En el Valle de los Leprosos, Jonás Herido de Bala

Tres mochilas abandonadas y un AK 47, cuadernos de mensajes destruidos por orden de Atilio.


Por Fidel A. Romero “Fidel Zarco”

El ejército
cambió su forma de operar, incursionaba con patrullas pequeñas, las cuales podían
ser helitransportadas a cualesquier punto despoblado o entrar ocupando
territorio de Honduras.  Estas se
desplazaban de noche y se enmascaraban durante el día hasta detectar
campamentos o desplazamientos, llamaban a los helitransportados para golpear, colocaban
emboscadas.  Esta modalidad que inició
con el desembarco de la Laguna Seca, que fue la única en esa zona, fue usada
mayoritariamente en la retaguardia profunda, periférico a Perquín, y los cerros Pericón
y Gigant,e así como también al norte por las sabanetas.

Un día a
finales de abril de 1988, inteligencia anunciaba un operativo hasta el área de Perquín,
había gran actividad en la capital por las huelgas y manifestaciones cada vez
mas agresivas, apareciendo un movimiento político llamado Pan y Trabajo,
MPT.  La comandancia decide moverse en vehículo
hacia la montaña, un camión del PADECOMS estaba siendo ocupado para nuestro
desplazamiento hacia la montaña.  La
radista Emeli avisa que tenía un mensaje de inteligencia de Abrahán a la altura
de Rancho Quemado por La Floreclla; se detiene el vehículo para revisar el mensaje
y la situación: Unidades PRAL[1] están
ubicadas en la montaña.  Esto significaba que había que abandonar el vehículo y cambiar de rumbo nuestro
desplazamiento, caminamos un poco rumbo oriente hacia un lugar de peñas enormes
que hacían ver el sitio un tanto tétrico, desolado, que lo bautizamos con el
nombre de El Valle de los Leprosos.

Por alguna razón
éramos algo numerosos; recuerdo que estaba Roberto Roca con un mínimo personal
(del PRTC ); además del grupo de CP nuestro ( Atilio, Mariana, Luisa, Marisol, Jonás); agregados estaban: Mauricio, Juan Cruz, Manolo, Eduardo el médico, Andresón; también el personal de comunicaciones estratégicas que coordinaba Tita, agregando el
personal de la base de comunicaciones operativas, Dina, Lidia-Maguey, Emeli, algún
personal de la RV, personal de seguridad que jefeaba el Viejo Germán y quien
escribe estas líneas que 
por las razones de supervisar los colectivos zonales también
lo hacía con los del patronato, ocupando el campamento de dirección
eventualmente.

Por estar los dos capitanes con nosotros, uno
de ellos tomó la tarea de revisar la seguridad. 
La noche fue tranquila, todos agrupados por sectores para cubrir parte
de seguridad y poder responder ante las mencionadas prales.  Con Tita aprovechábamos para tener tiempo
propio, mil veces interrumpido por las tareas de cada quien, una noche relajada
con Gerardo
[2] como vecino.  
Temprano
por la mañana, continuamos agrupados y cubriendo sectores, las 
comunicaciones
como de costumbre siempre tenían trabajo recibiendo o enviando mensajes.  Por razones obvias, colocaron a Eduardo médico
conmigo, cubriendo un flanco pegado a las comunicaciones estratégicas que
ocupaba la ruta de evacuación en caso de emergencia; podía ver a Tita organizando
su trabajo con su reducido personal. 
Información no teníamos, solo estar alertas y en silencio.  Andresón fue retirado del lugar para que
saliera a dar un patrullaje con un personal mínimo dotado de un radio.  Eduardo y yo éramos los garantes de la
seguridad de las comunicaciones estratégicas.

Se había
establecido en la columna que formábamos, como una seguridad en círculo, en grupos cubriendo sectores.  Esto, no solo
por seguridad elemental, sino que también evitar tertulias que podían
distraernos del momento operativo de posibles patrullas enemigas en movimiento.
Jonás se movía hacia donde estaba Lidia Maguey para chequear mensajes, tenía
que pasar un lugar descubierto, al regresar un disparo fue escuchado y luego
seguido de algunas ráfagas cortas.  Hubo
una confusión y luego se inicia un combate con intercambio de disparos no muy
nutridos. 

