Manifiesto del Frente Unido de Acción Revolucionaria


MANIFIESTO DEL FUAR AL PUEBLO SALVADOREÑO

    El golpe del 25 de enero de 1961 cumple este día su segundo aniversario y entra al tercero en un ambiente de aguda y acelerada crisis económica, de negación de los derechos y libertades democráticas y de permanente represión contra los sectores populares.

    La historia de estos dos últimos años ha confirmado plenamente ante los ojos de nuestro pueblo que todos aquellos que elevaron sus voces a favor de la tiranía sosteniendo que bastaría adoptar una nueva Constitución Política para que todos nuestros problemas, como por arte de magia, desaparecerían, estaban totalmente equivocados; y que, por lo tanto, el problema fundamental del país es de cambios estructurales y no de remiendos legales.

    El gobierno de la «nueva era» se ha encargado de comprobarnos con saciedad que nuestros problemas siguen agravándose y que están conduciéndonos a un punto sumamente explosivo.

    Pese a todas las informaciones oficiales acerca de una supuesta recuperación de la economía del país, el espectro descarnado de la miseria, del hambre y de la desocupación, tanto en la ciudad como en el campo, sigue su marcha. Centenares de obreros de empresas industriales han sido echados a la calle y otros centenares más esperan que en los próximos días se les tire también al desempleo. Los obreros que quedan en sus trabajos ven disminuir sus salarios nominales y reales y, a cambio de ello, ven aumentada la intensidad de sus labores, al mismo tiempo que los empresarios rebajan a grados nunca vistos la capacidad de producción de sus fábricas.


    En el campo, la cosa es mucho peor. Los trabajadores agrícolas son súper-explotados: devengan bajísimos salarios y trabajan quincenas (no semanas) sumamente recargados con horas extraordinarias que no se retribuyen.

    Entretanto, el gobierno de la «nueva era» ha aprobado un Código de Trabajo, que, hablando con exactitud, es un código de desocupación, un código anti-obrero, que deja abiertas de par en par las puertas para una ofensiva patronal aplastante contra la clase trabajadora.

    Pero no solo es la clase obrera la que sufre los golpes del gobierno de la «nueva era»: los despidos masivos se hallan, asimismo, en la orden del día en contra de los trabajadores al servicio del Estado, así como la disminución de salarios y de categorías. Hay dos casos patéticos que es imposible dejar de señalar: El primero, es el de los médicos, practicantes y demás personal de centros hospitalarios. A muchos se les ha despedido; a otros se les han cercenado sus sueldos; y no pocos se han visto privados completamente de sus salarios. El segundo, es el de los maestros de instrucción primaria. Se han hecho rebajas sustanciales a sus sueldos y en estos instantes se prepara una ley especial para lanzar a los que hayan cumplido 25 años de servicio entregándoseles una miserable indemnización para el resto de su vida.

    En pocas palabras, son las clases y sectores sociales mayoritarios del pueblo que viven de un salario, las que en primer lugar y con efectos catastróficos, sufren los golpes de la crisis económica. De esta, vale decir, tampoco escapan otros sectores sociales como son los pequeños comerciantes, los pequeños industriales, los artesanos con taller, los pequeños y medianos agricultores, los médicos, los ingenieros y otros profesionales.

    Pero si este es el panorama general que en lo económico presentan las clases populares, por otro lado no es menos cierto que las camarillas de militares aventureros y ambiciosos, traidores a nuestra Patria, así como altos jerarcas civiles del régimen, hacen o aumentan sus fortunas con los dineros del pueblo, con los empréstitos y con las supuestas ayudas del imperialismo norteamericano. En esta forma es como han hecho empresas de autobuses y enormes granjas avícolas y ganaderas. Apoyados en el poder, altos jefes militares también explotan el juego clandestino y la prostitución como negocios floridos.

    Frente al evidente malestar del pueblo y su repudio total a este caos que vivimos, ¿qué hace el gobierno de la «nueva era»? Recrudece sus golpes represivos; fomenta, prepara y dirije grupos de delincuentes a sueldo que se parapetan en el anti-comunismo; y aplasta los derechos y libertades democráticos. En el último año suman más de cien los ciudadanos que fueron extrañados violentamente del país después de arbitrarias capturas; el secuestro de dirigentes políticos y la persecución policial son parte del clima de terror implantado por la tiranía militar, así como el enjuiciamiento arbitrario de 15 reos políticos.

