Breve Reseña de «La Ilíada»

 Se considera que La Ilíada fue el primer poema griego en el que se combinaron el ingenio de la trama, la unidad del tema y una delineación fidedigna de los personajes en cada momento del relato. En la obra, Homero trata con héroes magnificentes, pero son humanos con pasiones similares a las de cualquier otro. La Ilíada está escrita en verso hexámetro, establecido como el de la métrica propia de la epopeya antigua.


 Los rasgos que distinguen el estilo de Homero son la claridad, una vigorosidad que hace que los lectores se sientan en presencia de un maestro, y una sencillez que concuerda bien con sus temas sublimes; todo ello manteniendo su fidelidad con la naturaleza. Homero también sorprende al lector con su vasto conocimiento universal. Técnicamente nombra cada parte de un barco con la precisión de un marinero experto; está tan familiarizado con los detalles de un sacrificio como con los del sacerdote que lo oficia; describe una confrontación entre dos guerreros con la precisión de un campeón de esgrima; describe las formas y usos de los palacios como si hubiera nacido y crecido en las cortes de los reyes, y está igualmente familiarizado con los modales del siervo más humilde.

 La Ilíada es un poema épico que consta de 15,693 versos agrupados en veinticuatro cantos que cuenta la historia del asedio de Troya, una ciudad en la costa de Asia. El nombre de la obra se deriva de Ilión, nombre griego de la ciudad de Troya. La causa de la guerra fue la pérfida conducta de Paris, hijo de Príamo, el monarca troyano. Acogido hospitalariamente en la corte de Menelao, rey de Esparta, se fugó con Helena, la esposa de su anfitrión, la más hermosa de las mujeres griegas, y se la llevó a Asia junto con los tesoros de su marido. Para vengar este ultraje, Menelao, apoyado por Néstor, el sabio de Pilos, llamó a los príncipes griegos, reunió una armada de mil barcos, cuyo mando fue conferido a su hermano Agamenón, y zarpó hacia Troya. Esta movilización desató una guerra de diez años, que terminó con la captura de la ciudad mediante la famosa estratagema del caballo gigante de madera, la matanza de Príamo y su familia, y la esclavización de muchos de los troyanos.

 El tema especial de La Ilíada es la cólera del tesaliano Aquiles, el guerrero principal de las fuerzas griegas, y la ocurrencia de este suceso se produce cerca del final de la guerra. Agamenón, obligado a devolver la doncella cautiva Criseida al padre de ella, quien era el sacerdote de Apolo, se apodera de Briseida, una virgen asignada a Aquiles, produciéndose una disputa entre ambos personajes, y resultado de la cual, Aquiles se retira del campamento.

 Los troyanos (o treucos como eran llamados por sus enemigos)redoblan sus esfuerzos envalentonados por su ausencia, a lo que se suma una serie de desgracias para la causa griega; y aunque muchos héroes, superados sólo por Aquiles (tales como Ayax, Odiseo, Menelao y Diomedes), se esfuerzan por cambiar el rumbo de la batalla, el ejército griego siente profundamente la pérdida de su poderoso campeón. Zeus, el supremo de los dioses, se pone del lado de los troyanos; y Héctor, «el del yelmo danzante», hace retroceder a los sitiadores a sus barcos.

 Al final, Aquiles, todavía reacio a unirse a la refriega, permite que Patroclo, su amigo íntimo, guíe a su tribu de mirmidones al rescate. Ataviado con la armadura de su poderoso amigo, Patroclo pone en fuga a los troyanos engañados; pero, al perseguirlos demasiado, recibe de la mano de Héctor una herida mortal. La noticia de la caída de Patroclo llena a Aquiles con sed de venganza. Se efectúa una reconciliación con Agamenón; Aquiles regresa al campo de batalla; el enemigo queda sumido en la confusión; y Héctor, atravesado por su lanza, es arrastrado triunfalmente por las ruedas del carruaje de Aquiles. La ira del héroe griego finalmente se apacigua con el sacrificio de doce prisioneros troyanos en el funeral de Patroclo.

 Con el fin de redimir el cuerpo de su hijo, el viejo Príamo, solo y desarmado, entra en el campamento griego, en donde es bien recibido por Aquiles, que se compadece del afligido suplicante. Príamo cumple su propósito y regresa a Troya con el legado de Héctor, cuyas exequias marcan el final de La Ilíada.

 Aquiles, como figura central del poema, era la personificación de la belleza juvenil y la destreza física del mundo griego. Era valiente, generoso, apasionado, devoto en su amistad pero terrible en su ira implacable, representando así el ideal de la caballerosidad griega. Por su parte, Héctor, el magnánimo héroe troyano, era el tipo de coraje moral y virtud doméstica. Él aparece como el marido afectuoso, el padre amoroso, amable incluso con la desgraciada Helena.