Veo a mi
espalda a Tita con a
lguna incertidumbre como esperando indicación, se hace señal de desmontar todo para salir según se indique la ruta, los disparos continúan,
aparece Manolo, Atilio cargando dos fusiles AK 47, sosteniendo a Jonás que mana
sangre de su brazo izquierdo y el pecho. 
Los tres no cargaban sus mochilas, posible las habían dejado por la
balacera; tras de ellos viene un tumulto de gente en gran desorden, hacen señal
a la estructura de comunicaciones estratégicas que les sigan, siento una sensación
normal de tranquilidad al ver que se retiran mientras continuo cubriendo el
flanco que me asignaron. Eduardo se fue con el primer grupo, pasan compañeros, al final pasa Velis diciendo retirada; veo que viene Mauricio y dice que la
Maguey aún no sale con su radio, mientras sigue la huella dejada antes de pasar
una pequeña vaguada, los disparos se oyen más lejanos.  Pasa Lidia cargada con varias mochilas
[3], su radio y equipo con una antena
a rastras; tras de ella viene el Viejo Germán, que dice:

Foto sacada de la página del PRS-ERP de FB. El viejo German jefe de la seguridad y un compa llamado Irrón fueron quienes combatieron y cubrieron la retirada en el valle de Los Leprosos, por la Florecilla de Perquín,  a finales de Abril de 1988.  Lugar donde fue herido Jonás por una PRAL.

Fidel es hora de retirarse, solo queda Irrón
que viene en seguida, nosotros tres somos los últimos.  

Todos fuimos evacuados, solo tuvimos dos
heridos: Jonás y un compa de la Venceremos; era una patrulla  pequeñísima. 
No hubo desembarco; recuerdo que después de haber caminado varias horas
rumbo al cerro Avión o Cumaro, siguiendo una vaguada con abundante follaje, nos detuvimos
a descansar.  La marcha era lenta por la
condición física del herido y también por J.V. que se apoyaba en un palo como bordón.  Estando sentados encubiertos en arbustos de
chaparro, bajo el quemante sol tropical de verano, vi a Tita sacando su
bolso cargado de cuadernos de archivos, quemando todo, hasta claves estratégicas.  Había recibido orden de Atilio; era primera
vez que eso pasaba, quemar claves y archivo
.  
Era lo que comentábamos
con Licho, los combatientes de estas estructuras incluyendo los de tareas más
especializadas, por estar retirados de donde huele la pólvora y el aceite del
enemigo, cuando le toca algo como esto, no encuentran el camino y su respuesta
implica más riesgos para todos. 

Recordaba
la experiencia de la emboscada a la milicia desarmada de Torola, solo dos
fusiles les acompañaban, sin embargo esa patrulla enemiga (PRAL) que detonó los explosivos
industriales no combatió. Se retiró de inmediato y luego hubo desembarco
ocasionando muertos y heridos a una estructura de expansión política compuesta
con menos de 7 personas.  También
recordaba la reunión que enviaron a hacer a la zona donde fui acusado de bajo
de moral y miedo a la muerte por no haber reaccionado en contra atacar a un
enemigo que estaba a 2 horas de mi campamento, una operación que había durado
menos de 20 minutos.  Esta vez era
diferente cuando fue herido Jonás, en donde había cantidad de recursos: información
de inteligencia, cerca de 50 fusiles entre ellos 5 AK 47, bien ubicados en
dispositivo de defensa, dos miembros de la C.G. con su seguridad personal, dos
capitanes, con abundantes radios, con patrulla exploradora nuestra a la retaguardia de
la PRAL…, automáticamente mi mente resonaba la pregunta: ¿Quiénes eran los que tenían
miedo a la muerte? ¿Quiénes eran los que tenían baja la moral?  Licho y yo, ambos curtidos de estar cerca o en el
ajo…, del olor a pólvora y aceite enemigo, sabíamos bien quiénes eran los
timoratos.  Estos lo disimulaban acusando
a otros lo que ellos sentían.  Licho, por
haber hecho comentarios bajo anestesia general cuando fue operado de una hernia
inguinal, fue acusado de resentido y bajo de moral, luego de machista y
valeverguista…, y otros epítetos más.  Me
sentía un poco irresponsable pensarlo, pero no podia evitarlo y pensaba que
Raúl Mijango tenía una evidencia más para evitar seguir escarbando la mierda
como lo había advertido en aquella reunión calificada de estéril.

La PRAL no
pasaba de unos 7 soldados de fuerzas especiales, no apta para combatir, solo
para dirigir fuego aéreo o realizar emboscadas
 sorpresivas con explosivos.  Esto era lo que nosotros hacíamos con las
emboscadas, lo único que solo usábamos a dos personas para ese tipo de
operaciones.  Esa PRAL, fue detectada por
Andresón con su equipo; éste intenta pasar un pequeño mensaje que no fue ntendido.  No recuerdo si después al
escuchar la balacera accionó atacando, me parece que no lo hizo. 
Atilio, en
un salto para caer en un pequeño barranco, se dio un doblón de tobillo o la
rodilla (?)…  Esto, después de una media hora, empezó a cojear con señal de mucho dolor ocupó una vara en forma de bastón
para continuar caminando.  El cuadro era
un tanto deprimente, los dos primeros responsables del partido con sus
numerosos asistentes habían sido expulsados del valle de Los Leprosos por una
pequeña patrulla PRAL.  No hubo el
desembarco temido, ¿por alguna razón…?

