Panorámica de la Coyuntura Política Pre Electoral en Estados Unidos

Consideración de los factores que podrían cambiar el rumbo de la contienda electoral.

Tomando en consideración que el actual presidente de los Estados Unidos es el modelo que están calcando algunos gobernantes como el señor Jair Bolsonaro, en Brasil, y —principalmene, aunque en diminuto— el hombre que está al frente del gobierno en El Salvador, Nayib Bukele, se presentan aquí los factores más destacables que podrían influir en el resultado final de las elecciones presidenciales del mes de noviembre próximo, de cara a las cuales el señor Donald Trump aparece con una remarcable desventaja, lo que le ha llevado a arreciar su perorata racista, supremacista y divisoria, y ejecutar acciones que rememoran los regímenes militares como lo ha sido su orden de enviar fuerzas federales para reprimir las manifestaciones, utilizando tácticas como las que usaron los escuadrones de la muerte en Latinoamérica en las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado.

El candidato presidencial por el partido demócrata, Joe Biden, tiene una clara ventaja, de momento, tal y como lo indican diferentes encuestas, ya que ha logrado ponerse adelante 8 puntos en un promedio de las consultas nacionales, favorecido por la percepción de la mayoría de los estadounidenses que desaprueban la forma en que el presidente Donald Trump está manejando la pandemia del Coronavirus y sus tácticas confrontativas ante la agitación social activada por el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd. Esos 8 puntos representan el doble de su ventaja a fines de febrero, y el candidato demócrata está en o cerca del 50% en muchas de las muestras. Por otra parte, todo parece indicar que —hasta antes de que apareciera el Coronavirus en la palestra mundial— el presidente estadounidense y candidato por el partido republicano, Donald Trump, estaba muy confiado en lograr la reelección para un segundo periodo, valuando en mucho el apoyo incondicional de su base proselitista, la cual ha demostrado ser tan fanática e invariable como la feligresía semi analfabeta de una secta religiosa pastoreada por un psicópata carismático. La problemática para el presidente, el coronavirus que se quedará por algún tiempo, por un lado, y la efervescencia social latente, por el otro, es que su ineficacia para hacer frente a ambas situaciones urgentes y su discurso confrontativo y divisorio, han acrecentado la percepción negativa que de él se tiene, incluso entre sectores conservadores que hasta hace poco le apoyaban, y eso amenaza sus perspectivas de cara a los comicios que van a celebrarse en noviembre próximo.

Es necesario, por lo tanto, tomar en consideración que la ventaja de Joe Biden en esas encuestas nacionales proviene en gran medida de un progresivo descenso en el apoyo a Donald Trump, en vez de un gran aumento en el porcentaje de personas que dicen que votarían por él. Con respecto a esto, el comando de campaña del candidato demócrata ha estado recalcando durante meses, en relación a este aumento porcentual en los muestreos, que espera que la carrera se ajuste, y de acuerdo a los analistas, no sería sorprendente si así ocurriese.

Teniendo presente este aspecto, no deja de ser notorio el crecimiento del liderazgo del candidato demócrata en estados que son considerados aquí como claves en la determinación del desenlace electoral. En un reporte divulgado por National Public Radio (npr.org) el recién pasado 27 de julio y firmado por el periodista Domenico Montanaro, se destaca que al observar los resultados de las encuestas en 15 estados, se deduce que Biden ha aumentado su ventaja con un promedio de aproximadamente 4.5 puntos, detallándose de la siguiente manera:

Colorado: +12 ganancia de Biden (de Biden +3 a +15)

Wisconsin: +8 (de Trump +1 a Biden +7)

Arizona: +7 (de Trump +4 a Biden +3)

Minnesota: +6 (de Biden +5 a +11)

New Hampshire: +5 (de Biden +2 a +7)

Michigan: +5 (de Biden +3 a +8)

Florida: +5 (de Biden +2 a +7)

Virginia: +5 (de Biden +5 a +10)

Pensilvania: +4 (de Biden +3 a +7)

Texas: +4 (desde Trump +4 hasta par)

Iowa: +4 (desde Trump +4 hasta par)

Nevada: +2 (de BideJoen +5 a +7).

Eso haría doce estados; en los otros tres de los 15 considerados, Donald Trump se ha mantenido estable o Biden ha logrado ganancias estadísticamente insignificantes. En Ohio (Trump ganó 1, Biden lidera por 1); Carolina del Norte (sin cambios, Biden lidera por 2); y Georgia (Biden ganó 1, Trump lidera por 1).

Pero se destaca en el reporte citado que si se está hablando de lugares como Ohio, Carolina del Norte, Georgia, Iowa, Texas y Arizona como competitivos, eso es en realidad un problema para Donald Trump. No estamos hablando de Colorado, Minnesota, New Mexico, New Hampshire y Nevada como posibles estados de expansión para Trump. También llama la atención el hecho de hacia dónde está invirtiendo más recursos la campaña del candidato republicano en anuncios de televisión: Arizona, Georgia, Pensilvania, Nevada, Ohio, Carolina del Norte, Wisconsin, Iowa y Florida, según Advertising Analytics, que se dedica al rastreo de los gastos de publicidad de las campañas electorales.

Para nadie es un secreto que la inmensa mayoría del electorado estadounidense es de corte conservador, influenciado fuertemente por las iglesias evangélicas y el exepcionalismo que le hace sentirse por encima del resto del mundo. Y la base electoral republicana representa al sector más radical de ese conservadurismo. Esto es lo que ha sido determinante en el surgimiento, empoderamiento y proceder de la figura de Donald Trump, un personaje que representa fidedignamente a la persona típica estadounidense, que es como decir al individuo ideal producto del capitalismo: decidido a hacer lo que sea y pasar sobre quien sea con tal de obtener el éxito en su empresa, mintiendo, embaucando, haciendo trampas y retractándose cuando le es necesario. Y es a esto a lo que apela el presidente con sus discursos y órdenes ejecutivas, a sabiendas que su audiencia es amplia.

