Resumen de la obra «La Duquesa de Malfi»

Resumen breve de la obra literaria La Duquesa de Malfi, del dramaturgo inglés de la época jacobina John Webster.


Por Esteban Balmore Cruz

Autor: John Webster (1580-1638)
Tipo de Obra: Drama
Género: Tragedia
Ubicación: Italia, siglo XVI
Estreno: 1613
Personajes principales:
Giovanna, duquesa de Malfi, de firmes convicciones e indoblegable
carácter.
Antonio Bologna, segundo esposo de la duquesa.
Fernando, duque de Calabria, hermano gemelo de Giovanna, lunático y
furibundo.
El cardenal, otro hermano de la duquesa, corrupto y desalmado.
Daniel de Bosola, enigmático personaje, empleado
como espía, calculador y frío, resentido y cínico, verdugo de los hermanos.
Delio, cortesano, amigo entrañable de Antonio.
Cariola, sirvienta fiel de la duquesa Giovanna.
Castracio, viejo elemento de la “nobleza”, casado con Julia, una
mujer mucho más joven que él.
Marqués de Pescara, un cortesano.
Conde Malateste, frecuentador de la corte del cardenal.
Julia, esposa de Castracio y amante secreta del cardenal.

Resumen breve



Viuda, pero aún joven y atractiva, la duquesa
de Malfi decide casarse a escondidas con el administrador de su hacienda,
Antonio Bologna, un hombre honesto y eficiente, aunque de origen pobre; siendo
este hecho del conocimiento únicamente de su fiel sirvienta, Cariola.  El motivo del secreto de esta unión es la
férrea oposición que la
 duquesa enfrenta por
parte de sus dos hermanos, un cardenal radicado en Roma, y Fernando, duque de
Calabria, quienes amenazadoramente le habían exigido no casarse otra vez, ya
que secretamente planeaban heredar el título y propiedades de la dama, y no
deseaban emparentar su familia con alguien que ellos consideraban de clase
inferior. Para estar al tanto de los movimientos de ella, el duque se las
ingenia para infiltrar en su residencia un espía, el enigmático Daniel de Bosola,
como jefe de la caballeriza.

Un
hijo nació de esa unión oculta, y el feliz padre desafortunadamente escribió el
horóscopo del natalicio según la costumbre antigua, siguiendo las reglas de la
astrología, extraviando el manuscrito, que fue encontrado por Bosola, quien de
ese modo supo sobre el hijo de la duquesa, enviando de inmediato una carta a
Roma para informar a los hermanos. El duque enfurecido juró que sólo la sangre de
su hermana podría saciar su ira y amenazó con que una vez que supiera con
certeza quién era el amante, estaría satisfecho solamente con la ruina completa
de ella.

Pasó
el tiempo y la duquesa procreó con su esposo dos hijos más, un segundo varón y
una hembra. Antonio, habiéndole confiado a su amigo Delio los detalles de su
relación, le confesó a éste que estaba preocupado porque el duque Fernando se mostraba
muy tranquilo al respecto, y porque los habitantes de Malfi, no estando
informados del matrimonio de la duquesa, la llamaban “ramera”. El duque  había llegado a Malfi para proponerle a su
hermana al conde Malateste como segundo esposo, pero ella rechazó la
proposición. Entretanto, Bosola no había podido descubrir quién era el padre de
los  hijos de la duquesa.

Impaciente
con su espía, Fernando decidió seguir un rumbo más intrépido, determinando
entrar a la estancia privada de la duquesa para forzar una confesión de ella. Y
esa noche, utilizando una llave que Bosola había conseguido furtivamente, el
duque entró a su dormitorio, y bajo amenazas, ella confesó su segundo
matrimonio, pero no reveló la identidad de su esposo. Después que el duque hubo
salido de la habitación, ella llamó a Antonio y Cariola, y juntos planearon la
huida de su esposo  antes de que el
secreto fuera del conocimiento de sus hermanos. El plan consistía en hacer creer
a los demás que Antonio había malversado finanzas, por lo que debía ser
expulsado de Malfi, con el objeto de proteger la vida de ambos.