Jorge Melendez «Jonás» Foto sacada del FB de la página de PRS-ERP.


Entre
arbustos de chaparro pasamos lo fuerte del sol, la columna estaba agotada por
aquella marcha forzada sin alimentos ni agua. 
Atilio se movía con dificultad.  
Esa noche,
acampamos en una elevación algo independiente del cerro Pericón: El cerro Avión.  El día siguiente empezamos a subir el cerro Pericón
vía Cumaru del Mozote; una agrupación de las fuerzas especiales nuestras tomó la posición para rastrear el lugar, no encontraron rastros de la patrulla, ni
las mochilas abandonadas por sus dueños, solo las huellas de sangre donde Jonás
fue herido en el lugar que bautizamos como el valle de Los Leprosos, por la
semejanza a los parajes de alguna película religiosa.  Ese día hubo noticias sobre declaraciones del
COPREFA donde anunciaban
: “haber dado
muerte al terrorista Jonás, haber recuperado 3 mochilas con información
importante del frente y del traidor Mena Sandoval”

Jonás fue
atendido con detenimiento por Eduardo, una plasta de yeso para inmovilizar su
fracturado brazo, con una ventana para curarle la herida.  El mismo disparo había fracturado su húmero y
había rasguñado tejidos blando de sus pectorales; el brazo, cuando encalló la
fractura y el yeso fue retirado, debido a una pequeña angulacion, le quedó unos
centímetros mas corto que el otro brazo derecho. 
El otro
herido fue un compa de seguridad de Radio Venceremos, quien fue herido en el
abdomen; éste, junto con Dina aparecieron en la montaña, donde fueron atendidos
por Sarita
[4],
practicó una laparotomía exploradora, salvándole de una peritonitis o muerte
segura.

Atilio y su
equipo de CP, salió al exterior para resolver asuntos urgentes que sin su
presencia no caminaban.  Esto según
comentaba Luisa en sus ratos de distensión. 
Mariana, la jefa de inteligencia también siguió a Atilio al exterior, pero por otro rumbo, pasando por el cerro El Tigre para resolver algo que no
fue mencionado.  Ese operativo vino a retrasar
en un par de semanas la salida del equipo de dirección al exterior vía frontera
con Honduras, aún estando herido Jonás, salieron en la primera semana de mayo.  Jonás y Marisol hicieron el equipo de
conducción del frente en adelante.  
A continuación
algunos párrafos tomados del testimonio de Velis, seguridad de la comandancia
de ese entonces, quien fue contactado para verificar algunos datos de esta
narrativa, ya que él estuvo presente en esa ocasión.

-“Hola Fidel disculpe el retraso, a
su pregunta, la lesión de Jonás fue en el brazo izquierdo y yo logr´r ubicar al
compañero Arnulfo que era seguridad de la Venceremos, y que también fue herido
ese mismo día, y por cierto, lo dejaron abandonado por la ruta de retirada que
usamos hacia Cumaro, porque la lesión fue en el abdomen, costado derecho, y se les
desmayó y luego el se recuperó y apareció por el Portillón. Ahí otra unidad le
dio auxilio, pero según él, la fecha es 27 de abril 1987, y estuve hablando ayer
con él y dice estar seguro de la fecha; para mí posiblemente sea equivocado de
año no de mes, porque para mí era verano y agrega Arnulfo que por cierto hoy se
llama Ramiro, que incluso en el libro Las Mil Historias habla de la misma fecha
( titulado la muerte de Jonás)”.

-“Gracias  Velis.  Estoy de acuerdo contigo que fue en verano y
en 1988 y, coincide con el último reporte que di a Luisa antes que salieran al
exterior que fue en los primeros días de mayo de 1988.  Jonás quedaba herido cuando se fueron. En
Septiembre de ese año, fuí trasladado para el cerro Cacahuatique para preparar
condicione de la ofensiva del Tope”.

…”Gracias por recordarme lo de
Arnulfo quien fue herido en el abdomen, éste se fue con Dina para la montaña y
ahí fue operado por Sarita “la cariño”, salvándose y recuperándose.  También registra mi mente que fueron quemadas
las claves y archivos de mensajes estratégicos por orden de Atilio, pero Tita
que fue quien ejecuto esa orden, no lo recuerda.  Saludos y nuevamente gracias por confirmar
datos
[5].