El problema para él es que también existe en Estados Unidos un respeto admirable por las instituciones democráticas y a las reglas que delimitan el juego político a nivel interno, y —en este sentido— ha ido muy lejos, violentando lo que consideraba un hecho, como lo es la obtención del apoyo de ese electorado mayoritariamente conservador, que aún no está preparado para tolerar personajes de avanzada como Bernie Sanders o Tulsi Gabbard. Y a esto se debe que la cúpula del partido demócrata haya diseñado una compleja maniobra para eliminar la candidatura potencial del Senador por el estado de Vermont y privilegiar a Joe Biden que es más de lo mismo, pero que para muchos, incluyendo gente de la verdadera izquierda, es preferible al antipático ocupante de la Casa Blanca.

Sin embargo, los analistas han sido prudentes y no dan por un hecho seguro la victoria del representante demócrata, y en el reportaje que se ha citado con anterioridad se destaca que pueden pasar muchas cosas entre ahora y noviembre, enumerando nueve factores que habría que observar, puesto que pueden cambiar la dinámica de la competencia por la silla presidencial:

1. Coronavirus: el manejo que Donald Trump ha hecho de la pandemia lo ha lastimado políticamente. La pregunta que surge es si puede recuperar a algunos de esos independientes de derecha que podrían estar abiertos a su mensaje si lo ven incluso manejándolo de manera marginal, como ya ha dado muestras al restituir la conferencia de prensa para informar al respecto.

2. La reapertura de las escuelas que ya está a la vuelta de la esquina. Si hay algo que les importa a los votantes suburbanos son sus hijos y sus escuelas, y los sindicatos de docentes son un bloque clave de votación demócrata. Este es un tema bastante delicado, como caminar al filo de la navaja.

3. La economía: con la reapertura tentativa de los estados, las economías locales todavía están luchando. El Congreso está regateando sobre un quinto paquete de ayuda con un proyecto de ley republicano que reduce los beneficios de desempleo y complica su obtención, y sea cual sea el resultado final de las negociaciones entre republicanos y demócratas, la gente realmente no se recuperará hasta que la economía vuelva a funcionar. Y es poco probable que suceda hasta que haya una vacuna ampliamente distribuida, lo que no se espera que ocurra hasta 2021.

4. Selección de la persona compañera de fórmula de Joe Biden: Trump ha visto ventajas sobre Biden en el entusiasmo con su base, y muchos en la izquierda están esperando ver qué mujer llega al boleto de Biden. Una decisión nada fácil de tomar dada la actual coyuntura política.

5. Las convenciones: esta es la primera vez que las convenciones serán en su mayoría virtuales. En la mayoría de las elecciones pasadas, uno o ambos candidatos obtuvieron un «rebote de la convención». Se ignora cómo se manifestará eso en esta era del Coronavirus y las convenciones en línea.

6. Los debates: los debates en 2016 no parecían tener mucha importancia. Las encuestas y los grupos focales mostraron que Hillary Clinton los ganó, pero ciertamente pueden ser perjudiciales para un candidato si él o ella hace algo notoriamente malo que despunta.

7. Recaudación de fondos: la campaña de Biden luchó para recaudar dinero durante las primarias; pero eso ya no es el caso. Y la campaña de Trump se parece menos al gigante que había sido, ya que lucha por mantener entusiasmados a los donantes. Cancelando la convención a último momento después de trasladarla a Florida, ha irritado algunas plumas bien peinadas. Eso es especialmente problemático para la campaña de Trump, ya que probablemente tendrá que gastar dinero en estados que generalmente son considerado bastante rojos (inclinados a votar mayormente por los republicanos).

8. Salud de los candidatos: Trump y Biden son los dos candidatos de mayor edad que se han presentado a las elecciones, con una edad combinada de 151 años, y ambos han hecho señalamientos sobre la aptitud física y mental del otro. Los dos están relativamente saludables en relación a sus años, pero muchos se preguntan qué pasaría si eso cambia de cualquier manera para alguno de ellos.

9. Sorpresas potenciales: la dinámica de las elecciones puede cambiar hasta el día en que se realicen. En 2016, la difusión de la cinta de Trump Access Hollywood salió un mes antes del día de los comicios; y el exdirector del FBI, James Comey, escribió una carta al Congreso menos de un par de semanas antes de las mismas, expresando que estaba reabriendo la investigación sobre el servidor de correo electrónico de la candidata demócrata, algo que se considera la afectó mucho en el último minuto.

Así como en Centroamérica el mes de octubre trae unos vientos agradables y es popular el dicho de que «octubre todo lo descubre», en Estados Unidos ya han habido en el pasado muchas «sorpresas de octubre» que han amenazado con poner en peligro a más de alguno de los pretendientes presidenciales. Una contienda digna de seguir, no solo por la importancia que este país tiene a nivel mundial, sino también para presenciar cómo se irá desenvolviendo el autócrata modelo de dictadorcillos como Nayib Bukele, que en un país empobrecido por una élite económica desmedidamente ambiciosa y una clase política corrupta, hace ensayos de populismo autoritario justificándose solamente en el apoyo de una base fanatizada con poco nivel de información y formación política. Porque de algo hay que estar seguro: si Donald Trump es reelegido, sus imitadores en el Tercer Mundo y también en Europa se envalentonarán y surgirán más imitadores; pero si pierde, tendrán que revaluar sus actitudes y decisiones políticas con mucho cuidado, porque lo cierto es que las sociedades ya no toleran este tipo de personajes desagradables.

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