti. Así, cuando un hindú se inclina hacia un
murti o pone ofrendas ante él o ella, puede creer que un dios o diosa está dentro y es consciente de lo que está sucediendo. En realidad, muchos hindúes creen que una deidad sólo pasa parte de su tiempo dentro de un
murti, y tratan de hacer sus ofrendas cuando piensan que está presente. Otra opinión común es que el
murti es una especie de «puesto de escucha» para la deidad. Pero en todos estos casos, el
murti mismo no es adorado, y la mayoría de los hindúes protestarán cuando un extraño se refiera a un
murti como un ídolo.
(Traducido por Baneste, de la obra Weird Beliefs, del autor Barry Wilson).