Visita al Norte de Morazán Desde la Zona del Cerro Cacahuatique

Reunión con Jonás, riesgos del camino con sus recompensas esperadas. Abril-Mayo 1989.

Por Fidel A. Romero «Fidel Zarco» 


Alfredo estaba ya adaptado al trabajo de la
zona, todos tenían su plan de trabajo, incluyendo el colectivo militar que
complementaba con el de expansión política. 
El tiempo propicio para viajar al puesto de mando del norte del río a
reunión con el jefe era inmejorable.  Era
una semana la que estaría fuera.  La
caminada era larga, subir parte de la cara sur del cerro, descansar después de
caminar una hora bajando la cara norte, puntos críticos del camino eran
ampliamente conocidos por la unidad de Payín.  Éste fue encontrado en la cúspide, en el cafetal acostumbrado; me
acompañaban Adonay el Carboncito y Luis en aquel viaje.  Esto daba alguna independencia en el
movimiento. Al encontrarnos en aquella noche obscura, Payín dijo después del
acostumbrado apretón de manos:

Tenemos dos alternativas, una es caminar
un poco hasta la escuela, dormir ahí y luego salir tipo 4 de la mañana, para
pasar el río tipo una de la tarde.  El
camino está limpio porque lo acabamos de pasar. La otra es dormir aquí donde
estamos, pero este cafetal es súper helado y nos va a zumbar el
frío, no
dormiremos tranquilos y estaremos desvelados caminando mañana. ¿Qué dice? ¿Cuál
de las dos?

Fíjate Payín que ninguna de las dos propuestas
me parece correcto que hagamos.  Es mejor
que aprovechemos un rato para caminar lo explorado del camino que ustedes
tienen, acampamos en algún monte espeso charraloso cerca de la escuela, cinco
de la mañana nos levantamos y pasamos paralelo al camino de la escuela, a no
ser que tengamos información fresca de alguna base, podríamos caminar por la
calle
.  Payín, ante la penumbra que daba una lámpara
cubierta con una pantalla que filtraba la luz por un punto que hacía verse como
luciérnaga a distancia, sonríe y sube una ceja para luego decir:

Es correcto lo que usted dice, el punto crítico
de esta noche es la escuela, la vimos sin soldados pero nada nos garantiza que
ellos puedan llegar de noche para sorprender a alguien en ese paso, ponen dos
postas de a dos en cada trinchera. 
Caminemos entonces, hay un lugar a 300 metros de la escuela donde
podemos amanecer dormidos sin despertar sospechas de esos hombres, luego
enviaré a un compa a la casa vecina para que nos informen de alguna novedad.

Caminamos un par de horas, bajamos aquel
camino con gran pendiente del terreno, hasta llegar al lugar definido; estuvimos en silencio unos cinco minutos antes de penetrar aquel terreno
breñaloso sin señales de ser transitado; dormimos como troncos; desperté después
de las cinco; todos estaban listos con sus respectivas mochilas, regados sin
hacer bulla.  Payín se acerca y dice:


Anoche nos hubiéramos hartado la que no
queríamos, los soldados acaban de salir de la escuela rumbo a san Simón, la
base vecina nos informó, están preparando el desayuno mientras esos señores se
alejan para ir nosotros cuidándoles la retaguardia por un rato.  El camino estará tranquilo hasta el río.  Se cumple del dicho popular que más sabe el
diablo por viejo que por diablo
.

—¿Por qué no me despertaste?

Somos suficientes para darle seguridad
mientras duerme, aunque tengamos a 300 metros tropa enemiga; pero también, ellos
jamás sospecharán que dormimos aquí.

Gracias, Payín. Necesitaría un café de
altura recién hecho; el café listo me da acidés en mi garganta.

Tendremos buen desayuno con café de
altura; la próxima comida la haremos en Torola. 
Todos saben que usted va a pasar por la noche; mi plan es que lleguemos
al pueblo tipo 5 de la tarde para que tengan tiempo 
de bañar y lavar en la
pila, coman buena cena y duerman en el campamento que tanto lo extraña.

Tienes buen plan, Payín. Veremos si
aguantan mis huesos ese tirón; para caminar soy bueno pero no en estas cuestas
y bajadas.  Al pasar el río todo es
cuesta hasta llegar al volcán Torola; no se si tendré fuerzas suficientes para
hacerlo de un solo tirón.

No tenemos prisa; lo esperan hasta mañana; la indicación que tengo es que garantice su seguridad hasta Torola; luego
enviarán por usted para llevarlo donde está Jonás.

