El Trumpismo Sufre una Fuerte Derrota en California

El pasado martes 14 del corriente mes, se realizó un evento electoral impulsado por el sector más reacio de la ultraderecha estadounidense en California, el cual se alinea íntegramente con el trumpismo, en un esfuerzo por destituir de su cargo al gobernador demócrata Gavin Newsom. Cuando aún no se conocen los resultados finales, faltando todavía la contabilización de los votos de zonas rurales poco pobladas y el voto por correo enviado el mismo día de la votación, ya es oficial que el proceso de destitución del gobernador fue derrotado. Todas las proyecciones estipulan que más de el 63% de los votantes lo hicieron por el «No» a la remoción de Gavin Newsom, lo que se puede interpretar como un contundente y mayoritario rechazo a las proposiciones del trumpismo plagadas de teorías conspirativas sin ningún fundamento en la realidad hasta llegar a la instigación de la violencia radical como quedó demostrado con el ataque al Capitolio en Washington, DC. Por su parte, el candidato republicano mejor posicionado en la contienda, el ultraderechista afroamericano anfitrión de un programa radial, Larry Elder, repetidor acérrimo de los postulados trumpistas, reconoció su evidente derrota la misma noche del martes, poco después del cierre de los centros de votación.

Con aproximadamente dos tercios de todas las papeletas tabuladas, un poco más de 9.1 millones, el voto «No» superó al voto «Sí» por un margen de 5.8 millones a 3.3 millones. Hubo una oposición abrumadora a la destitución del gobernador en los condados costeros populosos, incluidos Los Ángeles y el Área de la Bahía, con el voto «No» superando el 80 por ciento en los condados de Alameda y San Francisco. El voto por el «Sí» predominó en los condados tradicionalmente republicanos del valle de San Joaquín y en el noreste del estado, donde hay menos población.

En el proceso participaron un total de 46 aspirantes a sustituir al gobernador, incluyendo algunos que se identificaron como socialistas, aunque estos quedaron rezagados al final de las lista de los preferidos por los electores, ya que no contaron con acceso adecuado a los medios de difusión por no poder competir, en términos de financiamiento, con los representantes de los dos partidos tradicionales. La gran mayoría de los que votaron «No» siguieron la recomendación del Partido Demócrata de no votar por ninguno de los candidatos sustitutos, lo que tuvo el efecto de que mientras 9 millones votaron en el proceso, solo 5 millones votaron por los posibles reemplazos. Un total de 175,000 votos fueron para candidatos independientes o partidos no tradicionales.

De los 5 millones de votos emitidos en la elección aprobando la destitución, 3.4 millones fueron para 24 republicanos, de los cuales Larry Elder obtuvo la mayoría, alrededor de 2.4 millones; cerca de 1.4 millones fueron para los nueve candidatos reemplazantes demócratas y el inversionista en bienes raíces Kevin Paffrath, quien financió su propia campaña, y que obtuvo el número más grande en este grupo, alrededor de medio millón de votos. El margen de derrota para la revocatoria fue ligeramente mayor que el margen de victoria de Newsom en las elecciones para gobernador de 2018, cuando derrotó al republicano John Cox por un 62% contra un 38%. Sin embargo, el margen de «No» puede disminuir un poco después de que lleguen las declaraciones tardías de las áreas rurales y se cuenten más boletas que se enviaron por correo el día de la votación, en las se esperaba que predominaran los republicanos.

Algunas conclusiones que se pueden sacar de este costoso proceso, serían:

El trumpismo no tiene chances de ganar terreno en el ámbito político progresista de California. Su máximo representante, Donald Trump, y su ecolalia, resultan demasiado tóxicos para la diversidad multicultural.

La estrategia desarrollada por el equipo Newsom puede resultar muy efectiva en las próximas contiendas electorales a nivel nacional, dependiendo de la región, el electorado y los candidatos escogidos por el Partido Republicano, que por el momento están siendo designados por el mismo Donald Trump en varios estados.

En California, el Partido Republicano en la actualidad está desasociado de la mayoría del electorado y eso anula su posibilidad de presentar una batalla con posibilidades de éxito en una próxima contienda electoral por la gobernación del Estado. Candidatos como Larry Elder son buenos para movilizar a los votantes en contra de su mismo partido.

El gobernador Gavin Newsom fue capaz de derrotar el proceso de destitución porque su equipo de estrategas siguieron al pie de la letra dos principios básicos de toda lucha política: 1. Saber definir al enemigo (contendiente) principal para enfilar hacia allí el ataque; y 2. Saber presentar un frente unificado es determinante. Al haber ubicado al principal contendiente, Larry Elder, dirigiendo toda la ofensiva hacia él, por un lado, y al haber movilizado a parte del liderazgo partidario que representa las diferentes corrientes partidarias, tal como se hizo para derrotar a Donald Trump, demostró su efectividad y que puede ser efectivo en el futuro.

El problema más apremiante para los habitantes de California es la pandemia de la COVID-19. Las personas están hartas de restricciones y mandatos, pero reconocen que el problema está allí y no se va a ir si no se hace algo, y lo que propone la ultraderecha trumpista no es una solución viable. Esto por sobre los también apremiantes problemas del alto costo de la vivienda, el alza de los precios de los productos básicos, los desposeídos, los incendios, que deberían ser enfrentados con mayor resolución y efectividad a partir de esta llamada de atención al gobierno estatal.

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La gráfica que encabeza esta nota ha sido tomada de:
https://calmatters.org/politics/2021/09/california-recall-election-results/