La
duquesa, en presencia de Bosola y los oficiales de su guardia, acusó a Antonio
de malversación y lo desterró, y él salió rumbo a Ancona, donde habían planeado
que su esposa, hijos y Cariola, se le unirían más tarde. En una conversación posterior
con la duquesa, el engañado Bosola confirmó su convicción en la honradez de
Antonio, logrando con esto que ella le confiara el secreto de su matrimonio, al
mismo tiempo que le pidió llevar joyas y dinero a su marido en Ancona. El
espía, en tanto, le aconsejó hacer su salida de la corte hacia Ancona más
decente, viajando por el Santuario de Loreto, para que la huida pareciera una
peregrinación religiosa; luego de lo cual él viajó de inmediato a Roma, donde reveló
los planes de Antonio y la duquesa al duque Fernando y el cardenal. Haciendo
uso de su poderosa influencia, el maléfico prelado arregló el destierro de los
fugitivos de Ancona.

Regresando
de Roma, Bosola se reunió con la desafortunada pareja cerca de Loreto, trayendo
una carta del duque Fernando en la que requería que Antonio se presentara ante
él, en vista de que ya era de su conocimiento lo del matrimonio; pero Antonio
se negó, y en vez de viajar a Roma, escapó llevándose a su hijo mayor a la
ciudad de Milán. Después de esto, Bosola condujo a la duquesa (junto con sus otros
dos hijos y sirvienta) de regreso a su palacio en Malfi,  en calidad de prisionera, por orden del lunático
Fernando.

En
duque visitó otra vez a su acongojada hermana en la penumbra de su cámara, poniéndole
en sus manos lo que en apariencia era la mano de un muerto, como queriendo
implicar que era del cadáver de Antonio. Más tarde, Bosola, siguiendo
instrucciones de su desquiciado jefe, ingresó a la habitación y estranguló a la
duquesa, quien recibió su muerte con dignidad y resignación. También Cariola y
los niños fueron estrangulados. Después del grotesco hecho, Bosola exigió al duque
Fernando su recompensa, pero éste, de manera sarcástica le contestó que la
única recompensa por un crimen era el perdón.

Después
de algún tiempo, en Milán, Antonio planeó visitar durante la noche en su
aposento al cardenal, para intentar una reconciliación con ambos hermanos, habiendo
escogido acercarse al cardenal porque era de su conocimiento que el duque
Fernando había enloquecido después de haber causado el asesinato de la duquesa,
desconociendo que el jerarca religioso había ordenado a Bosola esa misma tarde
para buscarlo y asesinarlo, dado que ya era conocido que él se ocultaba en
Milán. No obstante, durante el encuentro en que el cardenal había ordenado la
búsqueda y asesinato de Antonio, Bosola acusó al cardenal de haber diseñado el
asesinato de la duquesa y pidió su recompensa; pero la recompensa le fue negada,
y el espía había determinado firmemente en su interior unir fuerzas con Antonio
para vengar la muerte de Giovanna.

Pero
esa fatídica noche todos los planes se malograron. En la oscuridad Bosola
accidentalmente asesinó a Antonio, pensando que era el cardenal. Pero momentos
después el burlado espía apuñaló al cardenal, dándole muerte; y él, a su vez,
fue apuñalado por el duque Fernando, quien se había precipitado en la habitación.
En su agonía, haciendo su último esfuerzo, Bosola acuchilló al duque y ambos
murieron. Los guardias irrumpieron en los aposentos para descubrir los cadáveres,
y en la confusión de lo sucedido, un cortesano trajo al joven hijo de la
duquesa de Malfi y Antonio, el único sobreviviente de la familia que había sido
llevado a Milán por su fallecido padre, y fue proclamado en el acto el nuevo gobernante
y dueño de las tierras y otros bienes que habían pertenecido a su desdichada madre
y sus ambiciosos y despiadaos tíos.