Todos devoramos aquel apetitoso desayuno
con abundantes tortillas recién salidas del comal, acompañadas de frijoles freídos
con crema colada, más terrones de queso fresco, sin faltar el café de altura tibiecito.  Después de satisfacer el duodeno saciando el
apetito, salimos en fila india, con distancia de 10 metros cada uno hasta
llegar al río, cuando el sol recién pasaba del centro de su diurno
recorrido.  Vimos el río Torola como una
serpiente negra a distancia, era preciosa la vista.  Ese Torola que muchas veces embravecido por
lo caudaloso de sus aguas en invierno, parecía una serpiente inofensiva en
verano.  El agua nos cubría arriba de las
rodillas, fue cruzado sin quitarnos los zapatos y sin dificultad, caminamos un
trecho hasta llegar a una casa para tomar agua fresca para luego seguir hasta
el pueblo.  Nunca había sentido esa
cuesta tan difícil, era el cansancio y la sensación de seguridad que todos
sentíamos al cruzar aquella barrera natural del mayor territorio controlado que
la guerrilla disponía.

Río Torola-Morazán.  Foto sacada del Google imagen.

Habían compas bañando en la pila del
pueblo.  Éstos se apresuraron para dejar
espacio a los recién llegados.  A poco
rato de estar en el lugar descansando, llegó Bejuquita con alimentos para
todos, diciendo:

Compa Fidel, esta comida es para los que
acaban de llegar. Dice Arnoldo que lo espera en el campamento para que descanse
esta noche, todos quieren verlo.

Gracias Bejuquita, por ahí les caigo al
anochecer, después que bañe y seque un poco la ropa.

—¿Me prestas tu radista Paíin? Quiero
mantener a Adonay de incógnita en este lugar. 
Necesito pasar un mensaje.  Adonay
lo cifra y tu radista lo pasa.


Por supuesto que puede ocuparlo.  Adonay cifró el mensajito, que decía:

Para Jonás: estoy en Torola, a dónde puedo llegar hoy anocheciendo.  F. Fidel.

El mensaje fue pasado; la respuesta llegó de inmediato en un par de bloques que al transcribirla,  decía:

Pueblo Viejo-Perquín.

La cara de Adonay se puso muy alegre
diciendo:

Yo conozco el lugar, no necesitamos guía,
en tres horas llegamos, solo necesitamos subir la cuesta del volcán que es una
media hora por lo cansado que estamos, luego nos vamos deslizaditos en lo
parejo hasta el erro Buenavista, nos metemos por Cañaveral, y luego en una
subidita está el campamento de la comandancia.

Hablas así porque tienes los pies de
adolescente y alguien te está esperando en la base, ¿no es cierto?
—.  Adonay sonríe para luego decir:

Tengo algo con la Donita. El asunto es que
no sé si en mi ausencia alguien haya ocupado esa posición aprovechando que no
he estado.  Pero a usted también lo están
esperando, ya algo dijeron los de la base, usted no los conoce como se las
ingenian para doble cifrar y pasarse los chambres.

Payín fue informado que nos marcharíamos,
secaríamos la ropa en el camino con el calor del cuerpo; dejamos a Luisito con
la recomendación que estuviera siempre con Arnoldo; pasaríamos por él al
regreso; llegaría a la comandancia solo con Adonay, debido que él formaba
parte de los radistas de la base operativa depositarios de toda confianza y fidelidad.
 

La cuesta del volcán Torola parecía más
empinada que de costumbre; fue el esfuerzo mayor hasta llegar al campamento
indicado.  Adonay se ubicó con los
radistas de la base con la recomendación de no trasmitir, pero que podía ayudar
a cifrar y descifrar.  La cocina estaba
aún abierta, pasamos buscando el acostumbrado café de altura. Toñita dijo con
una sonrisa cómplice:

Esta si es sorpresa Fidel; Tita se pondrá
contentísima, debe estar esperándolo.

Toñita era una compañera muy amigable que
había trabajado largo tiempo en la cocina, sabía todos los secretos de aquella
estructura y cuando encontraba cancha para hablar de amores platónicos, que no
eran muchos, aprovechaba. Veo que fija su mirada en el obscuro camino, viene
una lámpara alumbrando bajito con su pantalla encubridora de la luz brillante,
y exclama:

¡Ve! Ahí viene, no se aguantó y vino a
llevárselo para su champita…

Vea Toñita…¿y usted cómo sabe que no se
aguanta para llevarme a su champita?…, Yo estoy que no me aguanto para ir a
descansar y dormir hasta mañana…, viera como extraño la comodidad de compartir
su lecho.  La tranquilidad que se siente
estar en la profundidad de la retaguardia acompañado de la media naranja,
después de estar ausente por largos 9 meses.

Instintivamente vuelvo a ver donde Toñita
señalaba con su mirada, quedo un poco turbado al ver la silueta que se acerca
hasta distinguir su caminar, su cabello en cola de macho, con su característico movimiento
decorando su cabeza.  Con una muy
recatada y dulce sonrisa ella se acerca mostrando toda la ternura que es capaz
de dar, desde que nos conocimos  y
descubrimos el nexo ancestral que nos unía y que se expresaba en un instante,
en un momento como aquel.

Casi 9 meses de ausencia, escuchando
esporádicamente su voz al transmitir los mensajes diferidos en horas nocturnas
a la estación del cerro Cacahuatique, la idea de hacerlo había sido del
colectivo de comunicaciones estratégicas que se habían puesto de acuerdo, me
gustaba escuchar aquellas transmisiones porque la mayoría de veces era ella
quien lo hacía en forma directa, con su profesionalismo didáctico acostumbrado
al hacer su trabajo con la dedicación y pasión que le imprimía.  Excidio era mi cómplice, más de alguna vez lo
había sorprendido diciéndole todo bien, a lo cual ella respondía con un: sí todo bien, continuemos entonces.  Ya no
tuve oídos para Antonia que se fue replegando disimuladamente, guardando los
últimos trastos de la cocina, entendiendo la magia del momento.

No recuerdo si terminé el tazón de café que
gentilmente Toñita había preparado para los dos recién llegados, pero sí
recuerdo bien la noche soñada que añoraba en la soledad del cerro, que
sublimaba aquellas energías entregándome a un trabajo sin tregua de reuniones y
análisis con los diferentes colectivos.  Amanecí
el día siguiente un poco confuso, no reconocía el lugar, abro mis ojos y reconozco
el lecho, era una puerta de madera que había servido de cama, me incorporo para
cepillar mis dientes y veo que hay un plato con el desayuno y el tazón de
café.  Devoro aquellos con la celeridad
del momento; siento vergüenza por haber amanecido fondeado como borracho de
pueblo.  Termino de calmar el apetito
para presentarme a la champa de trabajo que acostumbraba estar siempre ocupada
por el colectivo de CP con alguna de sus kilométricas reuniones. Ahí estaba Jonás
terminando su desayuno. Al verme dice:

Supe que llegaste anoche, ¿Cómo dormiste?

Para ser franco, he dormido como un tronco,
acabo de despertar, estaba un poco confundido con el lugar hasta que reconocí
la cama de Tita
.  Con una sonrisa cómplice
Jonás continúa diciendo:

Ya me imagino, dormiste como tronco hasta
entrada de la mañana; esa caminada es grosera, solo las ganas de llegar que
tenías hicieron posible que adelantaras una noche.

Lo importante es que ya estamos aquí y
estoy listo para empezar de acuerdo a tus prioridades.

Letra de la Canción Dedicada a Roxana

Esta es la letra original de la canción dedicada a la compañera Roxana, y en ella, a todas las valientes mujeres que participaron en la lucha durante la guerra revolucionaria en El Salvador.

Roxana

Por Yasser

Va cruzando el río la compa Roxana,
con su mochilita
a la espalda ella va;
en sus ojos
brilla la fresca mañana
y con ella brilla
toda la unidad.

Con el camuflaje
parece una rosa
de esas tan
bonitas que hay en Morazán.
Se alegran las
aguas del río Torola,
porque con su
cuerpo se deleitarán.

Rompe los
cristales del río leyenda,
en ella el sol
refleja un nuevo color;
el color intenso
de nuestra bandera
limpia como es
limpia la revolución.

El fusil
terciado y el paso seguro,
es para el
combate que dichosa va.
Es como si fuera
tocando el futuro
con esa sonrisa
de felicidad.

Siempre que la
miro me quedo soñando
con sus ojos
llenos de serenidad;
es porque al
mirarla es como estar mirando
al fin la
victoria con la libertad.



Rompe los
cristales del río leyenda,
en ella el sol
refleja un nuevo color;
el color inntenso
de nuestra bandera
limpia como es
limpia la revolución.




 NOTE IMPORTANTE:

Yasser fue el nombre con el que se me conoció cuando formé parte del Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, con el que firmé poemas canciones y otros escritos durante la guerra.

La Compa Roxana interpretada por Cutumay Camones