Comunicado del ERP sobre Ejecución de Roque Dalton

Esta es una reproducción del comunicado que la dirigencia del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, hizo circular en mayo de 1975 informando de la ejecución del poeta y revolucionario salvadoreño Roque Dalton.

A continuación se presenta una transcripción del texto completo que no es muy claramente visible en la reproducción de la fotocopia del documento original.

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COMUNICADO DEL EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO E.R.P. 


El Ejército Revolucionario del Pueblo E.R.P. acaba de salir victorioso de una de los ataques más peligrosos que lanza la tiranía y el imperialismo. Los aparatos de policía secreta del país dirigidos por la C.I.A. (Agencia de Inteligencia del imperialismo Norteamericano) hicieron el intento de infiltrarse en nuestra organización revolucionaria con el propósito de destruirla y hacer caer a las masas populares en la frustración al ver una de sus organizaciones de vanguardia aniquilada por el enemigo.

No obstante, los revolucionarios salvadoreños ya dejamos atrás el tiempo en el que la policía secreta y la C.I.A. actuaban sin ser detectadas, asesinado a revolucionarios en crímenes que nunca fueron esclarecidos, y capturando a gente trabajadora y revolucionaria.

El Ejército Revolucionario del Pueblo logró detectar y contrarrestar la infiltración enemiga y por eso el enemigo ha reaccionado con los rastrillos, las capturas, los bloqueos de carreteras con el objetivo de destruir a las organizaciones revolucionarias con los métodos convencionales, ya que sus métodos de infiltración fracasaron rotundamente.

El Ejército Revolucionario del Pueblo fue objeto de infiltración enemiga por medio del salvadoreño Roque Dalton, quien militó durante algún tiempo en nuestra organización revolucionaria y quien estaba colaborando con los aparatos secretos del enemigo. La labor traidora que realizó Roque Dalton en el seno de nuestra organización costó a nuestra organización y a nuestro pueblo la vida de dos de sus mejores combatientes Armando y Mauricio y el fracaso de algunas acciones militares revolucionarias. Roque Dalton fue detectado, capturado y fusilado por las fuerzas del E.R.P. Existen innumerables pruebas de su labor traidora en el seno de nuestra organización.

Ante este éxito del E.R.P. contra la infiltración, el enemigo ha reaccionado rabiosamente con los rastrillos, los cercos, los bloqueos de carreteras y mas refinadamente tratando de confundir a los sectores populares, publicando volantes y difundiendo rumores a nombre del E.R.P. Hacemos un llamado a todos los sectores revolucionarios y progresistas a no dejarse confundir con estas medidas del enemigo.

El Ejército Revolucionario del Pueblo E.R.P. siempre reconocerá públicamente las acciones militares que realice y sus comunicados tiene que ser suscritos por el Estado Mayor del E.R.P. o bien por el Partido de la Revolución Salvadoreña marxista-leninista (actualmente en formación).

La prueba por la que ha pasado nuestra organización ha sido dura, pero también ha consolidado y compactado a nuestras filas. La decisión inquebrantable de Vencer o Morir, que ya se ha manifestado en múltiples combates con el enemigo, se mantendrá hasta el triunfo de la Revolución Salvadoreña.

VENCER O MORIR 

ESTADO MAYOR DEL EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO 

E.R.P. 

Roque Dalton: Presente en el Tiempo Nuevo

Por
H
éctor
Lara


Un
diez de mayo de 1975 se cumpli
ó
la orden del autonombrado Capit
án
del Ej
ército
Revolucionario del Pueblo, Sebasti
án
Urquilla (tambi
én
llamado “Choco Mira”)*, que determinaba el “ajusticiamiento”
de nuestro m
áximo
poeta, Roque Dalton Garc
ía,
y otro compa
ñero
de seud
ónimo
“Pancho”. La orden la cumpli
ó
uno de los ideologizados Comit
és
Militares, integrados por j
óvenes
revolucionarios dispuestos a todo por la liberaci
ón
del pueblo, y formados con un esquema disciplinario que no admit
ía
preguntas ni opiniones, puesto que unas u otras pod
ían
costar la vida en aquellos tiempos dif
íciles,
cuando el enemigo era muy fuerte, y se deb
ía
sobrevivir a toda costa.