    Frente a la crisis económica que se agudiza y se acelera cada día, ¿cómo actúa el gobierno de la «nueva era»? Además de aumentar la desocupación y la miseria de las masas trabajadoras, deja vía libre a los monopolios norteamericanos para que se adueñen más de nuestro país; sella su adhesión servil y entreguista a los designios neocolonialistas de la Alianza para el Progreso; permite que los «técnicos» yanquis dirijan las oficinas más importantes de la administración pública; y conviene en que agentes de la Agencia Central de Inteligencia del Pentágono, controlen al Ejército que prácticamente ha dejado de ser nacional para transformarse en un apéndice del ejército norteamericano y en cuerpo extranjero de ocupación de nuestra Patria.

    Conciudadanos:

    En el transcurso de los 31 años de tiranía militar y a dos del golpe del 25 de enero de 1961, en lo nacional y en lo internacional se han experimentado cambios radicales que, como jamás en decenios y siglos anteriores, favorecen totalmente la lucha de todas las clases y sectores patrióticos de nuestro pueblo,

    Al llegar a este aniversario negro de la reacción nacional, podemos decir enfáticamente que los sectores populares organizados han logrado ya acumular mucha y valiosa experiencia en un intenso y prolongado combate contra el oscurantismo de las clases dominantes, rabiosamente empeñadas en detener la historia.

    Declaramos con optimismo, que pese al poderío de esas clases la marcha de nuestro pueblo hacia la conquista de su felicidad sigue indetenible. Decimos asimismo que no dudamos un tan solo instante que bajo los golpe de la crisis económica y en los diarios combates que se avecinan, la unidad de nuestro pueblo se consolidará en un amplio frente de todas las clases y sectores patrióticos empeñados en la liberación nacional con respecto al imperialismo, en la eliminación definitiva de los restos feudales y en la edificación de un régimen de gobierno popular.

    En la preparación de la victoria aún nos quedan esfuerzos que empeñar y bastantes obstáculos que vencer. Confiamos en las poderosas fuerzas del Pueblo, para conquistar la liberación de nuestro Pueblo.

¡ABAJO la era de exilios y secuestros!
¡ABAJO la demagogia y el entreguismo!
¡ABAJO los criminales del 25, representados por el déspota Rivera!
¡EL PUEBLO UNIDO VENCERÁ!
 
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL
SAN SALVADOR, ENERO DE 1963.


____________ 

Datos complementarios

1. El 26 de octubre de 1960, un grupo de militares inconformes con el alto mando, entre ellos el Coronel César Yanes Urías, Teniente Coronel Miguel Angel Castillo y el Capitán Mayor Rubén Alfonso Rosales, se aliaron a los movimientos de izquierda entonces liderados por los civiles Ricardo Falla Cáceres, René Fortín Magaña y Fabio Castillo para dirigir el golpe de Estado que derrocó al presidente José María Lemus, sustituyéndolo con una Junta de Gobierno.
 
2. El 25 de enero de 1961 dos militares y tres civiles liderados por el coronel Aníbal Portillo derrocaron a la Junta de Gobierno y se formó el Directorio Cívico-Militar integrado por los coroneles Aníbal Portillo y el también coronel Julio Adalberto Rivera y los civiles Dr. Feliciano Avelar, Dr. José Antonio Rodríguez Porth y el Dr. José Francisco Valiente. Este golpe fue considerado como orquestado por la CIA.

3. El Coronel Julio Adalberto Rivera tomó posesión el 1 de julio de 1962, constituyéndose en el primer presidente surgido del Partido de Conciliación Nacional (PCN). Dicho partido fue fundado por los militares en sustitución de su antiguo instrumento político, el Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD). Bajo el eslogan «Nueva era con Rivera» se aplicaron las medidas políticas y económicas que solventaron la crisis inter-oligárquica, pero que exacerbaron la confrontación social.

4. Antes que se fundara cualquiera de las organizaciones que integraron al FMLN histórico, ya existían por lo menos dos grupos armados en El Salvador, aunque no fueron más allá de las acciones propagandísticas. Estos fueron la Acción Revolucionaria Salvadoreña (ARS) y el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), ambos inspirados en la guerrilla guatemalteca. Lo que posteriormente se denominó «El Grupo» (que después pasó a llamarse ERP) estaba integrado por elementos salvadoreños procedentes de esas dos agrupaciones y algunos guerrilleros de Guatemala.
 


Orígenes Históricos del Ejército Guerrillero

ORIGENES HISTORICOS DEL EJÉRCITO NACIONAL PARA
LA DEMOCRACIA

Por Héctor
Lara

NOTA: Este trabajo fue publicado originalmente en el periódico Venceremos
que se publicaba en el norte del departamento de Morazán.


