La Verdadera Oración del Puro


Desconozco cual sea el estado actual de las supersticiones y creencias de la gente en la tierra donde nací y me desarrollé en parte, por lo cual no me atrevería a decir que sean las mismas que existían cuando yo era un niño, aunque por lo que puedo percibir a través del intercambio en las denominadas redes sociales de internet, no ha habido mucho cambio. Esto lo menciono porque la oración que comparto ahora aquí era muy requerida por amantes desesperados en todo el país, y no eran pocas las personas que pagaban dinero para obtenerla y estaban dispuestas a hacer el «conjuro», pese a estar vinculada al mero Satanás. Aclaro de anticipado que personalmente no creo en ninguna cosa que tenga que ver con lo sobrenatural, y al publicar aquí esta «Oración del Puro», mi objetivo es más bien contribuir con el silencioso combate contra las creencias y supersticiones ridículas y absurdas. Pero quien desee experimentar que lo haga.


En el pueblo donde nací y pasé parte de mi infancia, vivía una persona a que todos llamaban «Mago», quien tenía la reputación de poseer dones especiales que le permitían ayudar a personas necesitadas en asuntos de amor, pérdidas materiales, sanación de maleficios y otros relacionados. Este hombre en su juventud había sido maestro rural, era viudo, alcohólico pacífico y se refería a sí mismo como «espiritista». El Mago no cobraba por sus servicios, pero aceptaba las contribuciones que sus clientes le proporcionaban, cada quien de acuerdo a su capacidad económica. Nunca se supo de alguien que se haya quejado de haber sido engañado, estafado o defraudado por el «Mago», y cuando murió en 1977, su velación y entierro fueron de los más concurridos en ese pueblo.

El «Mago», además, podía realizar trucos con las cartas; hacer desaparecer y reaparecer objetos ante la vista de sus clientes; presentar imágenes en «espejos mágicos», revelar escritura oculta en papel blanco; y una vez presentó un acto público en el que alguien de la audiencia le disparó con una escopeta a la cabeza, mientras él estaba en el escenario, y extrajo la bala de su boca. Él decía conocer tanto la magia blanca como la magia negra, pero que su práctica estaba fuera de estas dos, puesto que lo que realizaba lo hacía en base a un don especial que Dios le había proporcionado, y que esas dos disciplinas satánicas las había estudiado para conocer y poder enfrentar a quienes obraban con ellas.

El Mago de Lolotique era bastante apreciado por los habitantes del pueblo, puesto que a nadie le negaba lo que le solicitaba si estaba a su alcance, particularmente en lo relacionado con su conocimiento. De modo que se sabía que la «Oración del Puro» que unos pocos conocían, había sido obtenida de alguno de sus libros, entre los que estaban La Magia Suprema Negra, Roja e Infernal de un supuesto Jonás Sufurino, y el célebre Libro de San Cipriano. Desconozco de cuál libro procede la oración, de la que existen diferentes versiones, pero la que aquí se reproduce es la que era conocida en varios países de Centroamérica. La oración es precedida de instrucciones que indican cómo preparar el puro, su conjuración y el modo de realizarla y cómo interpretar las señales derivadas al fumar el tabaco. De acuerdo con las instrucciones que debía seguir la persona interesada, antes de comenzar hay que conjurar el cigarro y los 7 alfileres, dándoles tres vueltas, primero al derecho y enseguida al revés, clavando los alfileres en el centro y alrededor del puro, el cual debe encenderse por el extremo por el que se fuma, es decir, al lado contrario de dónde se enciende. El puro debe dejarse oculto en el lugar en que se hace la oración, en día viernes a las doce de la noche, y debe repetirse por otros dos viernes seguidos. La persona que hace esto debe estar sola y hacerlo (como todas las cosas mágicas) con mucha fe.

Oración del Puro

(Al hacer esta oración, el creyente debe frotarse con «agua de florida» y encender una vela roja y otra amarilla).

Yo te conjuro puro, en el nombre de Satanás, Luzbel y Lucifer. Alfiler, alfiler, alfiler, por las virtudes que tú tienes y las de tu amigo Diego, haced que ___________ sienta amor y desesperación por mi, que no tenga sosiego, ni pensando, ni comiendo, ni con amigos, ni con mujeres. Santa María, reina de maravillas, que en la ciudad de Mangle no haya un caballero que quebrante. Que perros ladren, gatos maúllen, niños lloren, y así como venciste el corazón de tu padre y de tu madre, así has de vencer el de ___________ por mi, que yo iré cantando por todas las regiones hasta la séptima región, y todas las oraciones que he rezado son recomendadas al Diablo, Satanás y Luzbel, y aunque le ponga agua al Diablo se ha de desesperar por mi.


De más está decir que conocí a una persona que llevó a cabo este absurdo; me consta porque le acompañé cuando adquirió todos los materiales (puro, ruda, alfileres, agua florida, ect.) y fui con él al lugar desolado donde la hizo, retirándome un poco antes de la hora señalada, y pese a que siguió las instrucciones al pie de la letra con mucho ahínco, no obtuvo ningún resultado. Mi único interés en el asunto —a esa edad— era divertirme, y corroborar la ineficacia de semejante insensatez. Él decía que había fallado por mi presencia cercana.

Enlace relacionado: