La Cabaña del Tío Tom: Contexto y Repercusiones

 

Contexto

A
mediados del siglo diecinueve, en Estados Unidos se había
desarrollado el fenómeno de los esclavos fugitivos que escapaban en
busca de obtener la libertad, y este fenómeno era tan viejo como la esclavitud en ese país. Estos fugitivos eran los
esclavos que escapaban de su dueño y viajaban sin autorización,
tratando de llegar a estados o territorios en los que la esclavitud
estaba prohibida, incluyendo Canadá en el norte y México en el sur.
Para ese tiempo, la mayoría de las leyes relativas a la esclavitud
habían sido emitidas para controlar el desplazamiento de esclavos
obligándoles a portar salvoconductos oficiales si no iban
acompañados de su dueño. Para realizar su escapatoria, los
fugitivos recurrían a lo que llegó a conocerse como el Tren
Subterráneo (Underground Railroad), que llegó a ser conocido mundialmente a través de la
publicación de la Narrativa
de la Vida de Frederick Douglass, un Esclavo Estadounidense
, libro en el que se describe, en parte, su organización y funcionamiento.

El
Tren Subterráneo fue una red
clandestina organizada en el siglo XIX en Estados Unidos y Canadá
para brindar ayuda a los esclavos que huían de las plantaciones
del sur estadounidense hacia estados libres del norte o hacia la
misma república de Canadá. Con esta red cooperaban tanto personas
comunes como prominentes personalidades, incluyendo algunas del medio
político.

En
1850 fue aprobada la Ley de Esclavos Fugitivos (Fugitive
Slave Act of 1850
) que
aumentó las penas contra los escapados y las personas que
les ayudaban. Esa ley establecía penas muy crueles para los
esclavos recapturados, incluyendo la amputación de alguno de sus
miembros. Debido a esto, los fugitivos trataban por lo general de
salir de los Estados Unidos, viajando a Canadá o México. El
acrecentado maltrato a los que escapando eran recapturados y
devueltos a su dueño, despertó sentimientos de indignación y
lástima en la población, especialmente la del norte, que en su
mayoría abogaba por la causa anti esclavista. Ese es el contexto de
la nota escrita por el escritor y abogado cubano Enrique Piñeyro, en
referncia a la obra La
Cabaña del Tío Tom
,
la cual se reproduce aquí, por considerarla ilustrativa en la
comprensión del trabajo de la escritora Harriet Beecher Stowe y sus Repercusiones.

La
Cabaña del Tío Tomás

Por Enrique Piñeyro (1839 – 1911)

La primera prueba decisiva de la
resurrección de esos sentimientos fué el éxito asombroso, tan
grande como rápido, obtenido por el libro, que la desastrada suerte
de los pobres esclavos inspiró á una escritora entonces
desconocida, Harriet Beecher Stowe, del que se vendieron en poco
tiempo cientos de miles de ejemplares y que hizo derramar lágrimas
de conmiseración á millones de lectores.

Uncle Tom’s Cabin—así se titulaba la
obra—respondió á una necesidad moral, expresó en forma patética
lo que ansioso de brotar bullía en el alma de la nación: de ahí su
instantánea, inmensa popularidad. Nadie tomó como simples
creaciones de la fantasía sus dramáticos y dolorosos episodios;
todos en el Norte de la República reconocieron la reproducción
exacta y sincera de una situación social abominable, porque la
pintura se ajustaba con terrible precisión á la idea que les
sugería la feroz ejecución de la ley contra los siervos escapados á
sus dueños.

Tenía Mrs. Stowe en los días de la
publicación de su novela (1851-1852) cuarenta años de edad, había
cultivado poco las letras y con resultados insignificantes, vivía en
ardua lucha con la pobreza, rodeada de numerosa familia, sin más
recurso que el mezquino sueldo que como profesor de colegio ganaba su
marido. La ley de los esclavos le inspiró el proyecto de escribir la
novela; fué en realidad una improvisación escrita semanalmente, á
pedazos, á medida que los iba requiriendo el periódico donde
primero se insertó. Estaba tan lejos de sospechar la oportunidad y
exquisito tino con que iba á hacer vibrar al unísono de su
inspiración las místicas cuerdas que aunaban con sus latidos los de
tantos otros corazones, que rehusó la proposición de costear á
medias con un editor de Boston la impresión del libro, porque era su
esposo demasiado pobre para correr riesgo, si acaso el negocio se
liquidaba en pérdida: resultado muy de temer en vista del escaso
interés que la novela despertó durante los diez meses que estuvo
apareciendo en el periódico abolicionista de Washington. Ese era el
libro de que en solo un año se iban á imprimir ejemplares hasta la
cifra de un millón en la Gran Bretaña únicamente, cifra, dijo La
Revista de Edimburgo, probablemente diez veces mayor que la de ningún
otro, salvo la Biblia ó el Prayer Book.[1] Esa era la autora de la
que, el año mismo de la aparición de la novela, con su énfasis
habitual habló Sumner en el Senado en estos términos: «Inspirada
por el genio del Cristianismo ha entrado en la liza una mujer cual
otra Juana de Arco, agitando con fuerza maravillosa las cuerdas del
corazón del pueblo».[2] Y hoy el más reciente, tal vez el más
juicioso é imparcial entre los que relatan los sucesos de ese
período,[3] considera La Cabaña del tío Tomás tan importante en
la historia de los Estados Unidos como La nueva Eloisa en la historia
del siglo XVIII en Francia. Los hombres que en sus primeros años
leían los escritos de Rousseau fueron los revolucionarios de 1789,
como los jóvenes americanos cuyas ideas se formaron leyendo en la
novela ó contemplando en el teatro los horrores de la esclavitud,
tales como Mrs. Stowe los trazaba, fueron los que más adelante
constituyeron la fuerza del partido que consumó por fin la
extirpación del cáncer formidable.

