Un Poema de Ernesto «Che» Guevara

España en América


¿Recuerdas, Guatemala,

esos días de julio del año 36?


Claro que sí.


En tu pétreo esqueleto,

en tus venas cantarinas,

en tu cabellera verde,

en tu volcánico seno

lo recuerdas.


Como a mí, con mi memoria de niño

succionando el pasado,

aflora a tu recuerdo invertebrado

de democracia en pañales,

el tableteo lejano de la infamia.


Tus viejos poetas lo recuerdan,

tus jóvenes vates lo adivinan:

en Granada y en la noche sin aurora

el plomo brotaba de las manos

que llorando balas ahogaban

la voz del Rey de los gitanos.


Todos tus cantores lo recuerdan.

Granada, Bananera,

nombres frescos de frutas sacarinas.

Granada, Bananera,

símbolos trágicos del hombre en el ocaso.

Allí, en Europa, los que «tienen

–por eso no lloran–

de plomo las calaveras».

Aquí, en América, los que se venden,

–por lo que den–

al dólar de la frutera.


No pudieron desmenuzar poetas,

pero con granadas abrieron

–como granadas frutas sacarinas–

el pecho de los hijos de tu pueblo.

El delito de ser libres los llevó hasta el cementerio.

El delito de ser hombres los puso entre los

muertos

y los títeres gritaban,

mataban, escarnecían,

con la voz y con la acción

de «mamita compañía».


Castillo Armas aquí

allá se llamó Franco.

Dos nombres y el pueblo ensangrentado,

y un grito que cementa el viejo abrazo.

¿Y Chamberlain, Hitler, Mussolini?

Murieron, mas sus hijos proliferan.

El gran retoño en que perdura el Eje Poemas

es un venerable abuelo de lustrosa calva,

evangélica sentencia y puñal aleve.

Venera antepasados con religiosa unción

y enciende cirios ante el jefe de su clan,

el mítico personaje esclavizador;

el Señor monopolio.


Y Chamberlain, ¿no tuvo hijos?

¡Ay, los tuvo!

Ay, su pútrido esperma

germinó en América.

Vargas y Pinillas se llaman los traidores

que la faz de los pueblos

mancharon de vergüenza.

(No hablemos de Gálvez ni Somoza,

viejos receptáculos de mierda).

En sus manos tienen sangre americana

Y en la cara escupitajo

de los hijos de Brasil, de Colombia,

de Honduras, Nicaragua y Guatemala.

«Anticípole defensa del mundo occidental».

«Jamás olvidaré al glorioso general».


¡Cómo aúllan los chacales en la noche!

¡Cómo azuza el abuelo a sus coyotes!

Mas la historia consumió decenios

enseñando la meta a donde lleva el miedo.


Ni Hitler ni Mussolini tienen tumbas

ni flores que jalonen el recuerdo.

Abre los ojos la mitad del mundo

la otra mitad está despierto.


Guernica, Chiquimula,

bombas que enlazan democracias hermanas.


Hermanas en los muertos inocentes,

hermanas en la sangre derramada,

hermanas en la impotencia desesperada.


Guatemala, tu pueblo despierta

como despertó en Madrid

y, de México a Argentina,

tus latinas hermanas te nombran su adalid.


Guatemala, Guatemala,

¡esperanza de América!


Llama a los pueblos, te dirán «presente».

Juntos castigaremos el puñal atómico

y encenderemos su propio polvorín,

y el continente entero admirará sonriendo

la llamarada roja que esperaba el pueblo.

Ernesto Che Guevara,

Junio de 1954.