Nivel de Aprobación del Presidente Joe Biden Sigue Cayendo


El nivel de aprobación hacia la gestión del presidente demócrata Joe Biden continúa descendiendo a medida que se aproximan las elecciones de medio mandato. Pese a haber sido electo con el mayor número de votos que jamás haya registrado la historia electoral estadounidense (más de 81 millones), su popularidad (o carencia de ella) está rozando los mismos niveles de su antecesor republicano Donald Trump, considerado uno de los presidentes más antipáticos de Estados Unidos.

Solo el 39% de los adultos estadounidenses aprueba el desempeño de Biden como presidente, según la encuesta que en conjunto han realizado The Associated Press y el National Opinion Research Center, por debajo de las calificaciones negativas del mes anterior.

En general, solo alrededor de 2 de cada 10 adultos dicen que Estados Unidos va en la dirección correcta o que la economía es buena, ambos por debajo de los 3 de 10 del mes anterior. Esas caídas se concentraron entre los demócratas, con solo el 33% dentro del partido del presidente diciendo que el país va en la dirección correcta, frente al 49% en abril.

Un dato que debería ser de particular preocupación para Joe Biden antes de las elecciones de mitad de período, es que su aprobación entre sus correligionarios se sitúa en el 73%, un descenso sustancial desde antes de su presidencia. En las encuestas AP-NORC realizadas en 2021, el índice de aprobación del presidente entre los demócratas nunca cayó por debajo del 82%.

En términos generales, el 45 % de los estadounidenses aprueba el manejo de Biden de la relación de Estados Unidos con Rusia, mientras que el 54 % lo desaprueba. Eso se ha mantenido constante cada mes desde que comenzó la guerra en Ucrania. El setenta y tres por ciento de los demócratas y el 15% de los republicanos lo aprueban. La nueva encuesta muestra que solo el 21% de los estadounidenses dicen tener «mucha confianza» en la capacidad de Joe Biden para manejar la situación en Ucrania; el 39% dice tener «algo de confianza» y el 39% dice que no tiene «casi nada».  

Para nadie que haya seguido el proceso electoral de 2020 es desconocido que Joe Biden era uno de los precandidatos del Partido Demócrata menos respaldado por las bases, y que su triunfo electoral fue el resultado de una alianza muy bien trabajada con los sectores progresistas que no querían una reelección de Donald Trump, cuyo aparato electorero logró movilizar a toda la derecha con el apoyo de los evangélicos. Nadie guardaba expectativas de que Joe Biden traería algún avance en el campo de los intereses populares, ya que él pertenece al sector más reacio del establecimiento político corrupto al servicio de la plutocracia y el globalismo exepcionalista.

Lo que nadie se esperaba es que su llegada a la presidencia traería consigo la masificación de mandatos de confinamiento y vacunación de corte fascista en el marco de la pandemia de la COVID-19, ni mucho menos la insensata escalada belicosa en contra de una potencia nuclear como lo es Rusia, desencadenando con ello una crisis mundial sin precedentes que amenaza la existencia misma de la raza humana, ya que sus descomunales sanciones en conjunto con las de la Unión Europea y Japón, han descalabrado el suministro de productos en muchas direcciones, provocando con ello una situación que podría ser catastrófica para muchos países de África, América y Asia, sobre todo en lo que a alimentos se refiere.

Pese a que al inicio de su gestión el presidente Joe Biden ejecutó algunas medidas positivas, incluyendo el envío de dinero a cada ciudadano necesitado por efectos de la pandemia, la mayoría de sus promesas de campaña no han sido cumplidas. Por otro lado, la obsesión de la dirigencia del Partido Demócrata con el movimiento Woke (que se caracteriza por algunas proposiciones descabelladas), en el que se integran algunos grupos de seudoizquierda, le está causando daño al presidente y a las aspiraciones electorales de muchos candidatos correligionarios, ya que la mayoría del electorado es conservador.

Muchos presagian que los demócratas perderán el control del Congreso en las próximas elecciones de mandato medio. Son pocos los que dudan que Joe Biden perdería la reelección presidencial si las elecciones se llevaran a cabo en este momento; un panorama muy desalentador aún para las personas más optimistas, porque un triunfo republicano tampoco le pude traer beneficio a los sectores oprimidos de la sociedad. Se predice que de producirse ese escenario, se produciría una reversión de conquistas sociales y se establecería un régimen de represalia política.

Por el momento los demócratas no dan indicios de estar preocupados por el futuro electoral de su partido. Parece que han agotado todos los recursos que les quedaban para maniobrar en su confrontación con los republicanos y que los más recalcitrantes, misóginos y supremacistas de entre estos derechistas fortalecerán sus posiciones en el aparato estatal.