Por Baneste
En el recién pasado evento electoral, los resultados* han determinado que habrá un gobierno que estará supeditado a lo que se denomina la fuerza políticamente activa, entendiéndose por ésta, el contingente políticamente movilizado y movilizable de los dos partidos contendientes. Será un gobierno que no representará los intereses populares, sino los de los nuevos ricos emergentes, quienes ahora están en una mejor posición para negociar con la oligarquía arcaica. De cara a los sectores menos favorecidos de nuestra sociedad, el nuevo gobierno continuará con los actuales programas sociales, con la perspectiva de extenderlos hacia otras zonas que no han sido alcanzadas.
El discurso y el accionar de ambos contendientes en este periodo posterior a las elecciones presidenciales permite visibilizar claramente el panorama que se avecina con el nuevo gobierno. La ultraderecha continuará (a pesar de las concesiones que ya obtuvo y obtendrá) con su línea de desestabilización político-social, y con su linea de deslegitimización del gobierno electo. Esta ultraderecha ya entendió que el pueblo de El Salvador ha madurado políticamente, y se ha decidido a quedarse únicamente con su fuerza más fiel, mientras se renueva con discursos y acciones más acordes a la realidad salvadoreña, ya que su obsesión con la campaña de comparar a nuestro país con Venezuela, les ha causado muchísimo daño. Una de las concesiones por las que más presionará la ultraderecha (a hurtadillas), será la suspensión de las investigaciones y posible enjuiciamiento de ex-funcionarios areneros involucrados en graves casos de corrupción, por lo que estaríamos presenciando simulacros de justicia, encaminados a calmar el clamor de justicia de la sociedad civil.
El partido FMLN, por su parte, está decidido a concederle a sus adversarios las cuotas de poder que les permitirá continuar usufructuando tanto del ámbito político como del económico. Los grandes paquetes que le permitirán al nuevo gobierno negociar con el empresariado, serían el FOMILENIO II, los APP (Asocios Público-Privados), y el AdA (Asociación con la Unión Europea). Esos paquetes están en la mira de los inversores capitalistas ambiciosos, y se frotan las manos por ser parte de ese pastel, ya que su participación en ellos les asegura ganancias jugosas, y no corren ningún riesgo de pérdida. Esos mismos paquetes le permitirán al nuevo gobierno generar empleos e incentivar la actividad económica. Es difícil pensar que los avariciosos empresarios de la ultraderecha salvadoreña renuncien a ser parte de estos rubros, ya que hay muchísimos otros (mayormente del exterior) que están esperando su oportunidad de entrar en el negocio. Hay muchos consorcios internacionales que se han especializado en el desarrollo de proyectos en todas las naciones donde se aplican los APP.
El nuevo gobierno ya tiene delineado su recorrido para los cinco años que dure su mandato, el cual ha sido configurado durante el gobierno saliente del presidente Mauricio Funes. Sus ejes principales son los ya mencionados APP, AdA, y FOMILENIO II. Habrán cambios cosméticos como podrían ser la fusión de algunas instituciones para convertirlas en ministerios, o el cambio de nombre a alguna entidad estatal sin que se produzca ninguna transformación en sus funciones. La educación tendrá el mismo perfil que tiene ahora, aunque probablemente haya un mayor esfuerzo en la alfabetización, sin que se descarte una participación de alfabetizadores cubanos y de otras nacionalidades afines. Habría más discurso en relación a los deportes, pero al igual que la cultura, no representarán esfuerzos principales del gobierno entrante. Lo que sí está seguro es la continuación de la reactivación de la agricultura, ya que el FMLN ha visto claramente cuán beneficioso le ha sido electoralmente ese aspecto, al cual se le atribuye su abultada victoria en el tradicionalmente ulltraconservador departamento de San Miguel.*
Los sectores populares, es decir, los trabajadores de la ciudad y el campo, no deben tener expectativa de ninguna mejoría con el arribo del nuevo gobierno. Este gobierno no gobernará en concordancia con la clase trabajadora; al contrario, gobernará a favor de la clase rica emergente y en contubernio con la oligarquía retrógrada. La única perspectiva viable para los sectores populares, es profundizar la lucha por la defensa de sus intereses y la consecución de sus justas demandas. Las demandas principales del panorama de lucha durante los próximos cinco años serán el logro de un aumento justo a los salarios de hambre de la clase trabajadora; la aprobación pronta de la Ley del Derecho al Agua y a la Alimentación; la liberación del espectro radiofónico con ampliación que permita la obtención de frecuencias a sectores comunitarios y populares para democratizar realmente las comunicaciones; y el otorgamiento de una vez por todas de una pensión justa (y otros beneficios) a los veteranos de guerra, entre muchas otras.
DATOS RELACIONADOS A ESTA NOTA
* Resultados de las Elecciones del 9 de marzo de 2014:
3,027,622 – Número total de votantes.
1,495,815 (50.11%) – Total de votos obtenidos por el FMLN.
1,489,451 (49.89%) – Total de votos obtenidos por ARENA.
3,198 – Total de votos impugnados.
19,579 – Total de votos nulos.
8,915 – Total de abstenciones.
6,364 – Es la diferencia de votos entre ambos candidatos (a favor de Salvador Sánchez Cerén).
* 33,589 – Diferencia de votos obtenidos por el FMLN sobre ARENA en el departamento de San Miguel.