[1] Siglas que
significan Patrullas de Reconocimiento de Alcance Largo
.
[2] En movimientos
como este y después de haber salvado de un desembarco a Jonás en el campamento
de Hochimín, que dejó sin reaccionar a algunos jefes donde nadie decidía.  Gerardo, fungía como radista operativo
personal de aquel, aunque siempre conservaba a su compañera sentimental como
radista
.
[3] Alguien las había
dejado abandonadas, Lidia no solo cargaba su reserva de baterías, radios, antenas,
su propio equipo más todas esas mochilas. 
Era notorio que le impedían moverse con más celeridad.
[4] Era una
Dra.  Internacionalista de origen Alemán.  Acompañó durante toda la guerra prestando sus
servicios profesionales con mucha pasión.
[5] Párrafos de
intercambio vía internet tenidos con Benito Chicas “Velis” miembro de la
seguridad de la comandancia y de la seguridad personal de Luisa. Intercambio
tenido el 19 de enero de 2014.

«El Arambalazo»

Por Fidel A. Romero, «Fidel Zarco»

Había sido integrado con Licho para hacer equipo en la coordinación para enfrentar un operativo terrestre poco agresivo al Frente. Nos movíamos entre los cerros Perquín y Gigante. Había una reunión de Comandancia General del FMLN, que no recuerdo cuánto tiempo había durado; aunque sí recuerdo a algunos participantes, como: Shafick, Logan, Leo Cabral, parte del colectivo de Comisión Política del ERP, y otros cuyos nombres no recuerdo. Combates no intensos se habían dado en los alrededores de Perquín y El Gigante. Salimos por La Tejera hasta llegar a Arambala, donde terminaba la reunión de la CG. Habían sacado a Shafick montado en un caballo rumbo al norte de La Unión; llegamos al atardecer; todas las estructuras estaban ubicadas en ese pueblo medio fantasma. Sentía un alivio de las presiones internas del tareísmo interminable al que estaba sometido, cuando llegaba a la comandancia, aparte de las reuniones acostumbradas bastante relajadas que hacíamos con Luisa y Marisol. También disfrutaba de la compañía de Tita, mi eterna compañera sentimental. Éramos desconectados de las áreas de cada quien al momento de compartir tiempo. Eran cortos, pero de calidad esos momentos que esporádicamente teníamos. Luisa era como la facilitadora de esos encuentros al programar sus largas reuniones; a veces paraba diciendo que había personas esperando; lo decía con una sonrisa cómplices y una mirada de soslayo hacia mí. En una ocasión fui sorprendido por Chico Chiquito, cuando buscaba la champita de Tita, en el cerro Pericón. Éste se acercó y dijo:

—¡Ah, eres tú, Fidel! ¿Sabes que este lugar es compartimentado?
—Lo sé, Chiquito.
—¿Por qué estás aquí entonces?
—Luisa me ha autorizado; pero si te molesta mi presencia, puedo salir a dormir fuera del campamento con Tita.
—Si Luisa te ha autorizado, puedes quedarte —consintió Chiquito, quien tenía el buen tino de mortificar con sus actitudes que ponían distancia entre el grupo de CP y el resto. Desde esa ocasión, por lo menos cuando Chiquito “Cicutilla” estaba con Atilio, evité dormir pegado a ellos; salía a dormir a otro lado con mi compañera; avisábamos a la seguridad el lugar por alguna emergencia. Tita siempre cargaba un bolso pesado lleno de cuadernos con los mensajes de cada miembro de la CP. Nuestra relación fue tan correcta que nunca cruzamos la línea de nuestra relación personal para conocer datos que no nos correspondían. Esa noche en Arambala, fuimos a dormir a unas dos cuadras del núcleo de la CP; encontramos una casa destruida; colocamos una puerta de madera como cama; nadie sabía dónde habíamos dormido. A las 5 am cada quien se dirigió a sus tareas, la pila convertida en baño público estaba repleta de clientes, no había espacio para bañarse, las compas de la cocina preguntaron si esperaría el desayuno, sólo llené mi cantimplora de agua para salir con mi radista hacia Joateca. A la altura de El Pinalito, desvío a El Mozote, venía la avispita canechera. Solo se copiaba el “puente”. Pensé en el tumulto de personas que podrían estar en el baño público; se intentó copiar la base para avisar del helicóptero en su dirección, pero nadie contestaba. En menos de un minuto se escucharon los ruidosos roquetazos acompañados del ametrallamiento. Un desigual combate fue iniciado entre los equipos de helicópteros y el C47 con la seguridad de la comandancia en tierra. Ese estruendoso enfrentamiento se prolongó por unas 3 horas; la calle por la que caminábamos hacia Joateca, se convirtió en ruta explorada y controlada por los helicópteros. Hubo necesidad de caminar paralelo a la misma para evitar ser detectado, hasta llegar al campamento de Las Cañas donde estaba Javier, quien fungía de responsable de la zona de Joateca.

Las estaciones enmudecieron, nadie reportaba mensajes; había un silencio que tensionaba y hacía temer lo peor para las estructuras de la comandancia. Pensaba en los riesgos que todos corrían al tener varias unidades de la Fuerza Aérea sobrevolándolos, intentando ablandar y tomar control del lugar para desembarcar sus tropas, cercar y aniquilar. Vino a mi mente la imagen de Tita con su expresión que sustituía las palabras, pero que hacía sentir su amor… nos habíamos despedido con un “hasta luego”; nunca pensaba que la guerra podría separarnos; para ser sinceros, nunca pensaba en la vida o en la muerte; sólo en cómo hacer para encontrar la vía de avanzar en las áreas con el personal que las compartía. Ese día era algo diferente, había un combate prolongado desigual con los medios aéreos, con seguridad había bajas, esperaríamos qué noticias habría a la hora de la transmisión de la RV o las emisoras comerciales locales. Pensando en todo aquello, llego al campamento de Javier quien también estaba ansioso de información sobre el operativo aéreo:

—¿Sabes algo, Fidel?
—Estaba en El Pinalito del desvío de El Mozote cuando inició ese infierno, la calle está siendo controlada por los helicópteros y hemos tenido que caminar algo enmascarados paralelos a la misma, las estaciones no se copian.
—¿Contra quién es ese vergaseo?
—Fíjate que es contra las estructuras de la comandancia que ayer terminaron la reunión de la C.G. Creo que evacuaron a Shafick[1] en un caballo, también al resto. Todo esto me huele mal porque el operativo terrestre ha estado nada agresivo como para distraer, pero estos helicópteros, acompañados de la carreta y C47 han estado como unas 4 horas, es sobre Arambala.
—Sí, ayer pasó por aquí ese señor, y alguien dijo que no aguantaba mucho caminar por sus problemas de salud. Lo bueno es que salió ayer; los que están en Arambala todos están en condiciones de salir dándose verga.
—Eres bien optimista, Javier. A las personas que no tienen roce con el olor a pólvora enemiga, el peligro les hace segregar más adrenalina que lo normal. Espero que hayan todos reaccionado bien. Veremos qué dicen las emisoras comerciales porque así como eso se ha escuchado no creo que la R.V. tenga tiempo de hacer programa y mucho menos transmitir. Yo he venido a reunirme con ustedes, ¿recibiste mi mensaje?
—Sí, los he citado a las 3 de la tarde porque quiero ver si tratamos algo en bilateral antes de iniciar la reunión con el colectivo de esta zona.
—Aún tenemos 3 horas y podemos hablar, pero antes me gustarías que pasaras algún mensaje para prevenir a la gente sobre estos operativos aéreos; así podemos evitar nos sorprendan como a los de Arambala.
—Buena idea, haré el mensaje y lo ves antes de pasarlo —añadió Javier, mientras escribía su mensaje a las estaciones para prevenirlas de posible patrullaje aéreo al Frente; recomendándoles evitar movimientos innecesarios y enmascarar todo lo que podría identificarnos desde el aire. Al terminar dijo:
—Mientras vienen aquellos quiero decirte algo personal, algo que no hay cómo plantearlo en una reunión más grande con esa gente—. Javier estaba dándole vueltas a algo que con seguridad lo tenía preocupado; algo había oído de Marisol sobre su estado anímico no óptimo y para facilitarle le digo:
—Nosotros no somos máquinas, Javier; no tenemos recreos ni diversiones que relajen nuestra condición; sólo tenemos presión y más presión; muchas veces hasta nuestros responsables interpretan en forma diferente lo que nosotros hacemos. Para saber cómo son las cosas, es necesario estar en el lugar o ponerse en los zapatos de uno; todavía no entiendo del todo lo que pasó con Dumas, sus razones para desertar; tampoco entiendo el porqué de algunas indicaciones dadas por la comandancia sin mayor explicación, que parecían ilógicas dado el momento en que querían que se aplicaran. Sin embargo, quien quiere hablar eres tú y yo te estoy contaminando con mis apreciaciones.
—Bueno, yo me quejo del poco espacio para discutir sobre los problemas humanos de la gente. Vos decís que no somos máquinas y esa es la palabra exacta; nosotros nos cansamos; la guerra no salió como se dijo al principio que sólo duraría lo más unos 3 meses, y ya ves, va para más de 5 años. Yo a veces me siento cansado y con una afliccioncita que no puedo explicar, mano. La dirección dice que quizás estoy desmoralizado o ahuevado que lo plantee directamente sin rodeos. Yo estoy convencido de todo lo de la lucha y esa es la razón por qué le he hecho huevos todo este tiempo, pero me preocupa esa falta de fuerza que siento como si se me están acabando; me canso con mayor facilidad, cuando escucho los helicópteros siento grandes palpitaciones y a veces un sudor helado. ¿Crees que es signo de agüevamiento? Hablo con vos porque tú trabajaste de médico al principio y puedes orientarme con tus conocimientos.
—Primero decirte Javier que con la única persona con quien yo hablo y he hablado de esto es con el viejo Federico. Es posible que sea por la afinidad en la profesión, además de haber sido formados como tales en la misma facultad. Los problemas humamos están relacionados con los sentimientos y formas propias de cómo se interpretan las cosas. En el Frente se ven las cosas bastante a rajatabla, blanco o negro. Si no estás energético contento trabajando, pues estás bajo de moral o te estás agüevando, la gente siente esa presión y al final se deserta. Te mencioné a Dumas, tenía un excelente trabajo, pero se fue con su compañera sentimental; no fuimos capaces de darle una orientación adecuada para ambos; yo hablaba con él, pero nunca lo hice con Carmen su compañera; la dirección, se supone que deben pensar en todo, si la guerra se ha prolongado pues es necesario ver las formas de resolver los problemas del estrés acumulado y buscar formas para el esparcimiento diferente al de Los Torogoces o actividades político culturales. Yo para afirmar que vos estas agüevado, tendría que descartar problemas orgánicos de salud, y aun así, tampoco podría porque, como te dije antes, no somos máquinas; te aconsejaría que fueras donde Eduardo el médico, él es el único autorizado para dar un dictamen en salud; podría recomendar que salgas a hacerte algunos exámenes o un chequeo médico completo; podría eso ser aprovechado para un recreo que muy beneficioso sería.
—Me siento mejor después de hablar y oírte; veré qué hago; quizás visite a Eduardo. Ya están los otros; podríamos empezar la reunión del colectivo.
—Decís bien, sólo veremos dos puntos y es lo del operativo aéreo y el trabajo de masas; su participación en actividades en la capital; luego ustedes pueden seguir con los puntos de interés propio de sus zonas. Es bueno que tú des la introducción de la reunión.

Era interesante lo planteado por Javier, sus niveles de presión estaban acabando con su creatividad para empujar el trabajo con su colectivo; habían presiones por la relación con los compas de la RN. La falta de crecimiento del trabajo de masas, la cantidad de desertores que se acumulaban en Calavera y Estancia; algunas bandas que operaban en la zona fronteriza con Honduras, que había sospechas que algunos desmovilizados las integraban, etc. Dio la introducción diciendo:

—Está con nosotros el compañero Fidel, que tiene algunas líneas para que trabajemos en esta zona; están relacionadas con los operativos aéreos que ustedes han escuchado hoy desde temprano de la mañana y sobre el fogueo del trabajo de masas.

Los puntos fueron tratados haciendo énfasis en las medidas para neutralizar los medios aéreos mediante el enmascaramiento de campamentos, caminos y nuestros movimientos, así como también tener plan para combatirlos en casos de desembarcos imprevistos; se les trasladó la experiencia tenida en El Picacho de Torola, etc. Sobre el trabajo de masas también fue tratado la importancia de su fogueo junto a las masas urbanas en su lucha reivindicativa, que había un mutuo potenciamiento al juntar el trabajo rural con el urbano en la lucha reivindicativa. Esta era el primer eslabón para pasar al otro peldaño importantísimo en la lucha política lo cual asignaría un papel más protagónico en empujar el proceso, sacar a las masas de su nivel expectante era fundamental, el ejército guerrillero no era capaz de derrotar militarmente las Fuerzas Armadas del régimen, pero sí podía ser un catalizador para reactivar el movimiento político de masas tan fuertes como en los años 80’s. Al tenerlo de esa forma estaríamos listos para la recta final de la guerra. Hicieron preguntas de cómo hacer para que la gente saliera a esas marchas si no había directivas como en Torola o Perquín. A lo cual se dijo:

—Hay un dicho que he aprendido en la guerra del jefe de la escuela militar que dice: “Despacio porque tenemos prisa”. Si ustedes no participan en esas marchas, no despegarán en insertarlas para que jueguen su papel, la zona se quedará atrás, envíen a la gente de confianza que tenga papeles legales. Estos vendrán a contar a sus vecinos lo que han vivido o visto en San Salvador; enviaré a algunos directivos del PADECOMS para que desde la perspectiva comunal civil, se meta a organizar esos cantones con sus planteamientos autogestionarios; también está el trabajo de las mujeres que pueden generar mínimas estructuras para despegar con la participación local y luego salir a participar solidariamente con el movimiento urbano.

No habían noticias, sólo un programa corto que había transmitido la R.V. en el que hablaban del fallido desembarco en Arambala y algunas cuñas. Hasta entrada la noche que recibimos un mensaje firmado por Luisa: “Fidel arregla en la zona de Javier, tomar medidas con los desplazamientos, los campamentos deben enmascararse, que no sean detectados por los medios aéreos, f. Luisa”. La respuesta era entendida y positiva.

…Testimonio de Tita:


El Arambalazo, como le llamamos a ese día cuando acampábamos en Arambala y ocurrió ese ataque aéreo.

Era temprano en la mañana, después de despedir a Fidel, quien iba rumbo a Joateca por la misma calle que un día antes había cruzado en bestia Shafick, en su camino al exterior, después de una reunión con la comandancia, como a las 7am, en el invierno, no recuerdo exactamente la fecha, pero era ¿agosto-septiembre de 1985…?

Al principio creíamos que los compas habían bajado un helicóptero, porque el helicóptero que le llamábamos “avispita” eran las primeras veces que volaba por la zona y estaba volando bien bajito, pero rápido nos dimos cuenta que era otro tipo de helicóptero más pequeño y tenía capacidad de penetrar en las vaguadas de las quebradas y los ríos en medio de los árboles. Así comenzó ese ataque al puesto de mando y a la Venceremos, que en ese momento estábamos acampados en Arambala. La avispita se movía con gran velocidad y luego venían las avionetas raqueteras “puchampul”, los C47 y los A37, decían que estaban haciendo un ataque de ablandamiento para hacer el desembarco ya fuera en la cancha de Arambala o en el Cerro Pericón. Desde de las 7am aproximadamente que comenzó el hostigamiento con la avispita no paró hasta como a las dos de la tarde que se cerró de nubes el cielo y cyóo una tormenta que duró casi toda la tarde, y era tan fuerte esa tormenta que a pocos metros no se miraba la gente; eso hizo fracasar el desembarco del ejército.

Nosotros los radistas estratégicos como se nos llamaba al equipo que asistíamos a los miembros de la Comandancia con la comunicación, (enviando y recibiendo mensajes en el interior y exterior de país), como rutina al amanecer instalábamos los radios elevando las antenas a través de los árboles y todo los preparativos de papelería y claves para continuar ese trabajo incesante día a día, desde el amanecer hasta media noche, solamente si había sospecha de incursión del ejército y que podríamos ser detectados por la luz de las lámparas de mano parábamos de trabajar al anochecer… Ese día del arambalazo, como de costumbre habíamos instalado los radios y estábamos ya recibiendo y enviando mensajes, cuando alguien de la seguridad de la comandancia gritó “¡Vienen los aviones!” Y otros gritos seguidos dijeron “¡Bajaron un helicóptero!” Pero no se habían oído tiros todavía… Vino el viejo German y gritó: “¡Tita, empaquen todo que vienen los aviones!” En estos momentos no había duda de qué hacer, teníamos mucha velocidad en desempacar y empacar los equipos de comunicación: radios, antenas, y todo el material de trabajo como cuadernos llenos de mensajes – información altamente confidencial de planes estratégico… así estábamos listos en segundos y siguiendo instrucciones de los encargados de la seguridad de la comandancia y ahí estábamos incluidos nosotros los radistas estratégicos por el tipo de trabajo… el punto de reunión para comenzar la retirada era la quebrada de Arambala que estaba ubicada en el extremo nor-oriente del pueblo y donde comienza la elevación de cerro Pericón.


Era un día soleado, había compas bañando en el chorro de la pila pública del pueblo. Los compas de la Radio Venceremos estaban ubicados cerca de la quebrada y nosotros, la estructura de la Comandancia, un poco más adentro del pueblo, siempre en dirección a la quebrada por cualquier emergencia. Eran como a las 9am cuando comenzamos a subir el cerro a campo traviesa, por supuesto buscando la vegetación, el zacate estaba crecido, en la mayor parte del camino nos cubría hasta la cabeza, los aviones no paraban de ametrallar, rocketear y bombardear; los compas habían alcanzado puntos estratégicos para disparar a los aviones. En ese camino encontramos una cerca de maya ciclón que no pudimos pasar; ahí vi a un compa de la RN de nombre Leo Cabral, también queriendo pasar esa cerca.

La retirada fue tan lenta por la intensidad de la aviación, nos movíamos en el avance al compás de los aviones; cuando venían en picada, la fuerza del aire tendía el zacate al suelo y nosotros nos tendíamos en la misma dirección para quedar cubiertos, aun esperábamos para avanzar otro metro cuando venía otra oleada de metralla, rockets y bombas, a veces no estábamos cubiertos y sólo nos quedamos quietos para no ser detectados hasta estar seguros para avanzar y alcanzar la siguiente macoya de zacate o un arbusto para cubrirnos; a media elevación del cerro cruzamos una charralera con espinas de aguja de harra, por evadir las espinas nos metimos en medio de árboles de uvilla que tenían un nido de hormigas negras del tamaño de los zompopos; yo tenía la cara pegada al suelo como queriendo quedarme ahí otro ratito sin moverme… los aviones ya no se oían, los francotiradores habían cesado también, sentí que algo me mordía en el cuello; cuando me toqué sentí y agarré una hormiga que me mordió la mano también; así comencé a arrastrarme para seguir a los compañeros y terminar de sacudirme las hormigas. Cuando estábamos al otro lado de ese lugar montarraloso y espinoso, pero bien agradable por la sombra y la frescura que se sentía, y nos vimos unos con el otro, como pensando pero no decíamos mucho, comenzamos a sospechar y casi a asegurar que habíamos tenidos bajas; no pasaron mucho minutos para saber que Santiago de Radio Venceremos estaba herido; el niño que era uno de los mensajeros de Balta había muerto; uno de los periquitas estaba herido grave; habíamos tenido 8 bajas en total. Esa fue una de la más grande experiencia que tuvimos en ese campamento, pues nunca antes habíamos tenido semejante cosa.
Cerca de las dos de la tarde el cielo fue cubierto por las nubes y cayó una tormenta que duró casi toda la tarde, a pocos metros era difícil la visión, estaba cerrado de agua… no hubo desembarco… Fue como haber ganado en aquella batalla desigual…

