Sagitario Solitario

J. M. Vargas Vila

   Porque fui un Sagitario — Solitario;

   y, nadie lidió conmigo los rudos combates que yo lidié…
   y, las piedras de mi honda, y las flechas de mi carcaj, cogidas fueron en los desiertos de la Soledad; y, talladas en ramas arrancadas a los árboles de la Soledad;
   porque solo viví;
   y, solo combatí;
   por eso tengo derecho a llevar solo, el peso de mis derrotas;
   y, solo, debo llevar el Orgullo de mis Victorias.
   Orgullo…
   Victoria…
   ¿qué sentido tienen esas palabras inánimes, cuando se ha pasado ya el meridiano de la Vida, más allá del cual, los vocablos más atrevidos pierden toda sonoridad, y no son sino débiles voces de un Ensueño, que van a morir en las entrañas de otro Ensueño?
   voces de la Vida que se va, dichas al oído de la Muerte que llega…
   miserable diálogo de sombras, inclinadas sobre el río tenebroso de la Eternidad;
   recordar…
   rememorar…
   evocar…
   alfareros a la orilla de las tumbas, empeñados en hacer estatuas de cenizas…
   ¿cómo no nos asombra su miserable fragilidad?…
   cavar en la fosa del pasado…;
   ¿qué vamos a hacer de ese torbellino de polvo, que levantan nuestras manos profanadoras?
   hacemos bustos y medallas, que acaso se harán pedazos entre nuestros dedos, después de haberlos quemado…;
   evoquemos los pálidos espectros, antes de ir a dormir con ellos entre sus mudas legiones;
   hagamos poner de pie, a los muertos aterrados;
   en nombre de la Justicia;
   y, que los legionarios del Crimen oigan el Veredicto de la Historia.

José María Vargas Vila.