recursos materiales, en mi mochila sólo cuento con un litro de Kalisal B,
algunos botes de hostacilina, jeringas descartables no suficientes, pocos
analgésicos, alguna pomada graneodine y jabón líquido. Todo se había consumido en la rutina de consultas
dadas a diario en diferentes lugares que visitaba. Pensaba en operar antes de
anochecer. La gran explosión había sido el día anterior a las 11 AM. Nunca
había sido responsable por mí mismo de hacer una cirugía mayor; sólo había sido
ayudante en los diferentes hospitales.
Ahí tenía que asumir y hacer lo que estuviese a mi alcance para aliviar
a esos compañeros y sus familiares.
mi mente, mandar mensajes a Quincho para que arregle enviarme de urgencia al
otro médico que recién entraba desde Honduras,
Alberto. Ya antes en semanas anteriores había salido Gina hacia el
Sur-oriente (Jucuarán, La Unión) a realizar trabajo similar al que hacíamos en
Morazán. “Viene otro médico de Honduras”, decía Quincho, “su nombre es Alberto”. Me esperanzaba el saber que venía otro a
unirse al trabajo, pero mientras no estuviese en La Guacamaya, tenía que
arréglamelas solo con los brigadista y buscar ayuda con algún médico en
servicio social de algún pueblo cercano más los materiales de su clínica. No
tenía idea de las distancias entre los pueblos. Esto pudo haberse planeado
desde que Quincho dio la orden de mi movimiento con su ceñuda expresión facial
y la escueta frase “Es urgente que estés
en el lugar al amanecer”, pensaba para mí mismo.
celeridad una nota con un reporte al jefe, Quincho, de cómo estaban los compas
accidentados, sus necesidades de intervención y el plan para responder de
inmediato: que simplificando era concentrar lo más rápido posible recursos
técnicos, humano-materiales, “si tú puedes arreglar que Alberto[1] llegue para que apoye, yo viajo a Joateca con dos armados a la clínica y ver
los materiales que tienen para seleccionar. Es posible que conozca a ese médico pero igual
aunque no sea así, pedirle que nos proporcionen su apoyo humano-material”.
Le doy el correo al jefe del campamento accidentado que desde el primer
momento se puso incondicional a cualesquier necesidad que se presentara, Felipe[2]. Felipe, como entendiendo el momento me dice
con su voz suave y bondadosa, acompañada de una franca sonrisa:
![]() |
Felipe «Torogoz».(Adaptación gráfica de Baneste). |
materiales para atender a todos, pero si tú me haces una lista, yo vería la
manera de ver cómo conseguirla lo antes posible.– Lo veo y no lo creo.
compa.– Hago una lista en donde priorizaba cantidad de
sueros endovenosos, antibióticos, ungüentos, gasa estéril, analgésicos orales e
inyectados y curaciones; “esto salvaría
vidas si contáramos con este material para ellos desde el día ayer”.
la lista ahora y veremos qué pasará mañana.– Vi
sabiduría y mucha comprensión en aquella frase, además de sentir la certeza que
contaba con ese apoyo decidido a remover todo lo de su alcance para conseguir
materiales.
de Joateca, ustedes van a lavar a los 8
heridos, no tocar las vísceras de Chilo, sólo humedezcan con agua estéril sus
intestinos protruidos y nada por boca; lo único es ponerle este Kalisal B que
le pase en 12 horas[3],
mientras se consigue más para los demás,
excepción de Chilo.
ropa ocupando una tijera, descubrirlos y con abundante agua y jabón lavar todas
las heridas quitando los tejidos friables y amoratados, ponerles ungüento en
las áreas quemadas y en las lesiones lavadas, cubriéndolos con la gasa estéril.
fecha del día, el nombre de cada uno, la edad, cuántas lesiones tiene en su
cuerpo, la temperatura de cada 6 horas, además del pulso y presión arterial. Hay
que controlar bien la temperatura, la presión arterial, si orina y cuántas
veces pregunten desde que se dio el accidente y observen; a los que más se
quejen hay que darles pastillas para el dolor cada 6 horas.
abúndate suero oral casero.
el aseo, rieguen agua caliente con algo de creolina [4]
en el piso para desinfectar y disimular el mal olor de sangre putrefacta, buena
higiene, alimentos, líquidos por boca a demanda, especialmente sopas de fácil
digestión. A mi regreso, revisaremos la lista de material estéril disponible
para operar a Chilo que aún tendrá parte de ese Kalisal B un poco menos de la
mitad. Las visitas deben programarse y que no se junten todos aquí.