Por las cuatro de la tarde estábamos reagrupados en la punta del cerro Pericón, nos trasladamos a las faldas del cerro Gigante, para descansar ahí esa noche y el siguiente día; así como llegamos instalamos los radios para recibir y enviar algunos mensajes urgentes como Atilio había indicado. No recuerdo si hubo comida ese noche; el día siguiente tuvimos algo de comida y la rutina siguió como normal. Cuando fui a enseñar los mensajes temprano en la mañana Luisa dijo: “¡Titinga, ¿qué te pasó?, no te reconocía, tienes inflamada la cara y los ojos!¿qué sentís? ¿Te duele?” Y yo respondí: “¡ah, uhmm… no sé, ayer me picaron las hormigas en el cuello y las manos, siento que algo estorba en los ojos cuando pispileo, y se ve como pelos en el cuaderno cuando estoy escribiendo…” – le vi la cara de compasión pero no había nada que se pudiera hacer de todos modos. El día continuó, los aviones seguían explorando esporádicamente y hubo bombardeo en la tarde; ninguna bomba cayó cerca de notros. Ese día, cayendo la noche, nos movimos a El Tortolico de Torola; ahí llegó Fidel, una semana después, y me dijo: “Cuando iba llegando al río Sapo, se comenzaron a oír los aviones, me quedé observando un rato y yo pensé que serían muchas las bajas”.

Pasaron varios días para regresar al puesto de la dirección. Con grandes medidas de seguridad fui conducido a una zona boscosa por El Tortolico. En pocos días las veredas entre campamentos estaban intransitables, empantanados los senderos. Empezaban los estragos en los pies de los que más se movían de un campamento a otro; los hongos hacían su fiesta en aquellos pies siempre mojados, al igual por los zapatos rotos. Licho, que había permanecido con ellos desde el intento frustrado del desembarco helitransportado en Arambala, observaba aquella situación generalizada en esos campamentos, comentando:

—Mira, Fidel, esta gente tiene una cagazón constante; han quedado aflatados de ese vergaceo. Los combatientes que fueron aguerridos han perdido su reflejo, esta situación debe terminar.
—El susto fue grande, Licho. Tengo curiosidad ¿quién salvó la situación?
—La cosa prácticamente fue sálvense quien pueda. En El Portillón había una M60 que fue la que evitó El desembarco; lo otro fue la tormenta que vino al mediodía; se cerró de nubes y así pudimos subir al Pericón, a lo boscoso. Tuvimos 4 muertos y 5 heridos, entre ellos uno de los pericas, un bicho correíto de nombre Moisés; también Santiago sacó su chasponazo por la garganta. La verdad es que no entiendo cómo es que no tuvimos una masacre. Creo nunca se dieron cuenta de lo que había en ese lugar.
—Es bueno que la gente salga a que les pegue el sol, los pies los tienen muy dañados en estos charcales. Ellos pueden salir y estar en lugares más secos, pero deben hacer liviana la estructura. Hay comunicación por los alambres del carpintero, solo necesitan un Puente y dispersar los campamentos.
—Ya les dije, pero dicen que yo soy machista, hay van a aprender.

Esa situación del arambalazo dejó huellas en las estructuras de la comandancia; hasta entonces aprendieron la lección que habían recetado a la fuerza móvil estratégica al desmontarla y convertirla en unidades pequeñas de expansión. Las estructuras se simplificaron, quedando solo el colectivo de CP con sus asistentes de comunicaciones estratégicas e inteligencia, que también redujeron su personal, un personal logístico mínimo para la cocina. La RV y prensa y propaganda fue dislocada al norte por la montaña con autonomía para sus movimientos y una comunicación directa por las redes del carpintero.
___________________________________________________________________________

[1] Por
mi condición y amistad de Eduardo el médico, quien había sido llamado y puesto
en antecedentes sobre los problemas de salud de Shafick, sabía que era
cardíaco, estaba en constante medicación.