Por
Ejército Nacional para la Democracia, E.N.D., entendemos la estructura militar
que creó y desarrolló el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional,
FMLN histórico, en el transcurso de la guerra civil salvadoreña, cuyo inicio se ubica
–según el parecer de la mayoría
 en 1980, y cuyo final se concretizó con la
firma de los acuerdos de paz en Chapultepec, México, en diciembre de 1991.
Ejército Nacional para la Democracia se denominó a partir de la campaña militar
insurgente “CASTIGO A LA FUERZA ARMADA ANTIDEMOCRÁTICA” (noviembre de 1990) al
ejército guerrillero del FMLN, el cual efectivamente ya existía como entidad
orgánica, pero no como un ente institucional. Es decir que con la denominación
del Ejército Nacional para la Democracia se inicia el proceso de
institucionalización del aparato militar del FMLN.

La
institucionalización del ejército guerrillero tiene que ver más que todo con
requerimientos planteados en la negociación para terminar con el conflicto
armado; para el FMLN se trataba de un aspecto puramente formal. Se necesitaba
designar “Regiones Militares” para definir los puntos de concentración en el
inminente cese de fuego; era necesario precisar el escalafón de mando en la guerrilla
para considerar algunos beneficios sociales a los combatientes, patrocinados
principalmente por la Organización de las Naciones Unidas. Plantear esto es
necesario para abordar el desarrollo histórico del Ejército Nacional para la
Democracia.

Para
encontrar los orígenes del ejército guerrillero, es preciso ubicar un punto de
despegue histórico del proceso actual de lucha en nuestro país. Al ubicar ese
punto de arranque, debemos tener presente la concatenación de las situaciones
históricas de la confrontación social en general, cuyas raíces se remontan a la
etapa de formación del estado salvadoreño.

El ejército
guerrillero, considerado como tal, saltó al campo de batalla a nivel nacional
el 10 de enero de 1981, ejecutando con relativo éxito la primera maniobra de
importancia estratégica, desde el punto de vista político-militar. Pero tras
esa primera irrupción militarmente articulada, que conmocionó a una parte
importante de la sociedad, encontramos el proceso de constitución de dicho
ejército.

El punto de
despegue del proceso de la lucha que desembocó con la insurgencia armada
podemos ubicarlo en la década de los años sesenta, periodo en el que se produce
un estado de efervescencia social y crisis política, como consecuencia de la
recomposición oligárquica mediante la cual fue impuesto como presidente de la
república el Coronel Julio Adalberto Rivera, designado por el Directorio Cívico
Militar que depuso a la Junta de Gobierno del Coronel Oscar Osorio, quien a su
vez había derrocado (también por golpe de estado) al gobierno del Coronel José
María Lemus, en octubre de 1960.

El Coronel
Julio Adalberto Rivera tomo posesión el 1 de julio de 1962, constituyéndose en
el primer presidente surgido del Partido de Conciliación Nacional, PCN. Dicho
partido fue fundado por los militares en sustitución de su antiguo instrumento
político, el Partido Revolucionario de Unificación Democrática, PRUD. Bajo el
eslogan “Nueva era con Rivera” se aplicaron las medidas políticas y económicas
que solventaron la crisis inter-oligárquica, pero que exacerbaron la
confrontación social.

Durante los
últimos meses del gobierno de Rivera se produjo la llamada Huelga General
Obrera, desencadenada en solidaridad con la huelga de los trabajadores de la
fábrica ACERO, S.A. de Zacatecoluca, en abril de 1967. En octubre del mismo
año, cuando apenas habían transcurrido tres meses de la toma de posesión del
nuevo gobierno del General Fidel Sánchez Hernández, se desarrolló la
movilización y huelga del sector magisterial, aglutinado en ANDES 21 DE JUNIO,
y que tuvo continuidad en diciembre, prolongándose hasta enero de 1968. En el
campo de la lucha popular ambos sucesos revisten importancia significativa para
explicarse el desarrollo posterior de los acontecimientos.

La
represión contra ambos movimientos se ejecutó a través de diferentes medios.
Sin embargo, al calor de las luchas de obreros y maestros se generó la
movilización de otros sectores, como los estudiantes universitarios y de
secundaria, así como la del sector campesino que había estado inhibido desde la
matanza de 1932. En ese periodo surgieron nuevas organizaciones populares, como
la Asociación de Estudiantes de Secundaria, AES, y el Frente de Unidad Popular,
FUP.

Es importante
señalar las influencias externas que alentaron el surgimiento de la lucha
armada en El Salvador. La primera que se debe mencionar es la ola
revolucionaria desencadenada a lo largo y ancho de Latinoamérica luego  del triunfo de la revolución cubana; los
movimientos estudiantiles en Europa y México en 1968; las experiencias de
varios grupos armados en América del Sur y Guatemala, tales como los Tupamaros,
el Ejército Revolucionario del Pueblo de Argentina; Fuerza Argentinas de
Liberación (FAL), Organización Comunista Poder Obrero (OCPO), los Montoneros, y
las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Guatemala.