aquí a Joateca hay unas 3 horas de camino y tú estás desvelado y sin desayunar todavía,
son las 9 de la mañana; si todo sale bien a las 4 de la tarde están de regreso
con los materiales y el otro médico”, me comentan Alonso y Noé, conocedores de aquellos lugares y caminos.
horas de camino que me esperan creo que sí tendré algo qué comer.– Comentando esto
salimos a un corredor que lo habían habilitado para la cocina en donde alguien
había colocado alimentos sobre un par de mesas.
los muertos y heridos. Todos son de la
misma familia, pero toda la gente está
ayudando», me comentan.
alimentos, si Felipe se ha comprometido con una lista, tenemos seguridad que
algo tendremos mañana.
que organicen lo de la alimentación para no desperdiciar o que se arruine la
comida, organicen posta de brigadistas las 24 horas que estén pendientes de las
necesidades de los compas quemados.
Posible venga un médico de nombre Alberto hoy o mañana, más el Dr. de
Joateca seremos tres, así podemos sacar todas las esquirlas después de hacer
las dos operaciones mayores más urgentes.
hablado bastante dándoles una serie de indicaciones, algunas de ellas ya las
sabían por el cursito que recién habíamos terminado. “Pero es bien importante que si tienen dudas las pregunten ahora; he
visto que algunos de ustedes han tomado apuntes y otros no, pero quiero estar
claro que sí han entendido lo que tienen que hacer.»
limpia de todo lo que hemos hablado es suficiente. Tú Noé te encargas de supervisar, aunque los
tres son responsables del trabajo a hacer y de enseñarles a los nuevos, que
todo se haga según se ha dicho y revisamos cuando regrese.
sentido ya que la mente, los pensamientos estaban bien enfocados en las tareas
dejadas y la expectativa de sobrevenía de los 8 quemados que tenían buen
porcentaje del cuerpo y miembros con lesiones de segundo y quizás de tercer
grado combinadas, dado el nivel de expresión de dolor de la mayoría, más la
metralla que había que sacar de sus cuerpos. Sin embargo, tenía que revisar al
regresar y si estábamos los tres médicos sería más fácil la evaluación para
unificar la pauta a seguir en el tratamiento.
Caminaba en forma automática detrás de los dos armados en quienes
confiaba por ser conocedores y sabían la urgencia de nuestro desplazamiento
hasta que nos detuvimos en una calle y
me dijeron que estábamos muy cerca de la clínica. Uno de ellos se adelanta para
preguntar si estaba el doctor en la clínica.
La primera noticia que no esperaba:
tiene dos semanas de no llegar–. Es
el informe recogido.
una enfermera; deben tener alguna pequeña farmacia con medicamentos.
el compa esperanzado a conseguir alguna medicina de utilidad.
no llegaré más por lo peligroso que se está poniendo, ni los pedidos de
medicina nos han llegado. Sin embargo,
usted puede revisar y llevar todo lo que necesite de aquí-– dijo la enfermera
mostrando los estantes vacíos.
más necesito: anestesia, sueros de los que sean, analgésicos y curaciones,
material quirúrgico.
necesidad y algunos analgésicos, más estos mínimos materiales para curaciones.
creo ya no llegaran, cada vez hay rumores de lo feo que se está poniendo.
vaciado aquella modesta dispensa, lo cual no era mucho para operar, prácticamente
dos sueros, no anestesia, no suturas ni material quirúrgico. Aún conservaba la
confianza que llegara el médico internacionalista y que trajera algún material
que necesitábamos. No es posible que
viniendo del exterior no se le ocurra traer algo para emergencias; todo eso
ocupaba mi mente en el camino de regreso. Sólo faltaba que Alberto no llegara
esa tarde o que llegara con las manos vacías. Me hice el propósito de no pensar
y disfrutar el paisaje de regreso para relajar en parte mi cabeza, aunque mis
músculos empezaban a resentir el cansancio.
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[2] En ese entonces Felipe (Torogoz) era jefe de 3 campamentos, de quien tuve una gran cooperación en mis movimientos y colección de materiales para atender esa necesidad. Fue fundador del grupo musical Los Torogoces de Morazán.
[3] Cuenta 29 gotas en un minute, esto hace aproximadamente 12 horas
[4]Limpieza y desinfección de pisos y baños, gallineros, criaderos y, en general, todos aquellos lugares que sean propensos a la proliferación de microorganismos u olores desagradables. En un balde de agua (aproximadamente 7 a 10 litros) se agrega la CREOLINA DALTON. Con esta solución se riegan los lugares a desinfectar, para luego barrer. De esta forma se desinfecta el lugar y se evita la difusión de los microorganismos contaminantes por la atmósfera.( http://www.quimicadalton.com/component/content/article/63-Desinfectantes/14-creolina.html)