La
maldici
ón
que recae sobre los asesinos de poetas, est
á
latente a
ún
y deber
á
cumplirse tambi
én
en el caso de los verdugos de Roque. El tiempo es el mejor testigo y
nos va revelando los m
ás
celados secretos y los m
ás
atesorados misterios para que hist
óricamente
prevalezca la verdad y la justicia. Yo estuve hablando personalmente
con uno de los que enterraron a Dalton en los alrededores de
Quezaltepeque. El me dijo una versi
ón
de los hechos que abona muchos datos de inter
és
para una investigaci
ón
m
ás
profunda, que vaya m
ás
all
á
de los comunicados y manifiestos sopesados.

En
realidad, el objetivo de estas l
íneas
no es, de ning
ún
modo, abrir el tel
ón
del teatro de los veintid
ós
a
ños
de lucha revolucionaria, a fin de que el p
úblico
pueda conocer los entremeses ocultos de las dram
áticas
escenas que nos llevaron a la firma de los Acuerdos de Chapultepec,
el Castillo de los Ni
ños
H
éroes;
m
ás
bien el prop
ósito
se limita a plantear la tesis de que la muerte de Roque Dalton no fue
el resultado de una pugna personal por el poder, sino que fue el
producto de una maniobra sucia, por medio de la cual la tendencia
stalinista se consolid
ó
en varios de los puestos claves de conducci
ón
del partido en proceso de construcci
ón.

Según
el veterano militante que habl
ó
conmigo durante largas jornadas, Sebasti
án
Urquilla (como jefe m
áximo)
era el
único
que ten
ía
acceso a todas las c
élulas
e instancias de la naciente organización revolucionaria, por lo que
se le facilit
ó
promover la calumniosa campa
ña
contra el poeta, present
ándolo
como un agente de la CIA, con el objeto de crear un clima psicol
ógico
de aversi
ón
necesario para su aniquilamiento. Posteriormente, casi un a
ño
despu
és,
Urquilla tuvo un arreglo con algunos miembros importantes de la
organización, a
través del cual se dictamin
ó
su “expulsi
ón”
a cambio de que no delatara nada del naciente partido. Urquilla se
march
ó
llev
ándose
robados los dos millones de d
ólares
que se hab
ían
obtenido en el
último
secuestro en que
él
particip
ó,
y poco tiempo despu
és
se supo que se hab
ía
hecho una cirug
ía
pl
ástica
para cambiarse el rostro y que viv
ía
en Londres, Inglaterra, de las ganancias de un negocio de su
propiedad.

La
formulaci
ón
de la tesis que aquí presentamos nos permite arribar al
convencimiento de que Roque Dalton Garc
ía
era un elemento cr
ítico
en su organización, no un simple ambicioso de poder como muchas
veces se ha querido presentar. Su identidad, esencialmente cr
ítica,
est
á
manifestada en su valios
ísima
poes
ía
y muchos otros escritos (la mayor
ía
de los cuales no son conocidos en El Salvador). Su agudeza cr
ítica
lo llev
ó
a romper con el Partido Comunista y ponerse a la altura de las
necesidades del proceso abrazando la v
ía
de la lucha armada; esa misma agudeza le llev
ó
a confrontar, en el seno del ERP, con las posiciones caudillistas y
del militarismo verticalista, que aislaban a la organización de las
amplias masa populares. Su estatura visionaria del proceso se explica
a partir del vasto conocimiento que adquiri
ó
en su relaci
ón
con otros movimientos revolucionarios, con muchos partidos de la
izquierda tradicional, y durante sus prolongadas estad
ías
en varios pa
íses
del fenecido “bloque socialista”. En su interesant
ísimo
poema-collage
Taberna,
encontramos una cr
ítica
al modelo socialista y una premonici
ón
de su derrumbe. Esa identidad cr
ítica,
propia del militante revolucionario aut
éntico,
fue la verdadera causa de su muerte que se concret
ó
aquel fat
ídico
diez de mayo de 1975; pero —
como hemos podido ver– Roque Dalton ha
estado presente a lo largo de todo el proceso revolucionario y lo
seguir
á
estando en el tiempo nuevo que estamos construyendo. Este tiempo
nuevo no admite tab
úes
ni nos impone cargar con culpas ajenas, por lo cual el momento de
esclarecer la historia ha llegado.

*
Sebastián
Urquilla
o “Choco
Mir

<!–
@page { margin: 0.79in }
P { margin-bottom: 0.08in }
a”, seudónimos de
Alejandro Rivas Mira.
*
Pancho”,
seud
ónimo de Armando Arteaga.

NOTA IMPORTANTE:
Este art
ículo
fue escrito en San Salvador, el 1 de abril de 1992, y fue publicado
en el Diario Latino, cuando mi bien recordado amigo Jorge Contreras
era el Jefe de Redacci
ón
de dicho vespertino.