La influencia
de las organizaciones armadas guatemaltecas es, sin embargo, la más importante
debido a la proximidad geográfica. Antes que se fundara cualquiera de las
organizaciones que integraron al FMLN original, ya existían por lo menos dos
grupos armados en El Salvador, aunque no fueron más allá de las acciones
propagandísticas. Nos referimos a la Acción Revolucionaria Salvadoreña (ARS) y
el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), ambos inspirados en la
guerrilla guatemalteca. Lo que posteriormente se denominó “El Grupo” (que
después pasó a llamarse ERP) estaba integrado por elementos salvadoreños
procedentes de esas dos agrupaciones y algunos guerrilleros de Guatemala.

Posteriormente,
los fundadores de las organizaciones armadas en El Salvador estudiaron las
experiencias de los movimientos de liberación de África y de las guerras
revolucionarias de Vietnam y Corea, asimiladas por Roque Dalton en sus
prolongadas estadías fuera del país.

El General
Fidel Sánchez Hernández heredó de su antecesor Rivera la crisis del Mercado
Común Centroamericano, que fue madurándose hasta el punto que los grandes
empresarios (oligarquías) de Honduras y El Salvador decidieron dirimir sus
diferencias por medio de la fuerza, conduciendo a sus respectivos ejércitos y pueblos
a la ridículamente llamada “Guerra del Fútbol”, también llamada por otros
“Guerra de las Cien Horas”, en julio de 1969. La intromisión, a través de la
Organización de Estados Americanos, OEA, de los Estados Unidos (que siempre ha
tenido mayores intereses económicos en Honduras) cerró el paso a las
pretensiones hegemónicas de los militares y oligarcas salvadoreños, quienes
deseaban expandir el mercado para desplegar un ambicioso plan de
industrialización. Los efectos sociales de esa corta guerra vinieron a
exasperar la crisis interna, que de por sí ya estaba bastante avanzada. Los
oficiales salvadoreños que estuvieron al mando de la expedición regresaron
contentos con el botín, pero los millares de campesinos que fueron expulsados
de Honduras retornaron con las manos vacías a un país que habían abandonado
precisamente por la falta de tierras y empleos.

Fue en este
periodo que el grupo de poder oligarca se planteó la ampliación del aparato
represivo, a través de militares de la talla del Coronel José Alberto Medrano,
vinculado con la CIA, y responsable de la formación ideológica de Roberto
D’abuisson. Medrano fue designado para desempeñar el mando de la Guardia
Nacional, desde donde se encargó de crear la paramilitar Organización
Democrática Nacionalista (ORDEN), que años después le sirvió como base a
D’abuisson para integrar (en combinación con elementos provenientes de los
cuerpos de seguridad), los fatídicos escuadrones de la muerte.

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La
facistización del estado salvadoreño tenía como propósito acabar con toda
posibilidad de crecimiento de la oposición política y anular el descontento de
los sectores populares. Hay que tomar en cuenta que a partir de 1960 surgieron
el PDC (Partido Demócrata Cristiano), el MNR (Movimiento Nacional
Revolucionario) y la UDN (Unión Democrática Nacionalista). Además aparecieron
los grupos cristianos que comenzaron a realizar un paciente trabajo
organizativo en las comunidades marginales urbanas y el campo. A esto debe
agregarse el hecho de que, pese a las elecciones amañadas, la oposición había
conseguido escaños en la Asamblea Legislativa y cada vez aumentaba el número de
las almadías que dejaban de estar bajo el control del partido oficialista.
Desde esa óptica, ORDEN  era entonces
vital para mantener el control de la población rural y acechar el trabajo
organizativo de los opositores.

Poco
después de la “Guerra de las Cien Horas” hizo crisis el Partido Comunista
salvadoreño (PCS) al separárseles un grupo de militantes vinculados con la
Juventud Comunista, quienes propugnaban ya por la lucha armada. Otro grupo de
jóvenes radicalizados de la Juventud Demócrata Cristiana también se pronunciaba
a favor de la toma de las armas. Por otra parte, algunas organizaciones obreras
y estudiantiles ya habían iniciado la creación de algunos grupos de autodefensa
a fin de enfrentar la represión durante las movilizaciones de protesta. Así fue
como en 1970 apareció la bomba molotov y se fundaron las Fuerzas Populares de
Liberación “Farabundo Martí” (FPL). Un año más tarde, en febrero de 1971, “El
Grupo” se atribuyó el secuestro del líder oligarca Ernesto Regalado Dueñas, y
en marzo de 1972 apareció públicamente el Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP).

CONTINUARÁ…