Desde el punto de vista formal y visual, un párrafo es la parte de un texto escrito que va delimitada por un punto y aparte. Pero es mucho más, es la unidad básica de configuración y organización del texto, especialmente en los textos breves, que no contienen capítulos, epígrafes, partes, etc.
Si nos atenemos a su contenido, un párrafo es un conjunto de oraciones que giran en torno a una misma idea. Por eso, para que un párrafo esté bien escrito es preciso que contenga un principio de unidad, una idea clave que domine y ordene a las otras y que se pueda formular, ya sea como una pregunta o como una afirmación.
La organización del párrafo está fuertemente condicionada por su contenido y por la naturaleza del texto que estemos desarrollando. No serán iguales la extensión ni la estructura de un párrafo narrativo en una noticia que las de un párrafo descriptivo en un manual, o las de un párrafo argumentativo en una demostración, etc. Los textos narrativos se organizan de forma cronológica, los descriptivos siguen un orden espacial, los argumentativos presentan tesis, argumentos y conclusión, etc.
Así, podemos distinguir los siguientes tipos de párrafo:
Párrafo de enumeración. Es aquel que presenta un listado de informaciones relacionadas entre sí, a partir de una frase organizadora que determina su contenido: las propiedades o características de un objeto en una descripción, las ventajas e inconvenientes de algo, etc. Se da con frecuencia en textos descriptivos y expositivos.
Párrafo de secuencia. En este caso las informaciones se ordenan siguiendo un orden determinado y explícito, como en las instrucciones para llevar a cabo un proceso (una receta, por ejemplo). Muy apropiado para desarrollar textos narrativos.
Párrafo de comparación-contraste. Tras una frase que presenta dos elementos, estos se someten a comparación o contraste mediante descripciones contrapuestas. También frecuente en textos descriptivos y argumentativos.
Párrafo de desarrollo de un concepto. Se parte de la enunciación de una idea y posteriormente se desarrolla mediante ejemplos, argumentaciones o informaciones de apoyo. Está presente siempre en los textos expositivos y argumentativos.
Párrafo de enunciado y solución de un problema. En la primera parte se plantea un problema, que puede formularse como una pregunta o no, y a continuación se presenta la forma de resolverlo. Característico de los textos descriptivos, expositivos y argumentativos.
Párrafo de causa-efecto. Presenta una determinada situación y después desarrolla las causas que la originaron y/o los efectos que se derivan de ella. Muy propio de los textos argumentativos.
Siguiendo el criterio formal, podemos diferenciar cinco modelos básicos de párrafo, dependiendo de la justificación (distribución de la línea en el ancho de la página), el sangrado (pequeño espacio en blanco en la primera línea que sirve para indicar dónde comienza el párrafo) y el interlineado (separación de las líneas entre párrafos). Para ejemplificarlos utilizaremos el propio párrafo de descripción de cada uno:
El párrafo ordinario. Es el más frecuente. Va sangrado en la primera línea y se cierra con un punto y aparte o punto final en su caso. Todas sus líneas están justificadas tanto a la derecha como a la izquierda (ocupan todo el ancho de la página).
Párrafo en bloque o alemán. No va sangrado en la primera línea y para señalar su comienzo se presenta con una separación entre párrafos de media línea más que el interlineado general del texto. Se cierra también con punto y aparte o punto final y sus líneas están justificadas también a ambos lados.
Párrafo de sumario o francés. En este caso la sangría se realiza en todas las líneas excepto la primera. También aparecen justificadas a ambos lados. Este tipo de párrafo es el que se usa habitualmente en las bibliografías.
Párrafo asimétrico. Presenta distintas sangrías y justificaciones, porque depende de la estructura de la página y de la disposición que se quiera dar a la información.
Párrafo en bandera. No presenta ninguna sangría y se justifica solo a uno de los lados, lo que determina la diferencia entre el párrafo en bandera por la derecha o párrafo en bandera por la izquierda. El modelo que representamos aquí es un párrafo en bandera por la izquierda, ya que la línea recta queda a la derecha.
No existe una norma que responda a esta cuestión, pues las dimensiones de un párrafo están condicionadas por diversos factores: tipo de párrafo, tipo de texto al que pertenece, etc. Pero dentro de esta reserva inicial, sí es conveniente tener en cuenta varias recomendaciones:
- Los párrafos de una misma página deben presentar una imagen equilibrada en cuanto a su extensión, de modo que no aparezcan párrafos muy extensos junto a párrafos muy breves. Es recomendable una media de entre tres y ocho párrafos por página.
- Hemos de evitar, en lo posible, los párrafos excesivamente largos y que, evidentemente, contienen varias unidades temáticas. Por el otro extremo, evitaremos los párrafos que se limitan a una sola oración (si esta es breve, el texto parece una enumeración, y si es extensa, resulta difícil de leer). La recomendación más generalizada en este caso es la de utilizar una media de cuatro o cinco oraciones, o entre 100 y 150 palabras por párrafo.
- La primera oración es la más relevante, pues con ella se introduce el tema o idea central del párrafo, que se desarrolla en las oraciones siguientes y puede cerrarse con una oración que recoge de nuevo la idea central.
- La distribución del contenido en los párrafos debe evitar repeticiones y desórdenes: que ideas que debían ir juntas aparezcan en párrafos diferentes, o que se repita una misma idea en dos o más párrafos.
Sí, porque cuando un párrafo resulta demasiado largo puede significar básicamente dos cosas: o que contiene más de una idea principal, o que hemos empleado más palabras de las necesarias para expresar con sencillez lo que queríamos decir, ambas interpretaciones atentan contra la estructura y la claridad del texto.
En el primer caso, que es el que aquí se discute, habremos de reescribirlo dividiéndolo en tantos párrafos como ideas principales contenga para desarrollarlas de forma individual. En el segundo caso, lo revisaremos y puliremos hasta eliminar todos los elementos superfluos que seguramente estarán oscureciendo las ideas que queremos transmitir.
Fuente:
Las 500 dudas más frecuentes del español.
Instituto Cervantes.