Ese efecto colosal, obtenido sin
charlatanismo, sin auxilio artificial de especie alguna, fué debido
en mucha parte á la poderosa corriente de simpatía que arrastraba
por primera vez la masa del pueblo á prestar conmovida atención y
escuchar con palpitante interés el eco de las escenas de martirio
que pasaban en la región de los esclavos. La autora contribuyó de
su lado á la generosa tarea con las intenciones más puras, el más
elevado entusiasmo, el más comunicativo ardor, y el libro, concebido
y acogido en tan excepcionales condiciones, mereció sin duda todos
los honores, llenó gloriosamente su objeto, á pesar de la trama
poco fina de su estilo, de la desigualdad de la inspiración poética,
del tono excesivamente místico y vago de algunos de sus descosidos
episodios.

Los críticos en el Sur de los Estados
Unidos, que sintieron bien el vigor y precisión del ataque,
quisieron desautorizarlo, acusando la novela de falta de colorido
local y declarándola construída sobre hechos inexactos. La primera
objeción no carecía de algún fundamento, pues la autora no había
personalmente recorrido la comarca especial donde el trabajo esclavo
se explotaba en la forma más ruda, y para colocar en ella sus
personajes había tenido que pedir acá y allá los detalles
esenciales y acumularlos después en breve espacio, en pocas escenas,
como era su derecho de artista; pero demostró completamente por
medio de una gran masa de datos y documentos, reunidos más adelante
bajo el nombre de Clave de la novela, su absoluta buena fe y la
suficiente verosimilitud del cuadro general que con tanto relieve
había pintado.

La ocasión fué propicia y el talento
se impuso á la admiración universal, pero no volvió á encontrar
otra igual, ninguna de sus obras posteriores obtuvo ni con mucho
éxito parecido, á pesar de que produjo otras de valor literario más
subido, que pasaron casi inadvertidas, aunque el nombre de la autora
era ya famoso en Europa y en América; pero no pudieron conseguir lo
que respecto de la primera dependió principalmente de un estado
particular de la opinión. Es probable que muy pocos lean hoy La
Cabaña del tío Tomás y sólo á veces se recuerde como ejemplo de
moral ó libro de educación de la juventud, bueno todavía para
servir de premio en los exámenes. Tiene también su puesto en las
antologías, para las que naturalmente se prefieren las escenas que
se apartan más de la realidad, como la muerte del pobre negro Tom,
especie de visión extática, que asaltó á la autora de improviso,
un domingo durante la comunión, antes de que tuviese resuelta la
marcha de su argumento, la armazón entera de su edificio.

Además, á medida que se va alejando
el período en que la esclavitud imperaba á modo de institución
política sacrosanta, se amengua igualmente el efecto trágico y se
desvanece mucho la impresión de verdad terrible que en su época
produjo. Pero el servicio prestado á la causa de la justicia y la
libertad fué muy grande, de vasta trascendencia; si el monumento
literario es perecedero, la memoria de la artista no se borrará
jamás y nadie con mejor razón que ella pudo exclamar: Non omnis
moriar
.

(Fragmento tomado de Hombres y
Glorias de América
, por Enrique Piñeyro, París 1903. Se ha mantenido la ortografía del original).

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[1] Life of Harriet Beecher Stowe
Compiled by her son Ch. E. Stowe. 4 vol. Boston, 1889.

[2] Discurso sobre la ley de los
fugitivos. Agosto 26 de 1852.

[3] Hist. of the U. S. from the
Compromise of 1850 by J. F. Rhodes, vol. I pag. 278 y sig.

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